Javi Martín | 10 julio, 2025
Clásicos


El Audi 200 Turbo se podría considerar como la confirmación de que, por fin, la firma de los cuatro aros logró ponerse al nivel, o al menos muy cerca, de los principales fabricantes alemanes, léase Mercedes y BMW. Había otros de origen británico, por ejemplo, como Jaguar, que se posicionaban en un escalón superior y que no entraba en el objetivo principal de Audi, aunque no se tardó en atacar también esa posición con la puesta en escena del Audi A8 en la década de los 90.

Sin embargo, para eso todavía quedaba algo de tiempo, ya que estamos, con el 200 Turbo, en plena década de los 80. Concretamente a mediados, en 1985, poco tiempo después de que la marca alemana sorprendiera a todos con el 200, el que se convirtió, con su lanzamiento, en el automóvil de tracción delantera más potente del mercado. Configuración, la tracción delantera, que siempre ha sido presa de todo tipo de conjeturas, tanto en aquellos tiempos como ahora.

En los años 80 se ponía en duda la viabilidad de un coche como el Audi 200 con tracción delantera, ya que en aquellos años, se tenía como límite lógico no más de 200 CV sobre el eje delantero. Había razones para pensar así, como el desplazamiento de masas –las inercias–, que hacían perder tracción en aceleraciones fuertes y cierto nivel de potencia también podía vencer la capacidad de agarre de las ruedas. Luego se demostró, muchos años después, que la tencología y la evolución técnica, permitirían niveles de potencia asombrosos.

No así en los años 80 y por ello, el Audi 200 fue presa de comentarios de todo tipo, incluso cuando demostró que no había problema alguno y que, en realidad, era un automóvil superlativo, lo suficiente para que otros fabricantes, tales como Renault o SAAB, también se atrevieran a poner en liza modelos de tracción delantera con motores potentes. Pero claro, Audi pretendía ir mucho más lejos que Renault y que SAAB, así que apostó por subir un par de escalones en prestaciones y en cifras de potencia con el 200 Turbo, que se acercaba mucho a ese mágico número de los 200 CV.

Casi 200 CV y casi 230 km/h

El Audi 200 Turbo era un coche verdaderamente ochentero, con lo bueno y lo malo de dicha afirmación. Por diseño, por definirlo de forma rápida y sencilla, era un Audi 100 más grande; predominaban las líneas rectas y las formas sencillas, con una cintura paralela al suelo –o casi– y grandes voladizos que alargaban visualmente la carrocería. Para los años 80 era un coche imponente, aunque la presencia de molduras de plástico negro en los laterales y unos paragolpes que también incorporan elementos de plástico negro –las molduras laterales eran la continuación visual de los paragolpes–, pueden resultar un tanto chocantes hoy día.

Muy grande para la época, el Audi 200 Turbo se ponía en los 4,79 metros de largo y en los 1.300 kilos de peso, culpa, entre otras cosas, de un equipamiento que incluida elevalunas eléctricos en todas las puertas, dirección asistida, ABS e incluso climatizador. Era soberbio incluso en acabados y cotas de habitabilidad, pero sobre todo, en poderío del motor.

Bajo el capó había un cinco cilindros de 2.144 centímetros cúbicos y carrera larga –79,5 por 86,4 milímetros para diámetro y carrera–, culata de aleación ligera con un árbol de levas y dos válvulas por cilindro, sobrealimentado por un turbo KKK y un intercooler. La marca anunció 182 CV a 5.700 revoluciones y 25,7 mkg a 3.600 revoluciones –cerca de 250 Nm–. Era mucho poderío, suficiente para rozar por poco los 230 km/h de velocidad máxima o para completar el 0 a 400 metros en 15,8 segundos, y los 1.000 metros , también con salida parada, en 28,8 segundos.

Diseñado claramente para las famosas autobahn

Publicaciones como Autopista publicaron su respectiva prueba y, como cabe esperar, los halagos eran muchos. España, en los años 80, todavía no había logrado estabilizarse como un mercado más dentro de Europa y no llegaban los mismos productos que a otras regiones, nos faltaba experiencia y coches como el Audi 200 Turbo sorprendían por su calidad, por su tamaño y por sus prestaciones.

De hecho, era muy común leer frases como “diseñado para viajar a velocidades de vértigo por carreteras alemanas”. Las autobahn –que viene a ser autopista pero en alemán– ya eran famosas en los años 80 y eso que, por entonces, la velocidad no era tan perseguida como ocurre actualmente en España y tampoco era raro encontrar declaraciones de “a 160 km/h el coche tiene una estabilidad altísisma”. Pones eso en cualquier publicación actual y serás denunciado por apología de la velocidad.

Eran otros tiempos y el Audi 200 Turbo era, como se suele decir, un cochazo. Y sí, estaba claramente diseñado para viajar a velocidades de vértigo por las autopistas alemanas. Eso no quiere decir que en España no se fuera rápido, de hecho, la mencionada revista Autopista, en una de sus publicaciones de 1985, llegó a decir que el coche aceptaba placenteros viajes en familia, o viajes en solitario al máximo de la mecánica.

Como curiosidad, el precio el Audi 200 Turbo en 1985 era de auténtica locura: 5.936.092 pesetas, 35.676 euros sin sumar inflación –equivalentes a 129.825 euros si sumamos la inflación desde entonces–. Hoy es admisible un precio como ese por un coche así, pero en la España de los 80 era muy, muy alto.



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