Supuestamente, Mercedes es la marca que inventó el automóvil o al menos es una de las primeros fabricantes de coche pues se trata de una marca cuyas raíces datan del Benz Patent Motorwagen, el considerado como primer coche de la historia, fabricado allá por el 1886 por Karl Benz (y sí, es el Benz de Mercedes-Benz). Mercedes es una compañía que siempre ha estado ligada a una imagen de calidad, tecnología y superioridad en casi todos los sentidos desde su fundación. Pero al mismo tiempo, se quedó aletargada en un nicho de clientes muy concreto y con el tiempo, poco rentable.
Hablamos de una época ya lejana, en la cual, la media de edad de un conductor de Mercedes era superior a los 45 o 50 años, mientras que sus máximos rivales se quedaban con el resto de compradores, gente de entre 25 y 40 años con toda la vida por delante y deseosos de mostrar al mundo su éxito en la vida con un gran coche. Hasta que llegó Dieter Zetsche y se sacó de la manga aquella estrategia con un eslogan que decía: “algo está pasando en Mercedes”, cambiándolo todo.
Necesitó al menos 20 años de evolución y cambios para desterrar esa imagen de “coche de abuelo” y abrazar fuertemente una estampa mucho más deportiva, tecnológica y juvenil. Actualmente, Mercedes vende muchos más coches que nunca, cuenta con una imagen de marca más fuerte y por supuesto, ya no es el “coche del abuelo” y la media de edad de sus usuarios ha bajado, incluso las mujeres se interesan por sus coches. Es más, ni siquiera los modelos considerados “de abuelo” tienen esa consideración ahora.
Si, es cierto que dos décadas dan para mucho. Durante ese tiempo han pasado al menos dos generaciones y media de nuevos modelos, se ha desarrollado nueva tecnología, se han investigado soluciones y se han creado sistemas de todo tipo. El diseño cambia hacia formas que buscan objetivos como ofrecer una buena aerodinámica y garantizar unas buenas cotas de seguridad tanto en caso de impacto como de atropello, pero no todas las empresas pueden dar un cambio de rumbo tan notable como el que hizo Mercedes con tanto acierto.
La firma de la estrella es hoy día una marca muy distinta a la que era hace 20 años. Y decimos 20 años, pues son lo que acumula nuestro protagonista. Hablamos del espectacular Mercedes CLK GTR creado por AMG para competir en el Mundial de Resistencia y que se podría considerar lo más cercano que hubo anteriormente al sensacional Project One. Son una muestra de cómo cambia el automóvil y hasta donde llegan las tecnologías de cada época, pues el Mercedes CLK GTR AMG es un bólido de carreras matriculado para calle cuyo desarrollo comenzó en 1997, mientras que el Mercedes-AMG Project One es un automóvil de producción con tecnología de competición cuyo desarrollo comenzó en 2017.
Ambos modelos presentan casi las mismas ambiciones, aunque cada uno con un origen distinto y una finalidad distinta. Las ambiciones son, claramente, ser los más rápidos con la tecnología disponible en cada momento, pero la finalidad no se parece en nada. El Mercedes CLK GTR AMG nació como coche de homologación para poder competir en el Mundial de Resistencia, mientras que el Mercedes-AMG Project One ha sido creado a modo de homenaje a la filial AMG y como una forma de aprovechar la tecnología desarrollada en Fórmula 1, para crear uno de los hiperdeportivos más radicales y fascinantes de los últimos años. De hecho, ni siquiera la técnica empleada en cada uno se parece.
El CLK GTR es, definitivamente, un automóvil de carreras con los mínimos cambios para circular por vías públicas. Y de verdad, los cambios son mínimos. Todo está fabricado con fibra de carbono, los asientos están integrados en la estructura del coche, la aerodinámica y las formas de la carrocería son las mismas que las del modelo de competición a excepción del alerón, el espacio en el habitáculo es igual de exiguo y su utilidad es, exactamente, la misma que la versión de competición. Incluso el motor, un enorme V12 con 612 CV y la caja de cambios secuencial de seis relaciones provenían de competición. Sin embargo, el motor aumentó de cilindrada para ofrecer una respuesta más adecuada a la circulación por carreteras y en lugar de 6.000 contaba con 6.900 centímetros cúbicos. Según Mercedes, la versión de calle aceleraba de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos.
Respecto al Project One, y aunque la competición está integrada al máximo, todo es más ‘callejero’. No mucho más realmente, aunque el coche en general se ha desarrollado pensando en una utilización en vías públicas. Aún y así, el motor V6 1.6 turbo es el mismo que usa el monoplaza de Fórmula 1 con el que compite la marca, equipado con sistema híbrido para el propulsor y una serie de elementos que elevan la potencia hasta los 1.000 CV. El cambio es secuencia de ocho relaciones y puede alcanzar los 100 km/h desde parado en 2,5 segundos, mientras que los 200 km/h desde parado se alcanzan en 6 segundos.
Tan solo se fabricaron 25 unidades del Mercedes CLK GTR y muchos de ellos han acabado en colecciones, de donde saldrán únicamente para cambiar de dueño y para algún evento esporádico. Una contradicción que un coche nacido para ser veloz, no se mueva nunca.