Durante este 2024 hemos tenido interesantes casos en cuanto a clásicos que han sido subastados. En la lista tenemos en su gran mayoría a vehículos de Ferrari, pero hay uno de la lista uno que llama especialmente la atención. Se trata de un Mercedes de 1903 que se llegó a subastar por una cantidad de 11 millones de euros, convirtiéndose en el vehículo clásico anterior a 1930 más caro jamás subastado. Hoy vamos a conocer un poco mejor algunas curiosidades acerca de la historia de esta unidad tan valiosa.
Origen e historia
El Mercedes Simplex fue un modelo presentado a inicios del Siglo XX por el ingeniero alemán Wilhelm Maybach como una evolución del Mercedes 35 HP de 1901. Esta nueva versión sería mejorada en varios aspectos como la potencia o la manejabilidad. Podría decirse que se trató del primer automóvil de la historia que verdaderamente fue concebido con un doble propósito: en primer lugar, ser un automóvil potente que pudiera usarse por la calle como un turismo y, en segundo lugar, ser también un coche con la potencia y fiabilidad suficientes para poder competir y ganar carreras. Esto era una auténtica anomalía en la época, ya que, por lo general, los coches de carreras eran fabricados sin tener ningún tipo de vínculo o relación con los coches de producción que eran vendidos al público. El Mercedes Simplex 60 HP podía transformarse dependiendo del contexto. Si quería ser un coche de carreras, bastaba con eliminar los asientos traseros y los guardabarros, convirtiéndolo en un coche con una carrocería ligera de dos asientos.
Este ejemplar en particular fue construido para el magante británico y pionero del automovilismo Alfred C. W. Harmsworth, vizconde de Northcliffe y fundador del periódico The Daily Mail. Él fue uno de los pocos afortunados que pudieron permitirse el lujo de tener un Mercedes 60 HP. Otro de los que llegaron a ser propietarios de un ejemplar de este modelo fueron Clarence Gray Dinsmore, o William K. Vanderbilt, el padre de la Copa Vanderbilt, la primera carrera anual importante de coches de Estados Unidos y de toda América. En términos de competición, este vehículo estableció los tiempos más veloces en la Semana de la Velocidad de Niza y también consiguió llevarse en 1903 la victoria en una subida de montaña (Hill Climb) denominado Castlewellan Hill.
Datos técnicos
Esta versión evolucionada del Simplex 35 CV poseía un motor de cuatro cilindros en línea y con una cilindrada de 9.236 centímetros cúbicos. La potencia del coche, como su propio nombre indica, fue de 60 CV a 1.100 RPM. La transmisión era manual de cuatro velocidades. Podía alcanzar una velocidad punta de 130 km/h, unas cifras más que impresionantes, teniendo en cuenta que fue un coche de la primera década del Siglo XX. La denominación de Roi-des-Belges (Rey de los Belgas) se debe a un estilo de carrocería que se utilizaba en los vehículos cabriolets de lujo de principios del Siglo XX y al rey de Bélgica Leopoldo II, que encargó un coche con este estilo de carrocería en 1901.
Un maestro de la supervivencia
El factor más importante que ha provocado que este Mercedes se haya convertido en uno de los coches más caros subastados ha sido sin duda la capacidad de llegar intacto hasta nuestros días. De los 102 ejemplares que se fabricaron del Simplex 60 HP entre los años 1902 y 1905, este es uno de los únicos cinco modelos que ha conseguido sobrevivir hasta nuestros días. Y si esto no era suficiente, es el único de los cinco que documentalmente está registrado como un coche que participó en competiciones automovilísticas.
Tras ser jubilado de las competiciones del motor, este Mercedes 60 HP fue conservado por la propia familia Harmsworth, hasta tal punto que ha sido custodiado y cuidado por tres generaciones diferentes de la misma familia. Durante sus 121 años de vida, el vehículo ha pasado por cuatro dueños diferentes: en primer lugar el protagonista de nuestra historia, Alfred Charles William Harmsworth, que lo adquirió nuevo en 1903, Alfred John Francis Alexander Harmsworth, que lo heredó de su padre en 1922; Angela Harmsworth, que lo heredó en 1987 y ahora en 2024 al ser subastado sigue estando en manos privadas, pero no en la misma familia. Hay que decir que este coche sí cambió de sede en el período en el que estuvo bajo propiedad de los Hamsworth, ya que a mediados de la década de los 50, se trasladó al Museo del Motor de Beaulieu.
Este Mercedes es el ejemplo perfecto de que un automóvil puede permanecer en un estado perfecto de conservación si está en las manos adecuadas. Con esta subasta en 2024 en la que se ha vendido por 11 millones de euros, este vehículo se ha ganado el respeto de los entusiastas del coleccionismo de coches clásicos.