El BMW M3 es uno de esos coches con un aura especial, un icono entre los aficionados y un estandarte de la compañía, aunque también es cierto que la evolución que ha sufrido a lo largo de los años le ha alejado bastante de sus orígenes. El BMW M3 nació como una versión de homologación para competición, casi un coche de carreras, pero actualmente se ha convertido en automóvil de alta gama y elevadas prestaciones. Sí, es un coche rápido y muy deportivo, pero nada que ver con las primeras generaciones, sobre todo con la primera y más deseada, el BMW M3 e30.
El BMW M3 e36 marcó un antes y un después en el concepto de las berlinas deportivas
Ya se vio un cambio de tendencia en la segunda entrega del BMW M3, un coche que fue esperado por lo que significó el M3 e30. La generación e36 del M3 se presentó en el Salón de París de 1992 y como cabía esperar, se convirtió en un éxito. El M3 e30 revolucionó el sector de los coupés con unas prestaciones y un comportamiento espectacular, teniendo además rivales como el Ford Sierra RS Cosworth. Que no quepa la menor duda que el Sierra RS Cosworth ayudó a encumbrar al M3 en su momento, pues no era precisamente una hermanita de la caridad…
Cuando se dio a conocer el BMW M3 e36, poco tenía que ver con el modelo saliente. Adoptaba todas las novedades de la Serie 3 e36, como cabe esperar, pero también iba un paso más allá en cuanto a prestaciones y técnica. Por ejemplo, el motor era un seis cilindros en línea 3.0 de aspiración natural, capaz de rendir 286 CV a 7.000 rpm y 320 Nm de par a 3.600 rpm. Era unas cifras espectaculares y dignas de un deportivo de mayor caché, como era el caso, ya que, por poner un ejemplo comparativo, el Porsche 911 de aquel momento, la generación 993 presentada en 1994, anunciaba en su versión de acceso 250 CV.
Hoy día este tipo de cosas, que un turismo pueda mirar frente a frente a un deportivo “de campanillas” en lo referente a cifras de potencia, no es nada del otro mundo y resulta incluso normal. Es una tendencia que ha ido creciendo y hoy existen vehículos con carrocería familiar con 600 CV. No son tan rápidos como un deportivo propiamente dicho, pero si este se descuida lo mismo se lleva una sorpresa.
Volviendo al BMW M3 e36, fue capaz de convencer a casi 29.000 conductores entre 1992 y 1995, una cifra espectacular si la comparamos con las ventas obtenidas por la primera generación en los cinco años que estuvo a la venta: aproximadamente 18.000 ejemplares. Ilustra a la perfección el enorme éxito que tuvo el modelo en tan solo tres años, pero todo estaba por cambiar, ya que BMW decidió dar un repaso al Serie e36 y con él, al BMW M3, apareciendo el BMW M3 e36 Evolution en septiembre de 1995.
Con esta versión se sentaron las bases de todos los M3 que han llegado después, estando considerado como uno de los mejores BMW M3 de la saga junto a su sucesor, el BMW M3 e46. Esto se debe a los cambios a los que fue sometido que, aunque no se notan por fuera, si lo hacen una vez en marcha. Por ejemplo, pasó a cubicar 3.2 litros y a tener algunos gadgets pensados para mejorar la curva de par y la entrega de potencia, como el sistema Double Vanos en admisión y escape o la gestión electrónica DME MSS50, desarrollada junto a Siemens (era el sistema de gestión más avanzado presente en un BMW hasta ese momento).
Pero además, también contó con otras cosas experimentadas heredadas del desarrollo del BMW V12 que incorporó el McLaren F1. El bloque S50 B32 (el seis cilindros de 3.2 litros del M3), aprovechó del mencionado V12 cosas como válvulas de admisión más grandes, unos pistones más ligeros, bielas con recubrimiento de grafito, volante bimasa, amortiguador de vibraciones de nuevo diseño, bomba de aceite suplementaria y una nueva línea de escape.
Los datos hablaban por sí solos: 321 CV a 7.400 rpm y 350 Nm de par a 3.250 rpm. El seis cilindros de 3.2 litros S50 B32, fue el primer motor de BMW en superar los 100 CV/litro de potencia específica y estaba unido al cambio Getrag de seis relaciones del BMW M5 e34. En 1997 apareció la primera generación del cambio SMG de tipo secuencial
Para ofrecer un mejor control y un comportamiento más racing, la suspensión tenía columnas McPherson delante y un eje multibrazo detrás con tarados más firmes y gran parte de sus elementos rediseñados (los cojinetes de las ruedas traseras, por ejemplo, eran del 850i). El casco estaba 30 milímetros más cerca del suelo y el conjunto pesaba 20 kilos menos al montar puertas de aluminio (el total era de 1.440 kilos).
La producción del BMW M3 3.2 “Evolution” comenzó en septiembre de 1995. Primero fue el coupé y luego llegaron el descapotable y el sedán. La producción del coupé terminó en 1998 tras 8.962 unidades (2.845 con volante a la derecha), año en el que también se dejó de fabricar el sedán tras 1.990 unidades (964 con volante a la derecha). El cabrio aguantó hasta 1999 alcanzando 3.870 unidades (2.107 unidades con volante a la derecha).
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