En los albores del automóvil, para lograr potencia y velocidad, por lo general, se recurría a montar enormes motores de avión o vehículos de guerra en un chasis y tras varios ajustes, se competía con ellos. En ocasiones, esos motores podían ser realmente monstruosos, como el cuatro cilindros del FIAT S76, conocido como “La Bestia de Turín”, que cubicaba 28,4 litros. Cada cilindro cubicaba 7,1 litros, ¡7.100 centímetros cúbicos por cilindro! Era un monstruo.
Como muchos de sus congéneres, el FIAT S76 se fabricó con el único objetivo de batir récords de velocidad, pero aunque antes hemos hablado de motores de avión e incluso de tanque, en este caso no fue así y es algo que hace muy especial a este coche. Mientras sus rivales “tiraban” de motores de avión, FIAT desarrolló un propulsor específicamente para este aparato, un motor descomunal, el motor más grande que se ha hecho nunca para un automóvil.
La historia del FIAT S76 es bastante interesante, con una guerra de por medio, un intento de récord contra un vehículo alemán y muchas décadas desaparecido. De hecho, estuvo en dique seco nada menos que 100 años, hasta que fue reconstruido y puesto en marcha de nuevo en el año 2015. Reconstrucción, por cierto, nada fácil.
El primer FIAT S76 se construyó en 1910, sobre un chasis de largueros, suspensiones de ballestas y frenos de tambor a las ruedas traseras
Corría el año 1910 y FIAT se propuso batir el récord que había establecido el Blitzen Benz, otro vehículo con un motor de cuatro cilindros y cubicaje disparatado. El primer FIAT S76 se construyó ese mismo 1910, sobre un chasis de largueros, suspensiones de ballestas y frenos, de tambor por supuesto, únicamente a las ruedas traseras. El primer piloto que se puso a los mandos, el italiano Felice Nazzaro, afirmó que era un aparato incontrolable y no volvió a ponerse a los mandos.
Aun así, FIAT fabricó un segundo S76 en 1911 que fue vendido al Príncipe ruso Boris Soukhanov, quien contrató al piloto italiano Pietro Bordino para conducir el coche en Brooklands. Curiosamente, Bordino se negó rotundamente a rodar a más de 145 km/h. Soukhanov le propuso pilotar en la pista de Saltburn Sands Beach, cerca de Redcar and Cleveland, Inglaterra, donde esta vez sí, superó los 145 km/h, concretamente, marcó 187 km/h, pero no era suficiente para batir al Blitzen Benz.
Soukhanov decidió entonces seguir adelante y contrató al piloto yankee Arthur Duray, con quien viajó hasta Ostende, en Bélgica, para el intento de récord. En una de las pasadas logró alcanzar los 217 km/h, pero no pudo regresar al punto de partida por un fallo mecánico y su récord no fue registrado oficialmente. Aun así, se otorgó un “premio no oficial” como el coche más rápido del mundo allá por inicios del Siglo XX.
Primera Guerra Mundial, y ambas unidades desaparecen
Poco después de aquella gesta, en 1914, comenzó lo que acabaría siendo la Primera Guerra Mundial. Tras varios años de contienda, en 1919, con el objetivo de evitar que el coche acabara en manos de los países rivales, la marca desmanteló la primera unidad del S76, al tiempo que el ruso Boris Soukhanov, envió la suya a Austria donde perdería el motor. Una vez acabada la contienda, el FIAT S76 que estaba en Austria fue reconstruido y se montó un motor Stutz, pero sufrió un accidente en Armadale y quedó relegado a un almacén.
La unidad que restauró en 2015 no es ninguna de las dos unidades, pero sin embargo, son las dos al mismo tiempo. Su propietario, Duncan Pittaway, se hizo con una de las unidades en 2003, precisamente con la unidad que fue a parar a Austria, sin motor. Fue encontrando componentes y fabricando otros casi desde cero empleando esquemas técnicos y fotos de la época, tales como la cubierta del radiador y el propio radiador. Hubo que reconstruir la transmisión y la caja de cambios, parte de la carrocería, siempre usando planos originales.
Mientras se realizaba la reconstrucción, Pittaway dio con el motor que FIAT había escondido y tras adquirirlo, lo restauró y lo montó en el coche que casi estaba terminado. Después de 100 años, en 2015 y con motivo del Festival de la Velocidad de Goodwood, el FIAT S76 volvió a rodar.
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