En el año 1967, BMW creó un descapotable de pequeño tamaño, diseño muy coqueto y prestaciones interesantes, aunque nunca llegó a producción. Se quería producir un modelo que tuviera su principal mercado en Estados Unidos, donde los roadster europeos siempre han tenido un buen lugar para echar raíces.
No era la primera vez que la marca se ponía manos a la obra en un proyecto semejante. Por ejemplo, el fabuloso y deseado BMW 507 nació de una forma similar, es decir, como un descapotable deportivo diseñado para Estados Unidos, aunque tuvo un éxito tan mediocre que a punto estuvo de provocar la bancarrota de la marca y todo por petición de un importador estadounidense, Max Hoffman, quien también fue culpable de la aparición del Mercedes 300 SL. Hoffman pensó que, si el Mercedes tuvo tanto éxito, un BMW sería otra mina de oro y por desgracia, casi acaba con la marca.
Sin embargo, en el caso del nuevo convertible no había importador que presionara y la marca alemana pudo trabajar para ofrecer un modelo que fuera interesante, pero no costara tanto como el BMW 507. Y la mejor manera de hacerlo fue aprovechar que la recién adquirida Glas tenía modelos muy aptos para proporcionar una base sobre la que desarrollar el nuevo descapotable.
Este coqueto roadster, fabricado en Dingolfing, de donde salen ahora coches como el BMW Serie 3 o el Serie 8, adoptaba el nombre de BMW 1600 GT convertible y tomaba como base de partida el BMW Glas 1300 GT, cuya producción comenzó en 1964. Aquel coupé fue diseñado por la empresa de Pietro Frua (por eso su aspecto tan italiano) para Glas, pero BMW compró la marca y adaptó el coche a su imagen.
Con un diseño tan llamativo y atractivo como base, se creó un descapotable de cuatro plazas (las traseras apenas utilizables) del que se hicieron dos unidades. Actualmente sólo queda una de ellas, pues la otra fue destruida en un accidente durante los test de conducción, aunque la restante fue restaurada por la marca en el año 2018 para exponerla en su museo. Su desarrollo se concretó tras la compra de Glas, aunque en lugar de equipar el motor de 1.300 centímetros cúbicos que montaba el coupé, se usaría el bloque del BMW 1600 Ti, modelo que también donaría algunos elementos del frontal, mientras que los pilotos traseros se tomaron del BMW 2002.
Se tenía previsto que, para abaratar costes, sería fabricado en Estados Unidos, su principal mercado, pero la planta que la marca tenía en tierras yankees no disponía de capacidad para afrontar su producción. Esto provocó que fuera desestimada su fabricación al otro lado del Atlántico y con el paso del tiempo, acabó olvidado. Herbert Wuandt, el mayor accionista de la marca en aquel momento, se acabó quedando con la única unidad que quedaba viva. Lo mantuvo ocho años y posteriormente fue cambiando de propietarios.
BMW Classic lo recuperó e invirtió varios años para su restauración empleando únicamente piezas originales. El proyecto se encargó a los aprendices de la marca, quienes trabajan en el coche como parte de su proceso de aprendizaje. BMW Classics se encargó de las piezas para su reconstrucción hasta el punto de fabricar nuevos elementos con las especificaciones originales. También se reconstruyó el propulsor, un cuatro cilindros de 1.573 centímetros cúbicos con 105 CV de potencia, alimentado por dos carburadores Solex 40PHH.