¿Cuáles son las características que debe tener un Gran Turismo? Cuando se piensa en las posibles respuestas a esta pregunta, la imagen más común es de un Aston Martin, con esa elegancia deportiva que solo parecen saber ofrecer en la firma británica. Pero en la década de los 90, Ferrari se atrevió a crear un rival directo para esos GT por antonomasia, un modelo dibujado en Pininfarina y recordado como el “primer Ferrari del Siglo XXI”, que recibía el nombre de Ferrari 456 GT.
Era el año 1992, concretamente el mes de septiembre, cuando la firma italiana anunció la llegada de un 2+2 con motor V12, después de tres años sin contar con algo similar en la gama. Dicho anuncio se hizo aprovechando el 40 aniversario del que era, por aquel entonces, el concesionario Ferrari en Bélgica, aunque el modelo se presentó al mes siguiente en París. La celebración del aniversario de aquel concesionario, Garage Francorchamps, el nuevo Gran Turismo salido de Maranello también se presentó en el Palacio del Cincuentenario, en el centro de Bruselas.
El Ferrari 456 GT era un 2+2 con motor V12, que llegó tras tres años sin contar con algo similar en la gama
Se mantuvo a la venta desde 1992 hasta el año 2003, recibiendo una modificación a mitad de vida comercial, de donde surgió el Ferrari 456M GT, que a su vez dio lugar al Ferrari 456M GTA, que montaba un cambio automático de cuatro relaciones. Se fabricaron más de 3.000 unidades y aunque es un modelo realmente interesante y sumamente atractivo estéticamente, es uno de los modelos del Cavallino más infravalorados.
En busca de nuevos clientes
A comienzos de los años 90, Ferrari quería ampliar la gama y rentabilizar mejor todos sus productos. Hasta el momento, siempre había dado prioridad a los biplaza de altas prestaciones y diseño superdeportivo, con alguna excepción como la saga de los Ferrari 400, 400i y 412i, por poner unos ejemplos. Cuando se puso en circulación, la gama de la marca estaba compuesta por el Ferrari 348, el Mondial T y el Ferrari 512 TR, y los dejó a todos anticuados casi desde el primer momento.
Pininfarina había creado un vehículo que ofrecía una elegancia con cierta garra, con volúmenes bien definidos y equilibrados, huyendo de artificios o complicaciones que al final afean el resultado y que no soportan bien el paso del tiempo. El Ferrari 456 GT tenía una imagen que quedaba perfectamente bien a la puerta del PUB de moda, aparcado en el campo de golf más popular de la “jet set”, pero al mismo tiempo no desentonaba cruzando la trasera a la salida de una curva o quemando gasolina en la carretera más retorcida. Una cualidad que no ha tenido, por ejemplo, el Ferrari 612 Scaglietti, el cual ofrecía una elegancia superlativa, pero adolecía de cierta falta de garra. El Scaglietti era un Gran Turismo en toda regla, pero el 456 GT podía pasar por un deportivo.
Es más, bajo el traje que habían imaginado en Pininfarina, había un chasis tubular de acero y no un monocasco de acero prensado como el que usaba el Ferrari 348. Una solución muy tradicional, que en Ferrari dominaban desde hacía décadas y que permitió crear un Gran Turismo con el comportamiento que se espera de todo automóvil con el Cavallino rampante adornando su carrocería. A ello también ayudó el esquema de las suspensiones, independiente en los dos ejes, con brazos de longitud desigual, amortiguadores de gas y barras estabilizadoras tanto delante como detrás.
La idea que había en Maranello cuando se comenzó a trabajar en el 456 GT, era la de abrir una puerta para otro tipo de clientes que no era el habitual en la marca, gente acostumbrada al lujo, al confort y a la calidad, pero deseosas de tener buenas prestaciones, una presencia impactante y mucha potencia bajo el pie derecho. No obstante, no faltaron las críticas a la marca por dar vida al 456 GT, un coche que se salía de lo que estaba haciendo la marca hasta ese momento, olvidándose por completo de los anteriores 2+2 que habían llevado el famoso caballo “de manos” que sirve de logotipo a la marca.
Aerodinámica y propulsor V12, una gran combinación
Por aquellos años, Ferrari y Pininfarina empezaban a trabajar sus diseños con la aerodinámica en mente, para potenciar tanto la velocidad como la estabilidad a ritmos elevados. Pininfarina implementó sus conocimientos colocando una pequeña ala en el paragolpes delantero casi imperceptible (estaba muy integrada en el diseño y no destacaba nada) y otra ala en la tapa del maletero activada electrónicamente (y además, adaptativa según la velocidad). No se puede pasar por alto su frontal con faros retráctiles, siempre fascinantes en cualquier modelo y actualmente prohibidos por normativa (en realidad no están prohibidos, pero la normativa de atropellos impide poner algo así en el frontal).
Muchos, incluso Ferrari, lo consideraron un reflejo moderno del genial Ferrari 365 GTB/4, conocido como “Daytona”, tanto por su largo morro y por algunas soluciones en el frontal, como por la silueta y las soluciones de diseño empleadas en la zaga. Y ya que hablamos de su parte trasera, destacar que es una de las más elegantes que ha tenido un Ferrari.
Pero lo mejor estaba bajo ese largo frontal, colocado ligeramente retrasado (posición central delantera), para mejorar el reparto de pesos, había un V12 de 5.5 litros completamente nuevo, de hecho, era el primer V12 totalmente nuevo en dos décadas. Con un ángulo entre bancadas de 65º, además de suponer el regreso a la antigua designación de la marca (el número 456 era el cubicaje aproximado de cada cilindro) con una cilindrada total de 5.474 centímetros cúbicos, culatas de cuatro válvulas por cilindro, doble árbol de levas por bancada y cárter seco.
Bloque, culatas y cárter, así como diferentes piezas adicionales, se fabricaban con aleación ligera. Las camisas se trataban con nikasil y el sistema de gestión del motor corría a cargo de un Bosch Motronic 2.7 que pasó a ser un Motronic 5.2 en 1996. La potencia llegada a los 442 CV a 6.200 rpm, mientras que el par ascendía hasta los 550 Nm a 4.500 revoluciones. Son cifras de respeto incluso hoy día, aunque en su momento suponían que el Ferrari 456 GT se colocaba en lo más alto del segmento GT de altos vuelos. Por ejemplo, Aston Martin tenía el catálogo el Virage (se fabricó hasta 1996), que no pasaba de 330 CV en sus primeras unidades (luego llegó a los 600 CV con el V8 Vantage posterior) y Porsche tenía el sensacional 928, con sus 450 CV extraídos de un V8, aunque en este caso su talante y su diseño se alejaban del 456 GT.
Una de las características más interesantes del Ferrari 456 GT y del posterior 456M GT, era el empleo de una caja de cambios manual de seis relaciones desde el primer momento, en la más pura tradición de la firma italiana pero la primera vez que se usaba un cambio con seis marchas. No obstante, en 1996, apareció el Ferrari 456M GTA, con cambio automático.
No era un coche ligero, como cualquier otro Gran Turismo de su época o incluso de la actual, arrojando sobre la báscula 1.690 kilos en seco. Sin embargo, podía superar los 300 km/h y completar el sprint desde parado en 5,2 segundos. Para más inri, el 0-400 metros se completaba en 13,3 segundos y el kilómetro con salida parada en 23,3 segundos.
Recibe cada semana una selección de nuestros mejores artículos suscribiéndote a nuestra newsletter.