La Bayerische Motoren Werke, la afamada BMW, es sin lugar a dudas una de las compañías más deseadas del mundo, y eso que después de la Segunda Guerra Mundial estuvo a punto de ser absorbida de por Mercedes. Algo tienen los BMW que encandilan a todo el mundo, aunque tampoco debemos pasar por alto que, de unos años a esta parte, BMW ha sido escogida, en ocasiones, por usuarios de imagen dudosa, algo que, por otra parte, no debería empañar lo que realmente importa: sus coches son, en la mayoría de las ocasiones, sensacionales. Y eso a pesar de las últimas generaciones y sus diseños más que discutibles, y no nos referimos a los actuales, creados bajo las directrices de Adrian van Hooydonk, sino también a la generación de modelos que se lanzaron bajo la visión de Chris Bangle, a quien casi flagelan los puristas de la marca en su momento –¿por qué no hacen lo mismo con Hooydonk?
Para muchos, la mejor generación de modelos fue lanzada allá por los años 90, cuando BMW, según los puristas más extremos, era realmente BMW, con un diseño y una línea absolutamente atemporal, que combinaba elegancia y deportividad sin las excentricidades que vemos en nuestros días. ¿El realmente necesario llegar tan lejos? El caso es que, curiosamente, cuanto más extravagante es el diseño de un BMW, mejor se vende y más deseado es. Un enorme contraste con lo que opinan algunos expertos, para quienes el mejor modelo de la marca hasta la fecha es, sin duda alguna, el BMW Serie 5 e39.
La década de los 90 y parte de los primeros compases de los 2000, posiblemente, fueron una de las mejores épocas de BMW, pues había equilibrio, había estilo y había pasión y deportividad. No negamos que a día de hoy no cuenten con nada de eso, pero solo comparar el actual Sri 5 con el e39 provoca, en muchos aficionados, una sensación de añoranza por “viejos tiempos”. De hecho, Hagerty, un medio británico con un altísimo nivel, ha llegado a compara al e39 con el Jaguar MKII. Según ellos, no importa la versión que elijas, desde el 520i con 150 CV, asientos de tela y cambio manual de cinco relaciones, hasta el venerado y más que deseado BMW M5 con su sensacional V8 atmosférico de 400 CV, todos son tremendamente buenos y representan exactamente el mismo espíritu que desprendía aquel Jaguar MKII.
El BMW Serie 5 e39 comenzó su vida comercial en 1995 y llegó a vender nada menos que 1,5 millones de unidades hasta su cese de producción en 2003, cuando fue reemplazo por la generación e60. Lo que poca gente sabe, es que el diseño del Serie 5 e39, ejecutado por Joji Nagashima, fue aprobado por nada menos que Chris Bangle –quien, por cierto, también diseñó automóviles como el FIAT Coupé, el Alfa Romeo 145 o la dupla FIAT Bravo y FIAT Brava, entre otros–. Un diseño que fue uno de sus mejores argumentos, además, por supuesto, de sus cualidades dinámicas, que gracias unas suspensiones –fabricadas con aluminio en gran parte, lo que logró ahorrar, por ejemplo, nada menos que 21 kilos en el eje delantero– que combinaban a la perfección con un rígido chasis monocasco, le permitieron superar a toda la competencia. Y hablamos de un mérito notable, pues por aquellos años, tuvo que enfrentarse al Mercedes Clase E W210 y al Audi A6 C5, y a coches como el Jaguar S-Type y al Lexus GS300 –otros, como el Volvo S80 o el Chrysler 300M ni siquiera podían imaginar ponerse a su nivel–.
Obviamente, el modelo cumbre, la versión más deseada del e39 es el BMW M5, el último V8 con cambio manual que ha ofrecido la firma alemana, una combinación motor-transmisión que también se usó en el sensacional BMW Z8. Fue una versión tan apreciada, que se vendieron 20.482 unidades en apenas seis años, todo un éxito para un coche con motor de cinco litros y 400 CV, cuyo precio no estaba al alcance de todos los mortales. De hecho, los precios en el mercado de segunda mano se han disparado y cada día que pasa, encontrar un BMW M5 e39 a buen precio es imposible, sobre todo si es una unidad en perfecto estado. Sin embargo, la cuarta generación del BMW Serie 5 contó con una gran variedad de motores, tanto gasolina como diésel, que permitieron abarcar todos los gustos y todas las necesidades posibles. El e39 fue uno de los coches mejor gestados de la marca, algo así como un W124 fabricado por BMW, y por eso, la marca no tuvo que hacer casi nada para mantenerlo al día durante toda su vida comercial, la cual, alcanzó nada menos que ocho años.
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