Nissan, actualmente, no se parece en nada a la Nissan de hace unos años. La marca centra actualmente su estrategia comercial en modelos todocamino y no ofrece, al menos en Europa, nada más allá de un Nissan Micra fuera de los SUV que no sea eléctrico –el Leaf sigue en catálogo–. Ni siquiera cuenta con los característicos todoterreno como el Patrol o el Terrano y hasta el X-Trail se ha convertido en un todocamino urbanita pero de gran tamaño. Atrás quedan aquellos Nissan Silvia, Nissan 300ZX y sí, atrás quedan coches como los Nissan 350Z y 370Z.
En Estados Unidos, por ejemplo, cuentan con una gama algo más interesante, pues allí, además del reemplazo de los mencionados 350Z y 370Z, el Nissan Z –o Nissan 400Z como también se le conoce–, la marca ofrece otras opciones como el Nissan Versa, el Nissan Sentra, el Nissan Altima o el Nissan Maxima, todos ellos sedanes con motores muy interesantes y diseños tremendamente sugerentes. Coches que no llegan a Europa, donde todo se ha basado hasta el momento en el Qashqai, el coche más vendido de la marca durante los últimos 15 años.
Desde la propia marca afirman que los SUV tienen los días contados y que los sedanes volverán a recobrar la importancia en la gama que tuvieron antaño, pero sus acciones, como el lanzamiento del Nissan Ariya, un SUV eléctrico que pocos se podrán compraron–por precio y por la necesidad de tener un cargador a mano– y por el futuro próximo, en el que no se tiene previsto nada que se salga de la senda SUV. Una lástima, sobre todo cuando la historia de la marca abarca coches geniales, y no solo lo decimos por los Nissan Z, sino por modelos como el Nissan Sunny GTi o el más radical GTi-R.
Esos dos coches, o mejor dicho, esas dos versiones, nacieron por el interés de relacionar la competición con los modelos de producción. Concretamente, se quiso establecer una unión entre el Grupo A de rallies y los coches de calle. Tras la desaparición del Grupo B, el Mundial de Rallies se centró en el Grupo A, una categoría que no era tan permisiva en lo referente a la reglamentación, pero que, sin embargo, acabó dando lugar a uno de los mejores años de la especialidad, al tiempo que se creaban algunos de los coches de producción más interesantes y deseados por los aficionados.
Para esa participación en el Grupo A, la firma japonesa se basó en el Nissan Sunny GTi. El Volkswagen Golf GTI supuso un enorme cambio en el mundillo y todos, o casi todos los fabricantes, comenzaron a ofrecer sus propias versiones GTi. De hecho, se llegó a tal punto, que comenzaron a aparecer “Gran Turismo Inyección” por doquier. Por supuesto, Nissan también ofreció el suyo, que se creó sobre la base del Sunny, el compacto que la marca tenía en el mercado por aquel entonces.
El Nissan Sunny GTi destacó por la adopción del bloque SR20DE, un propulsor que los fanáticos de los coches japoneses tienen en muy buena estima. Se trata de un 2.0 atmosférico de 143 CV, que tenía que mover un conjunto de unos 1.100 kilos y que ofrecía una respuesta muy lineal y suave, muy japonés de los 90, el cual también estaba disponible en el Nissan Primera GT. No era un deportivo radical, en realidad era un coche rápido, que ofrecía un buen comportamiento en curva, pero era muy fácil de conducir y con una comodidad aceptable para el tipo de versión. Había coches más rápidos, es cierto, pero este japonés era un conjunto especialmente equilibrado que no tuvo el éxito que se merecía en Europa.
No obstante, aunque no contaba con el apoyo de los usuarios, si contaba con la confianza de los responsables de la marca, pues era el coche ideal para el Mundial de Rallyes del Grupo A por su tamaño. Los cambios fueron notables, aunque a simple vista apenas se aprecie gran cosa –más allá de su capó con la enorme entrada de aire o los diferentes aditamentos de la carrocería–. El resultado fue el Nissan Sunny GTI-R y es uno de esos compactos deportivos olvidados, al nivel del Mazda 323 GTR.
Bajo la carrocería de tres puertas del Nissan Sunny GTI-R había un sistema de tracción total denominado ATTESA, desarrollado por la propia Nissan y acoplado a un cambio manual de cinco relaciones. Este conjunto de transmisión tenía que lidiar con los 225 CV y los 267 Nm de par llegaban desde un cuatro cilindros turbo –un Garrett GT28 con intercooler que “sopla” a 0,73 bar–, que se desarrolló partiendo del dos litros del Sunny GTI. La culata de este motor recibió válvulas de escape rellenas de sodio.
El Sunny GTI-R podía acelerar de 0 a 100 km/h en 6,4 segundos y podía alcanzar los 223 km/h, una velocidad que se veía limitada por los diferentes elementos aerodinámicos de la carrocería, que ofrecían más adherencia, pero también más resistencia. Sin ellos, la marca aseguró que podía rondar los 250 km/h.
Se fabricaron alrededor de 15.0000 Nissan Sunny GTI-R, 600 de ellos con volante a la izquierda, lo que hace que sea una auténtica rareza en Europa. Las versiones con volante a la derecha se vendieron bajo la denominación de Nissan Pulsar GTI-R en varios mercados.
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