Cuando uno piensa en un coche especial y diferente al resto, muchas veces la mente acude a Francia y al mítico Citroën DS. El tiburón, como lo apodamos en España, es un coche realmente fuera de lo normal, fue un automóvil que se adelantó a su tiempo con una ingeniería y un diseño casi únicos, que todavía hoy sorprenden a más de uno por su increíble sistema hidroneumático. Pero al mismo tiempo, aunque considerar al Citroën DS como algo fuera de serie sea una verdad como un templo, olvidamos otro coche que con el mismo logo en el frontal, se convirtió rápidamente en un mito y un automóvil tan mágico, que sorprende que sólo los aficionados conozcamos su existencia.
El Tiburón de Citroën es un coche muy famoso, no importa si eres aficionado o una persona totalmente ajena al mundillo, si te enseñan una imagen del DS no tardará en aparecer su mote. La fama que se granjeó, su diseño y los pocos que se pueden ver hoy día, han hecho que este coche sea un objeto de culto y algo conocido por casi todo el mundo. Pero, con las mismas soluciones, pero con un diseño todavía más atrayente y futurista, el Citroën SM es mucho menos conocido. Si eres “Citroënista” quizá te sientas ofendido al ver que se tacha a “Se Majesté” de ser poco conocido, pero es la más triste realidad.
Bajo el capó del Citroën SM se esconde un motor V6 de procedencia Maserati
La historia del Citroën SM comienza en 1968, cuando la firma francesa se hace con los derechos y con el control de Maserati. Eso, como cabe esperar, permite que la firma de los chevrones tenga acceso a todos los desarrollos de los italianos y también a toda la experiencia de estos en cuanto a la creación de automóviles deportivos se refiere. Justamente, ese mismo año, se pone en marcha el llamado “Proyecto S”, que tenía como objetivo la creación de un automóvil de altas prestaciones. Obviamente, ese coche tendría un motor Maserati bajo su capó delantero.
El resultado de este proyecto se presentó en el Salón de Ginebra, en marzo de 1970 y posteriormente, en el Salón de París en septiembre de ese mismo año. Su denominación, Citroën SM, venía del “Project S y de Maserati (hay quien dice que son las iniciales de “Se Majesté”), aunque en Estados Unidos se vendió como Maserati SM y no como Citroën, logrando entre otras cosas llevarse el galardón del mejor coche del año en Estados Unidos, mientras que la revista Motor Trend también le otorgaba el “Car of the Year” en 1972. En Europa no logró pasar de la tercera posición, siendo superado incluso por el Citroën GS.
Ciertamente, la obtención de estos premios o no, es realmente secundario. El Citroën SM rompió tantos moldes como lo hizo el DS, pero su impacto fue mucho menor. Cuando se dio a conocer era el tracción delantera más rápido del mercado con sus 220 km/h, era tremendamente aerodinámico, contaba con una dirección muy particular con apenas dos vueltas entre topes y un sistema de retorno que funcionaba incluso en parado, contaba un sistema hidroneumático muy sofisticado como en el caso del DS… quizá la existencia del propio Citroën DS fuera un motivo con demasiado peso para el nuevo coupé francés.
Bajo el capó, el alma del modelo, un bloque V6 de 2,7 litros firmado por Maserati, capaz de rendir 170 CV en las versiones de carburación, 178 en aquellos equipados con el sistema de inyección Bosch D-Jetronic y 180 CV en las últimas versiones con la cilindrada aumentada hasta los tres litros y carburadores. Un motor cuya «V» está a 90 grados y estaba diseñado por Giulio Alfieri (no, no partió en ningún momento del V8 que el mismo Alfieri creó). Era un buen motor para su época, con unas prestaciones más que decentes, pero fue uno de los mayores problemas del Citroën SM, que pronto se ganó fama de ser un coche poco fiable gracias a un tensor de la distribución.
No obstante, ese no fue el motivo de la corta trayectoria comercial. El Citroën SM era tan especial como el DS, casi único en el mundo por su concepción y su diseño, pero hubo algunos escollos por el camino. Uno de ellos, bastante importante, fue la crisis del petróleo de 1973, el otro, habla de una teoría un poco oscura, pues se afirma que Peugeot no estaba muy conforme con que Citroën tuviera un coche tan avanzado y llamativo como el SM. Sobre todo destacando tanto respecto a sus propios coches. Así que detuvo su fabricación (recordemos que Peugeot se hizo con el control de Citroën en 1975).
Ahora, después de mucho tiempo, las cotizaciones del Citroën SM se están disparando y es posible encontrar unidades que ya flirtean con los 80.000 euros. Sigue habiendo unidades por debajo de los 25.000 euros, pero son ejemplares que necesitan un profundo repaso o directamente una restauración completa.
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