Si no echamos un rápido vistazo hacia atrás en el tiempo, nos parecerá que Maserati lleva toda la vida bajo la tutela de FIAT, pero en realidad fue a comienzos de los 90 cuando el tridente fue absorbido por la Fabbrica Italiana Automobili Torino. Concretamente, esto ocurrió en 1993, cuando toda la gama de Maserati se basaba en el Biturbo aparecido en la década de los 80.
Curiosamente, en 1997, FIAT “vende” Maserati a Ferrari y en ese momento, todo cambió para el tridente. La fábrica cerró durante un tiempo para realizar trabajos de actualización y modernización, mientras que se desarrollaba en las instalaciones de Ferrari el primer Maserati de una nueva era. Este modelo fue el Maserati 3200 GT, presentado en el Salón de París de 1998 y siendo uno de los coches que más atención robaron en aquel evento.
Ferrari realizó un trabajo muy cuidado con este nuevo Maserati, y eso que siempre fueron rivales y el tridente se clavó en alguna ocasión en los costados del Cavallino Rampante. Pero ahora, Ferrari sentó las bases de la Maserati actual con un coche que no era un deportivo puro, era un auténtico Gran Turismo de altos vuelos que tuvo tantos seguidores como detractores. Sobre todo, en lo referente a los pilotos de las primeras unidades, de tipo bumerang y realmente personales.
El Maserati 3200 GT estuvo poco tiempo en el mercado, entre 1999 y 2001, momento en el cual, se reemplazó por el Coupé
Las líneas de su carrocería fueron encargadas a ItalDesign, es decir, al polifacético Giorgetto Giugiaro, quien otorgó unas líneas que sin romper con la modernidad que se esperaba de la “nueva” Maserati, eran clásicas y elegantes, deportivas y atemporales. Según la propia ItalDesign, la intención era hacer avanzar la imagen de Maserati, enfatizando la musculatura general del coche, pero dándole las características de un verdadero GT 2+2 con la apariencia de un fastback.
No era un coche muy grande, pero tampoco se puede decir que sea pequeño. La longitud llegaba a los 4,51 metros, el ancho a los 1,82 metros y el alto era de 1,31 metros. El peso en báscula era de 1.590 kilos y su habitáculo no podía acoger, por mucho que la marca lo anunciara como un 2+2, a cuatro personas. Las plazas traseras eran pequeñas y más propias para un trayecto muy corto por zonas urbanas o para niños. Y tampoco durante mucho tiempo.
Sin embargo, bajo el capó sí se explayaron mucho más. Ferrari desarrolló un V8 de 3.217 centímetros cúbicos sobrealimentado por dos turbos y capaz de rendir 370 CV y 491 Nm de par. Suficientes para lanzar el bonito coupé italiano hasta los 100 km/h en pocos más de 5 segundos, llegando a los 280 km/h como velocidad máxima. Son datos que quizá hoy, con coches como un SEAT León anunciando 310 CV, puedan parecer poca cosa, pero a finales de los 90 y comienzos del 2000, eran muy buenas cifras.
El Maserti 3200 GT estuvo poco tiempo en el mercado, entre 1999 y 2001, momento en el cual, se reemplazó por el Maserati Coupé, básicamente el mismo coche, pero con algunos cambios estéticos (perdía los bonitos faros tipo bumerang) y montando un V8 atmosférico de origen Ferrari en lugar del V8 biturbo. También desechó la mala caja automática de cuatro relaciones y montó un sistema secuencial con levas.
Hoy día, si te gusta este Maserati de “la nueva era”, puedes encontrarlo por precios bastante asequibles, incluso por debajo de los 30.000 euros. No obstante, hay que recordar que monta un propulsor de Ferrari y su mantenimiento es particular y algo caro.
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