El Bugatti La Voiture Noire es una de las creaciones más especiales de Bugatti. Presume de ser el coche de producción más caro de la historia, pues según parece, su propietario pagó 16,5 millones en 2019, cuando realizó el encargo a la marca. Es una cifra estratosférica, sobre todo sabiendo que parte de un Bugatti Chiron, aunque ha necesitado de dos años de trabajo para poder estar en el garaje de su propietario. No cabe duda que estamos ante uno de esos coches que pasarán a la historia y se transformará en un deseo para muchos coleccionistas. Que nadie se extrañe si dentro de unos años sale a subasta obteniendo cifras mareantes.
Pero claro, hablamos del “nuevo” La Voiture Noire, el brutal aparato con 1.500 CV y un descabellado par de 1.600 Nm, extraídos de un más descabellado motor V16 de 8.000 centímetros cúbicos sobrealimentado por cuatro turbos. Una máquina de altísima tecnología, prestaciones de nave espacial y cargado de electrónica, cuero y toda clase de materiales noble. Un sueño hecho realidad, pero un sueño actual, moderno y, en cierto modo, un poco falto de pasión. Esto es algo que se atribuye a una enorme cantidad de automóviles modernos, la falta de pasión, aunque es muy posible que los ingenieros que han trabajado en ellos hayan impreso su máximo amor por su trabajo.
Del Bugatti Type 57SC Atlantic se fabricaron 4 unidades. Solamente se conoce el paradero de tres de ellas
Es posible que nos estemos equivocando, no lo vamos a negar y también es muy posible que nuestros padres o abuelos, también pensaran lo mismo en su época al ver los automóviles más modernos de su tiempo. Pero el caso es que el actual La Voiture Noire es un claro homenaje a uno de los vehículos más mágicos de la historia del automóvil, al cual no puede compararse y de hecho, no debería hacerlo. La Voiture Noire original, fabricada en la década de los 30, es uno de los vehículos más espectaculares e increíbles que se han fabricado nunca, con una historia detrás que le otorgan ese aura de “objeto mágico”.
Lo que no se puede negar, es que Volkswagen ha sabido mantener intacta la personalidad de Bugatti; exceso por los cuatro costados, máximo cuidado por el detalle y la técnica, diseño y capacidades casi únicas. La Bugatti actual es digna heredera de la “antigua Bugatti”, siempre que no tengamos en cuenta el peso de los modernos misiles franceses, algo que sólo ocurrió con el desproporcionado Type 41 Royale, que según la carrocería, flirteaba con las 3,5 toneladas.
Nada puede ser demasiado hermoso, nada puede ser demasiado costoso
Sería muy extraño encontrar a alguien que no conozca Bugatti, o al menos a un aficionado que no conozca la marca. Es posible que cualquier usuario sin nada de interés en el automóvil, no haya escuchado nunca el nombre de tan mítica compañía. Pero claro, es mítica para nosotros, para quienes vemos algo más que una simple herramienta, que vemos en esta máquina pasión y tesón, esfuerzo y sueños. Sí, sueños. ¿Qué aficionado no ha soñado nunca con ese coche que tanto le gusta?
Es una de las cosas que han llevado a la aparición de ciertos vehículos que, sin lugar a equivocarnos, pueden ser considerados auténticas obras de arte, sobre todo en las décadas de los 20 y 30, cuanto más auge tuvo el movimiento “art decó”. Pero regresando a Bugatti, hablamos de una compañía fundada en Francia en 1909 por Ettore Arco Isidoro Bugatti, más conocido simplemente por Ettore Bugatti (el logo de la marca es una E y una B, con la primera mirando hacia la izquierda), cuyo lema era “nada puede ser demasiado hermoso, nada puede ser demasiado costoso”. Una frase que deja entrever las intenciones de Ettore cuando fundó su empresa.
Frase que también acabó con el mencionado Royale incapaz de venderse y con la marca en quiebra. Bugatti, como ahora, era un fabricante cuyos coches eran demasiado caros. Sí, es cierto que atesoraban ideas y soluciones innovadoras, dejando a muchos rivales anticuados incluso antes de ser lanzados al mercado, al mismo tiempo que les permitía ganar carreras en todas las partes del mundo, pero eran coches muy caros. Su exclusividad era notable, incluso hoy día su exclusividad es una de las características más destacadas.
Una exclusividad que se vio reforzada y ampliada con el lanzamiento de, precisamente, La Voiture Noire. En realidad, esta denominación sólo se refiere a una de las unidades del modelo más carismático y versátil de cuantos han fabricado: el Bugatti 57. Este modelo fue la base de infinidad de variantes y sirvió para crear uno de los coches más codiciados de la marca, el famoso y deseado Bugatti Type 57 SC Atlantic. Este coche es, quizá, uno de los más buscados, admirados y deseados de toda la historia del automóvil y, por supuesto, de la propia historia de Bugatti.
El Bugatti Type 57 Atlantic, espectacular y admirado como pocos
Bugatti tuvo su época más gloriosa en la década de los 30, quizá también habría que añadir finales de los años 20. Fue antes de la Segunda Guerra Mundial, antes de el estallido del acto más atroz del somos capaces la raza humana. En esos años, salieron de sus talleres algunos de los mejores coches del mundo y algunos de los coches más deseados por los coleccionistas. Máquinas de ensueño que hoy son casi objetos de culto, entre las que destacan precisamente los Type 57. Y lo decimos en plural, porque estamos ante un coche bastante polifacético, como se ha comentado antes, sobre el que se hicieron muchas variantes.
El Bugatti Type 57 se fabricó entre 1934 y 1939, por lo general, montaron el motor 3,3 litros procedente del Type 59 de carreras. Rendía 135 CV en las versiones menos potentes y cerca de 200 CV equipado con compresor, mientras que en el peor de los casos, permitía alcanzar los 153 km/h. Cifras que comparadas con cualquier automóvil actual, parecen escasas y para nada pertenecientes a un deportivo, pero antes de la Guerra eran cifras de mucho respeto. Sin embargo, según fueron llegando versiones, estas cifras se fueron dejando atrás. Por ejemplo, el Type 57T ya era capaz de alcanzar los 185 km/h y el Type 57C anunciaba 160 CV gracias a la presencia de un compresor Roots.
La versión más famosa y apreciada fue el Type 57S, que a su vez también tuvo sus propias variantes, como aquellas que usaron el chasis del Type 57G “Tank” de competición, tres automóviles casi únicos de los que tan solo queda un ejemplar con carrocería descapotable. Concretamente, el Type 57S era el más deportivo, donde la letra “S” era por “Surbaissé”, algo que podría traducirse como “rebajado”. En una época en la que todos los coches tenían una enorme distancia al suelo, Bugatti dejó el chasis lo más cerca posible que se podía entonces. Se bajó tanto, que tuvieron que recurrir a un cárter seco para el motor, pues el normal rozaba con el asfalto.
Usando la base del 57S, Jean Bugatti, el hijo de Ettore, desarrolló el que hoy se considera como uno de los mejores Bugatti de la historia: el 57SC Atlantic. Es un coche realmente adelantado a su tiempo, con un diseño soberbio y puramente art decó, que hoy se considera como uno de los más bellos de la historia. Ningún otro Bugatti se puede comparar con el Atlantic y casi ningún otro coche de su época se puede igualar. Ni siquiera los mejores art decó de los 30 y haber, había auténticas obras de arte.
Era el Chiron de los años 30
Durante la década de los 30, Jean Bugatti se puso a los mandos de la empresa de su padre y comenzó un trabajo de modernización que afectaban a varios aspectos de la compañía. Por un lado, la política de la empresa debía cambiar para adaptarse a los nuevos tiempos y como se hace actualmente, en lugar de fabricar muchos coches diferentes, pero muy parecidos (empleando mismos elementos mecánicos, por ejemplo), se desarrollaría una misma base sobre la que se articularían muchos modelos diferentes. Esa era la base sobre la que se creó el Type 57.
La idea de Jean era contar con una base sólida y eficaz, sobre la que construir modelos para vías públicas y versiones de competición. Por ello, se programaron diferentes carrocerías y diferentes motores, que dieron como resultado alrededor de 800 unidades hasta 1940. No obstante, no se sabe con exactitud cuántos Bugatti Type 57 se llegaron a fabricar, aunque sí se puede afirmar que el Bugatti Type 57 es el modelo de mayor tirada de producción. De ningún otro Bugatti se fabricaron tantas unidades.
Destacó por encima de todos el llamado Bugatti 57 Aérolithe, un concepto, un prototipo, que Jean Bugatti fabricó sobre la base que él mismo había desarrollado, empleando técnicas y materiales sumamente exclusivos e innovadores. Por ejemplo, la carrocería se fabricó con Elektron, una aleación de aluminio (10%) y magnesio (el 90% restante), que obligó a remachar las piezas porque resultaba muy complicado soldarla. Este es el motivo por el cual, la carrocería presenta esos pliegues y esa característica aleta dorsal, un elemento que acabó pasando al modelo de producción.
El Aérolithe era un prototipo, un coche que sirvió pata experimentar y para dar a conocer el proyecto en los salones. No obstante, Jean finalmente lo puso en producción, aunque distintos avatares redujeron la producción a cuatro ejemplares, de los cuales, sólo sobreviven tres. El cuarto, llamado «La Voiture Noire», es hoy día uno de los vehículos más buscados, deseados y mágicos de la historia. No se sabe muy bien que ocurrió con él y si algún día llegara a aparecer, tras más de 80 años desaparecido, su valor podría superar los 120 millones de euros.
Las unidades que se acabaron produciendo, al contrario que el prototipo, emplearon una carrocería de aluminio, pero se mantuvieron los remaches y la aleta dorsal por pura imagen. Aunque complicado, el aluminio si se puede soldar. Y bajo esa increíble carrocería, se escondía lo mejor de Bugatti: un ocho cilindros en línea de 3,3 litros sobrealimentado, con 200 CV y la capacidad de lanzar al conjunto hasta los 200 km/h. Según el CEO de Bugatti, es el Chiron de su época.
Sólo se fabricaron cuatro, de los que se conservan tres
Como se ha comentado anteriormente, sólo se llegaron a fabricar cuatro. Jean Bugatti tuvo un accidente probando un 58G «tank» en el que falleció y posteriormente estalló la Segunda Guerra Mundial. De esos cuatro ejemplares sólo se conservan tres, haciendo del cuarto una auténtica leyenda, un mito que si algún día aparece, pondrá patas arriba todo el sector del vehículo clásico y de colección.
Y no es porque los supervivientes no sean interesantes, ni mucho menos. Hablamos del Bugatti más deseado de la historia, no hay nada como este coche y lo saben todos los expertos del automóvil. Cada una de las tres unidades existentes actualmente, tienen un valor aproximado de 30 millones de euros, aunque posiblemente la unidad de Ralph Lauren, el diseñador de moda, sea una de las más valoradas. Con el nombre de «Pope Atlantic», está custodiada como una obra de arte y además del número de chasis, 57.591, se sabe que fue completada en 1938 y que su primer propietario fue el británico R.B. Pope. Fue la cuarta unidad fabricada.
La primera unidad del Bugatti Type 57SC Atlantic, se ensambló en 1936 para el banquero británico Victor Rothschild, con chasis 57.374. Se le conoce como «Rothschild Atlantic» y originalmente se entregó sin sobrealimentación. Este ejemplar no se encuentra en estado de origen, porque su segundo propietario se estrelló en un paso a nivel destruyendo el coche. Décadas después fue restaurado, pero hubo que fabricar muchísimas cosas desde cero, incluido el motor.
El tercer 57SC Atlantic fue entregado también en 1937, en Francia, a Jacques Holzschuch. Con el chasis 57.473, es conocido como «Holzschuch Atlantic». Pero el segundo, salido de la planta de montaje en 1937, el considerado como «El Santo Grial», con el chasis 57.453 y pintado totalmente de negro, es conocido como «La Voiture Noire» y era el coche de uso personal de Jean Bugatti. Era la única de todas las unidades que tenía un motor turboalimentado de origen y se usó como coche de exhibición en Niza y en Lyon.
La historia de esta unidad se vuelve turbulenta y compleja con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Se tiene por cierto que fue entregado como regalo al piloto Robert Benoist tras ganar las 24 Horas de Le Mans en 1937, quien posteriormente, lo devolvió a la marca. A partir de aquí, todo es más turbio, ni siquiera hay registros. El fallecimiento de Jean y la invasión nazi fueron los principales motivos.
No se sabe dónde está ahora mismo el coche, se encuentra totalmente desaparecido. Se barajan dos posibilidades: la primera es que le borrasen el número de registro del chasis y lo mandaran a otra localización (posiblemente Burdeos, según fuentes) para salvaguardarlo de los destrozos de la guerra. La segunda es que, directamente, fuese destruido. Además hay otro factor que dificulta su seguimiento, y es que el coche nunca fue registrado a un dueño, pues era considerado un ejemplar de exposición.
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