Para muchos, el nombre de Cord no dice absolutamente nada, posiblemente ni siquiera sepan de donde sale dicho nombre. Como suele ocurrir con la enorme mayoría de empresas, hablamos del apellido de una persona, E.L. Cord (Errett Lobban), uno de los mayores empresarios del transporte en Estados Unidos que antes había sido piloto y vendedor de automóviles.
Los Cord L-29 y 810/812 fueron los dos únicos modelos lanzados por el fabricante americano
Cord siempre estuvo relacionado con los automóviles. Fue administrador de Auburn Automobile Company, antes de que pasara a formar parte de Cord Corporation, una compañía fundada por el propio Erret y que, además de la propia Auburn, también tenía bajo su poder los motores Lycoming, Checker Cab (la compañía que fabricaba los taxis más famosos el mundo) y la marca Duesenberg, entre otras muchas más cosas sin relación con el sector (emisoras de radio y TV, construcciones navales, etc.)
Era un hombre visionario y muy activo e inteligente, sólo así se puede formar un imperio como el que tenía en su momento. También era un tipo bastante extravagante, así que no es extraño que los productos que llevaban su nombre fueran tan poco usuales. Porque el Cord 810/12 era de todo menos un coche convencional y no nos referimos únicamente a su diseño, que también, sino a todo lo que no se aprecia a simple vista.
Cord Corporation fabricaba por aquellos años el que está considerado como el mejor automóvil norteamericano de la historia: el Duesenberg J, una maravilla automovilística que fue uno de los coches más lujosos y opulentos de todo el mundo en la década de los 30. Eran tan extraordinario, que fue capaz de superar una crisis económica a pesar de su elevado precio de 20.000 dólares de la época (equivalente a casi 300.000 dólares actuales). Sabía lo que era fabricar automóviles especiales y como tratar a la clase pudiente de aquel momento.
Erret decidió que iba a hacer algo especial, pero no sería un Duesenberg, tampoco un Aurburn. En esta ocasión llevaría su propio nombre y marcaría un momento especial en la industria del automóvil norteamericana. Para ello contrató a los mejores especialistas yankees y puso en circulación el Cord L-29, el primer automóvil que llevaba su sello en la denominación. Sin embargo, la primera intentona no fue bien, acusando problemas de fiabilidad, porque Cord se empeñó en desarrollar un coche que tuviera una innovadora y poco vista tracción delantera. Si hubieran tenido menos presión y más libertad económica, las cosas habrían sido mejores, pero el primer Cord fue un coche que se rompía.
El Cord L-29 era un automóvil bastante atractivo, contando con algunos diseños de esos dignos de ser admirados como el L-29 Hayes Coupé o el L-29 Convertible, pero no sirvió para que la compañía se estableciera, y tras cesar la fabricación del L-29, Cord quedó en actividad suspendida.
Al mismo tiempo, Dusenberg tenía a sus ingenieros inmersos en el diseño de un nuevo modelo, un coche que tuviera una menor categoría a lo creado hasta el momento y por debajo del soberbio Dusenberg J. A cargo de dicho proyecto estaba Gordon Buehring, que creó con su equipo de diseño un automóvil rompedor, totalmente diferente a lo visto hasta el momento, un coche arriesgado estéticamente y que nunca llegó a tener el logo de Duesenberg, porque E.L. Cord desestimó la idea. Quería ese coche para su sello personal, que por supuesto, estaría animado por un motor V8 Lycoming y contaría con tracción delantera. Nacía así el Cord 810. Este motor tenía válvulas laterales, 4,7 litros de cilindrada y rendía 125 CV a 3.500 rpm, que llegaban a las ruedas a través de una transmisión de cuatro relaciones totalmente sincronizadas. Cambio, por cierto, fabricado por Bendix y asistido por el sistema Electrovacuum.
Curiosamente, el Cord 810 también acusó problemas de fiabilidad, en esta ocasión por la caja de cambios y por la falta de refrigeración. Otros problemas fueron los retrasos en las entregas, pues las cajas de cambio eran muy lentas y costosas de fabricar.
No obstante, el Cord 810 escondía algunas cosas muy innovadoras más allá de la tracción delantera. Los frenos, por ejemplo, eran de mando hidráulico, la carrocería era de tipo autoportante, los faros escamoteables y la suspensión delantera era totalmente independiente.
En 1937 se decidió instalar un sistema de sobrealimentación, un compresor Schwitzer-Cummins que permitía rozar los 190 CV, aunque todo lo demás era igual. A estos modelos se les denominó Cord 812 y eran identificables por los colectores saliendo de la carrocería.
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