Los Muscle Car americanos siempre han tenido algo especial, un aura de máquinas “brutas”, que han encandilado a miles de aficionados desde hace décadas. Pero en Estados Unidos son algo más que simples coches, los Muscle Car son una forma de vida, una manera muy particular de entender el automóvil que está a punto de volver a dejar el mercado, pero no de olvidarse. Los Muscle Car nunca serán olvidados y menos todavía si empresas como Speedkore realizan trabajos tan bestias.
Como suele ocurrir cuando se modifica un clásico en profundidad, habrá quien se rasgue las vestiduras pensando que se han cargado esa unidad, pero también habrá quien piense lo contrario, que si se puede mejorar se hace. Gustos para todos, pero hay que aceptar que estamos ante una cultura muy asentada en Estados Unidos, donde los propios usuarios realizan estos trabajos en su garajes particulares.
El Hellraiser es un restomod creado por Speedkore sobre la base de un Dodge Charger de 1970
Evidentemente, los trabajos particulares no son tan bestias como el de Speedkore, pero hay ocasiones en las que los aficionados yankees se lucen. Pero vamos a centrarnos en lo que tenemos como protagonista, un Dodge Charger de 1970, al que han denominado Hellraiser. Y no, nada tiene que ver con la película de terror británica estrenada en 1987, un “hellraiser” es una persona con un estilo de vida digamos, “libertino”, le gusta beber, pelearse, ir de fiesta en fiesta… un bandarra, un macarra si lo preferís. Una persona que vive al límite, vive “to raise hell” (levantar el infierno o traer el infierno a la tierra).
Así, por tanto, nos podemos hacer una idea de por dónde ha ido el trabajo de Speedkore, que ha tenido un resultado propio del infierno, que no os quepa duda. Y como ya ocurrió en su momento con el BMW 3.0 CS, este Dodge Charger también es propiedad de un acaudalado actor de Hollywood, en este caso de Kevin Hart, quien tiene unos gustos más “oscuros” que Robert Downy Jr.
Por lo pronto, este restomod casi se podría considerar un coche totalmente nuevo, aunque la base sea un “viejo” Charger de los 70. Por ejemplo, la carrocería es totalmente nueva y fabricada con fibra de carbono que como cobertura tiene unas capas de laca transparente dejando el trenzado a la vista. El resultado es muy llamativo, sobre todo viendo la imagen que ofrece todo el conjunto con los faros y los pilotos nuevos y de fabricación actual, la ausencia de cromados y la abertura que se ha practicado en el capó para dejar salir la carcasa del compresor volumétrico que tiene montado su bloque V8.
La carrocería se ha tirado literalmente al suelo montando suspensiones procedentes del Corvette C6 en el eje delantero y un sistema multibrazo de fabricación artesanal para las ruedas traseras, todo ello gestionado por amortiguadores Penske ajustables, mientras que las barras estabilizadoras son de Detriot Speed. La dirección también es nueva, suministrada por el especialista Woodward, la línea de escape es creación de Speedkore con la ayuda de Megaflow.
Se han instalado unas espectaculares llantas que, sobre todo las traseras, abruman por su anchura (345 milímetros). Esas llantas las fabrica HRE y tienen 19 pulgadas de diámetro delante y 20 detrás, son de tres piezas y están calzadas con neumáticos Michelin Pilot Sport 4S, necesarios para poder digerir la potencia procedente del motor.
Para dar vida al Hellraiser y que, además de parecerlo, también tuviera un alma descarriada, se ha elegido el bloque V8 Hellephant presentado en el SEMA de 2019, un HEMI 427 (7.000 centímetros cúbicos) que mediante un compresor volumétrico muy típico en Estados Unidos, rinde la friolera de 1.000 CV y 1.290 Nm de par.
El habitáculo también se ha retocado al completo y su aspecto desprende una calidad altísima y un buen gusto en cuanto a combinación de colores y adhesión de detalles. Es un trabajo limpio, incluso elegante hasta cierto punto, que cuenta con una barra antivuelco integrada y asientos Recaro GT Sportster con arneses de cuatro puntos Simpson Racing.
Puede que no te guste, que veas este tipo de trabajos como una forma de estropear un clásico, pero no podrás negar que la calidad, a simple vista y a través de las fotos, es muy elevada y el gusto por los detalles también. Por cierto, se trata del segundo Muscle Car de Speedkore que adquiere Kevin Hart. El primero fue un Plymouth Barracuda que fue destruido en un accidente de tráfico donde el propio Hart salió malherido.
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