Javi Martín | 12 septiembre, 2024
Clásicos


Hubo un tiempo en el que Cadillac se propuso asentarse en el mercado europeo con la gama de productos muy adaptada a los gustos del Viejo Continente. Un asalto a gran escala que incluyó un coche especialmente interesante, pero con un objetivo, quizá, demasiado ambicioso: someter al Mercedes SL.

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Nos referimos al Cadillac XLR, un roadster de muy alta gama, totalmente a la moda con su techo metálico plegable y un motor V8 de gran cubicaje que, a pesar de ser un coche muy exclusivo, interesante y con un diseño superexótico, a medio camino entre los gustos yankees y los europeos, fue un sonado fracaso. De hecho, encontrar unidades de este modelo resulta harto complicado y son pocos los que realmente se acuerda de él. Con un precio de 99.915 euros –nada menos que 16.624.257 pesetas–, cuando hizo acto de presencia en 2003, resultaba un coche tremendamente caro. Si le sumamos el incremento del IPC, nos encontramos con un precio de 152.271 euros, más caro que un Mercedes-AMG SL43 lanzado en 2022, cuya tarifa parte de los 148.972 euros.

2006 Cadillac XLR-V. X06CA_XL005

El Cadillac XLR se presentó en el año 2003 durante la celebración del salón del automóvil de Detroit y la producción comenzó en 2004. Lo primero que llamó la atención de todo el mundo fue su claro parentesco con el Cadillac Evoq, un prototipo que se mostró al público en 1997, el cual, se había desarrollado con el objetivo de atraer a nuevos clientes a la marca. Cadillac, en aquellos años, estaba en una situación complicada, una en la que ya se había visto inmersa nada menos que Mercedes, y es que sus clientes, o al menos una gran parte de esos clientes, eran personas mayores o de edad avanzada. La marca quería ser más interesante para usuarios más jóvenes, conductores que todavía podrían comprar uno o dos coches más en su vida y que, como cabe esperar, querían que fueran Cadillac.

La solución para solventar esa situación fue un cambio radical en el planteamiento y en la estrategia comercial, es decir, lo mismo que hizo Mercedes y el XLR tenía un papel importante. Es más, para el desarrollo del roadster yankee se tomó la plataforma del Corvette C5, lo que suponía toda una declaración de intenciones. Además, también se tomó uno de los motores del Corvette, el V8 North Star, un bloque de 4.565 centímetros cúbicos de aspiración natural, capaz de generar 326 CV a 6.450 revoluciones y un par de 43,1 mkg a 4.400 revoluciones, entre 400 y 410 Nm, que se enviaba al eje trasero mediante un cambio automático de cinco relaciones.

Sin embargo, aunque sobre el papel resulta una combinación tentadora, la apuesta de Cadillac por el V8 North Star en lugar del V8 LS2 creó muchas dudas. Al parecer, el North Star había adquirido una nefasta fama de propulsor poco fiable, algo que no ocurría con el LS2, que se había ganado una fama de motor a prueba de bombas y capaz de soportar toda clase de potenciaciones y modificaciones.

2006 Cadillac XLR-V. X06CA_XL008

Esa característica enturbió un conjunto que, por otro lado, estaba muy bien definido y presentaba detalles que, incluso hoy, son de primer nivel. Cosas como la suspensión Magnetic Ride, que contenía un fluido que podía modificar su densidad mediante magnetismo. Era un sistema extremadamente rápido, muy efectivo e imperceptible por parte del conductor. Y eso, obviamente, sin contar con un habitáculo plagado de materiales nobles como la piel y la madera, acompañados de un diseño que, nuevamente, se encontraba a medio camino entre los gustos europeos y norteamericanos.

Sin embargo, aunque era un producto con una presencia innegable y unas prestaciones de primer nivel, firmado por una compañía de reconocido prestigio, el Cadillac XLR fue un fracaso comercial. ¿Cuáles fueron los motivos de dicho fracaso? Los frentes, según la fuente a consultar, fueron varios. Por un lado, el diseño no estaba en línea con lo que solicitaban los clientes de este tipo de coches, al tiempo que su diseño interior no ofrecía una imagen lo suficientemente distinguida y distinta frente a modelos más populares de la compañía y su calidad de realización no estaba a la altura de su precio.

Por otro lado estaba la elección del motor. El V8 North Star y su fama de problemático marcaron la popularidad del modelo, algo que Cadillac intentó solucionar con la aparición del XLR-V, que montaba un V8 de 4,4 litros sobrealimentado con 450 CV que, a pesar de ser una versión muy rápida, le faltaba carácter.

Tampoco podemos olvidar que el Cadillac XLR pretendía plantar cara a coches como el Mercedes SL R230, una de las mejores generaciones del mítico roadster alemán, lo que no suponía una tarea sencilla, por ello, después de unos años en el mercado, solo se habían vendido 15.460 unidades. Durante el último año de producción se vendieron tan solo 787 ejemplares y los últimos 12 coches fabricados se vendieron en 2011, dos años después de que terminara la producción.

2006 Cadillac Star Black Limited Edition XLR. X06CA_XL041

El Cadillac XLR no fue, por tanto, un coche que levantara pasiones, pero actualmente resulta un modelo de lo más exclusivo, mucho más que cualquier Mercedes R230, del que se vendieron muchísimas más unidades.

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