
Los roadster tienen un encanto especial. Coches totalmente lúdicos, sin ningún atisbo de ser prácticos o versátiles y cuyo único objetivo es ser, básicamente, un juguete para mayores. Si además, se adorna con un diseño con personalidad y se presenta con un personaje como el agente secreto más famoso del cine, James Bond, a sus mandos, la cosa se torna más interesante.
Así lo debieron pensar en BMW cuando lanzaron al mercado el BMW Z3 en 1995, un roadster que se convirtió inmediatamente en un auténtico éxito de ventas. Han pasado 25 años y el Z3 sigue siendo recordado como el BMW de James Bond, no en balde, fue la primera vez que el famoso agente 007 no conducía un automóvil británico (por lo general, un Aston Martin).
El BMW Z3 es un clásico casi desde el mismo día que su presentación, algo que no ha logrado ninguna de las generaciones posteriores del BMW Z4. Su diseño, con el morro muy largo y ligeramente curvado en el frente, su corta batalla y sus mínimos voladizos, los asientos colocados a ras de suelo y casi sobre el eje trasero… todo en el BMW Z3 estaba pensado para llamar la atención y para ofrecer máximas sensaciones al volante. Es el típico automóvil con el que no hace falta ir deprisa para disfrutar a sus mandos.
Diseñado por un japonés, configurado casi con retales
Fue un japonés, Joji Nagashima, quien se encargó de dibujar sus líneas (también fue el responsable del BMW Serie 5 e39 y del BMW Serie 3 e90) y logró un equilibrio de formas y una personalidad que ha hecho del modelo un coche casi de culto. Eso, por supuesto, sin contar con su comportamiento en carretera y obviamente, el hecho de ser un BMW. Su éxito fue tal, que en 1999 ya había circulando por el mundo casi 170.000 unidades.
Sin embargo, lo más curioso del BMW Z3 no es su diseño o la gama de versiones, coronada por el fantástico y delicado BMW Z3 M de 321 CV, si no por su concepción. Su desarrollo se llevó a cabo haciendo uso, al máximo, del banco de órganos de la marca, logrando unos costes relativamente contenidos y que también existiera recambio más que de sobra para su mantenimiento. Incluso se aprovecharon elementos descatalogados ya en aquel momento.
Así, el BMW Z3 empleaba los motores del BMW Serie 3 e36, que estaba al final de su vida comercial, mientras que el eje trasero era originario del BMW Serie e30, junto a algunos elementos del eje delantero que se combinaban con otros procedentes del e36. La plataforma era la del BMW Serie 3 Compact e36. El objetivo inicial de la marca era, claramente, el Mazda MX-5 y no se tenía intención de ofrecer versiones que superaran en exceso los 150 CV. Por eso, una de las versiones más deseadas y equilibradas es el BMW Z3 2.8, con el motor de seis cilindros y 193 CV.
La gama del Z3, finalmente, fue más allá por simple y pura demanda. Los usuarios querían más y la marca se lo concedió. El problema fue que su eje trasero, totalmente superado en cuanto a diseño, era incapaz de digerir los envites del bloque S50B32, el mismo que usaba el BMW M3 e36.
Con el restyling sufrido en 1999 trajo nuevos motores, junto a pequeños detalles para pulir todos los fallos que pudiera tener. Lo típico, vamos. Desde entonces, desapareció el motor de 115 CV y en su lugar se puso el 1.9 de 117 CV, junto al 2.0 de seis cilindros con 150 CV (una de las versiones más equilibradas en cuanto a prestaciones y diversión al volante). También apareció el 3.0 también con seis cilindros y 231 CV.
Finalmente, salieron de la línea de montaje situada en Spartanburg, en Carolina del Sur, Estados Unidos, 297.087 unidades entre 1995 y 2002. Un éxito enorme para un modelo como este.
BMW Z3 Coupé, inesperado y polémico coupé
El BMW Z3 fue el roadster de mayor éxito en la historia de la firma bávara. Estuvo en producción siete años y se alcanzaron cerca de 300.000 ejemplares. Es tremendamente sencillo encontrar unidades a la venta, aunque su gran producción y su popularidad han provocado que algunas unidades hayan tenido una vida “complicada”.
Ocurre lo mismo que con el hipotético rival, el Mazda MX-5, su popularidad y disponibilidad es tan elevada que encontrar unidades en buen estado requiere de paciencia y dinero, pues no son baratos. Sobre todo los Z3 M, de los que se hicieron muy pocas unidades. Quizá te resulte extraño que lo enfrentemos con el Miata, pero en realidad, el BMW Z3 nació con la intención de rivalizar con el japonés en el mercado norteamericano y no se tenía intención, como ya se ha comentado, de ofrecer versiones muy potentes.
Por eso también es el primer BMW que no se fabrica en Alemania, sino en su principal mercado, recibiendo algunas críticas en su momento por determinados detalles de acabado, por debajo de los BMW alemanes.
Sin embargo, si hablamos de complicaciones para encontrar una buena unidad, deberíamos centrarnos más en el BMW Z3 Coupé. Cuando apareció en 1998 nadie lo esperaba y fue toda una bomba. Hacía más de medio siglo que la marca alemana no ofrecía un coche así, mucho menos con un diseño tan británico como es un “shooting brake”. De hecho, esa característica fue la que más críticas suscitó, tanto buenas como malas.
Visto de perfil, el BMW Z3 Coupé tienes unos volúmenes extremadamente marcados, con un largo y bajo capó (ocupa más de un tercio de la longitud total) y una cabina muy retrasada y casi cuadrada. Mantenía la configuración del roadster, con los asientos muy cerca del suelo y casi encima del eje trasero, no en balde, todo es compartido con el roadster a excepción de parte de la carrocería. Fue un diseño que causó mucho debate y que todavía sigue teniendo claros amantes y detractores.
Diferente carácter para cada uno, diferentes clientes
Cuando el coupé llegó al mercado, el roadster ya se había ganado a la clientela y a la prensa. Lo más alabado del modelo era su comportamiento en carretera y su diseño, pero también se criticó durante todo el tiempo que estuvo a la venta, que montará una luneta trasera de plástico y ni una de vidrio. Suponía un detalle que empobrecía el aspecto la sensación general del coche, junto a la falta de regulación del volante.
Son cosas que se podían trasladar al coupé, aunque añadía otras cuantas más. El roadster y el coupé, aunque iguales (entiéndase la comparación), tenían una personalidad muy marcada y diferente. El roadster, como buen descapotable biplaza, era todo sensaciones y primaba el disfrute sobre las prestaciones. En el caso del coupé, era casi al contrario. El coupé era más deportivo, aunque parece ser que no era del todo “redondo”. Se criticó el tacto de la dirección y lo delicado que resultaba cuando se circulaba a buena velocidad en ciertos tipos de carreteras.
Esas reacciones delicadas se acrecentaban con el BMW Z3 M de 321 CV. Era una bestia, un coche muy deportivo y apasionante de conducir, pero especialmente delicado cuando no se hacían bien las cosas y las condiciones de circulación no eran las mejores. El resto de la gama no era tan delicada, aunque tampoco era un coche de novatos, porque el BMW Z3 Coupé sólo se comercializó con los motores de seis cilindros, es decir, con el 2.8 de 193 CV y el 3.0 de 231 CV.
Y ya que se menciona el Z3 M, hay que decir que tanto el coupé como el roadster se fabricaban en Alemania, en los talleres de Munich, en lugar de salir del Spartanburg, en Estados Unidos. Es más, las versiones M no estaban planeadas para el Z3, cuando se diseñó se tenía previsto que fuera un coche de poco volumen de ventas, un coche de capricho para una clientela muy determinada, pero acabó siendo un éxito sin precedentes en un coche así y los usuarios no dejaban de reclamar más potencia.
La marca decidió cumplir las exigencias de los clientes, al fin y al cabo, eran ellos los que pagaban. Así que se pusieron a trabajar y al igual que ocurrió con la concepción del BMW Z3, para los M recurrieron al banco de órganos de la marca. Optaron por el bloque de seis cilindros y 3,2 litros del BMW M3 e36, junto al diferencial de deslizamiento limitado trasero, convirtiéndose en uno de los deportivos más radicales que había fabricado la marca. Eran 321 CV en un modelo muy corto entre ejes, un tren trasero no pensado para gestionar esas potencias y sin control de estabilidad.
Tanto el BMW Z3 M como el Z3 M Coupé eran coches con mucho carácter y sólo recomendados para gente con experiencia al volante. Tanto carácter como su imagen, que ganaba músculo al ver ampliadas sus vías y recibir un nuevo paragolpes delantero. Poco después, con el restyling que recibió el modelo en 1999, la potencia aumentó ligeramente hasta los 325 CV, adoptando igualmente algunas mejoras en todos los apartados.
En la gama de los BMW Z3 M también hay que mencionar el famoso prototipo que nunca llegó a producción y en cierto modo, tenía sentido. La marca quiso probar hasta donde se podía llegar con el pequeño roadster y comprobar la capacidad del vano motor y lo mejor que se les ocurrió fue montar un bloque V12. No obstante, tampoco era un coche especialmente potente, pues rendía 326 CV, tan solo un caballo adicional frente al BMW Z3 M convencional.
28 de junio de 2002, el último BMW Z3 abandona la línea de producción
Con motivo del Salón del Automóvil de París de 2002, BMW presenta el sucesor del Z3, denominado sencillamente Z4. Este nuevo roadster no tenía nada que ver con su predecesor, ni por concepción, ni por diseño o apartado técnico, era un desarrollo totalmente nuevo impulsado por el enorme éxito del Z3. Mantenía en cierta forma la esencia del exitoso roadster alemán e incluso tuvo su versión coupé, aunque no tuvo el mismo impacto que el Z3 Coupé, si se buscó mantener ciertos rasgos como el capó muy largo y la cabina sobre el eje trasero.
La última unidad del BMW Z3, por su parte, salió de fábrica el 28 de junio del 2002 (viernes) y fue directa al museo de la marca, una tradición que BMW ha impuesto y que permite ver la evolución que ha sufrido el diseño y la tecnología a lo largo de su historia.
El BMW Z3 había sido un éxito con cerca de 300.000 unidades vendidas, de las cuales 18.000 correspondían al Z3 Coupé. Pero no podemos olvidar tampoco algunas de las ediciones especiales que se lanzaron durante la vida del BMW Z3, como la famosa “James Bond Edition”, que tenía prevista una tirada de 20 unidades y finalmente se fabricaron un total de 100 BMW Z3 James Bond Edition.
BMW Individual creó otras versiones limitadas, por la “Sport Edition” o la “British Traditional” pintada del típico verde inglés y con aplicaciones de madera en el habitáculo. Hubo una versión llamada “Dakar”; que estaba pintada de amarillo.
Por otro lado, el BMW Z3 Coupé fue el primer BMW en hacer labores de “Safety Car” en el Campeonato Mundial de Motociclismo. Apareció en el año 1999, un año después de llegar al mercado. Fue sustituido por el BMW Z8, otro “coche Bond”, pero mucho más exclusivo y prestacional al esconder bajo su capó el V8 del BMW M5 e39.
Montó los mejores motores de seis cilindros de BMW, o eso dicen
Además de su popularidad en el mercado, que sea posible encontrar muchas unidades en el mercado de segunda mano se debe a la fiabilidad de sus motores. Los motores de seis cilindros de aquella época eran duros si se seguía el mantenimiento programado por el fabricante y según se dice entre los que más saben del modelo, aquellos bloques de seis cilindros son considerados los motores más fiables de la historia de BMW. También es posible encontrar comentarios que dicen lo contrario, pero por lo general, si se cuidaban bien, eran coches que no daban problemas.
Esto no quiere decir que podamos comprarnos uno sin revisar nada, en realidad es mejor comprarse uno de los BMW Z3 con motor pequeño a un precio, digamos, justo, que uno de los Z3 con motor de seis cilindros y un precio interesantemente bajo (realmente sería mejor decir “sospechosamente” bajo).
Sin embargo, el chasis no ofrece la misma resistencia. Al parecer, conviene revisar detenidamente algunos elementos como la parte delantera del chasis, el mecanismo de la capota, las suspensiones y los frenos, aunque estos dos últimos elementos suelen ser cambiados con normalidad y no deberían dar muchos problemas.
Otra cosa importante es que nunca existió un “Pack M” para el Z3. Se podían comprar los elementos por separado (llantas, paragolpes, asientos, volante…), pero nunca hubo un paquete oficial BMW M para el modelo. Si de todas formas quieres salir de dudas, es tan sencillo como consultar a la propia BMW con el número de chasis o incluso con la matrícula.
Los rivales del BMW Z3, casi todos alemanes
Una de las cosas que más llaman la atención del BMW Z3 no tiene que ver con el propio coche, sino con sus rivales. Todos, o la inmensa mayoría, eran modelos de marcas alemanas y todos ofrecían una personalidad totalmente distinta. No se podía comparar el BMW Z3 con ningún otro roadster, porque cada uno recorría su camino aunque al final siempre convergieran en el mismo sendero.
El rival más directo es el Mercedes SLK, llegando al mercado casi al mismo tiempo aunque con características muy distintas como el techo duro retráctil, una innovación que se puso de moda poco después, siendo adoptada incluso por coches como el Peugeot 207. No era tan deportivo, pero sí resultaba más versátil y práctico, así como más fácil de conducir.
También se podría considerar como un rival el Porsche Boxster, el coche “de acceso” de la firma alemana por aquellos años. Porsche quiso crear, como un BMW, un roadster asequible pero con todo el sabor de la marca y que fuera divertido y atractivo. No obstante, el Boxster estaba muy por encima del Z3 en cuanto a precio y calidad de fabricación, como también lo estaba en cuanto a comportamiento dinámico.
Por último, el Audi TT Roadster llegó rompiendo moldes algo más tarde, con un diseño muy atractivo pero una configuración totalmente contraria al BMW Z3. El Audi TT (por Tourist Trophy) era un tracción delantera confeccionado sobre la plataforma del Audi A3. Contaba con una buena calidad de fabricación, una facilidad de conducción muy por encima del BMW Z3.
