GUILLERMO LOPEZ – 16 JULIO, 2020
Apenas llegaron a producirse 650 coches bajo su marca, pero lo cierto es que todas y cada una de ellas pueden catalogarse de obra maestra, y así lo acaba de decidir el jurado del I Concours Virtual del automóvil, que ha decidido nombrar al Duesenberg Model J Torpedo Convertible Coupé de 1932 como el gran superdeportivo previo a la II Guerra Mundial.
De aquellas 650 unidades, 481 lo fueron del Model J, lo que viene a refrendar no sólo la importancia que tuvo este coche para la marca, sino también la importante aceptación que tuvo entre el público amante de los coches. De aquellas 481 unidades del modelo J aún se tiene constancia de la existencia de algo más de 375 unidades, lo que demuestra el enorme aprecio que por la marca tienen los coleccionistas.
Duesenberg era una marca norteamericana fundada por los hermanos August (1879) y Fred (1876) Duesenberg, dos alemanes nacidos en la localidad de Lippe, que emigraron a finales del siglo XIX a los Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades.
Emprendedores, comenzaron reparando maquinaria agrícola y a principios de siglo, en 1900 comenzaron a producir bicicletas, a las que rápidamente dotaron de un motor de su invención mediante válvulas rotativas. En 1905 Fred diseñó un motor de dos cilindros para automóviles y se creó la Mason Motor Car Co en Des Moines (Iowa, EE.UU) para producir vehículos a partir de esta mecánica. En 1913 se unieron a J.R. Harbeck, director gerente de Loew-Victor Manufacturing Company, en Chicago
Como ingenieros autodidactas que eran, sus primeros años se dedicaron a la producción de todo tipo de motores industriales, marinos,.. y también de automóviles. Tras unos años de práctica, decidieron apostar por la producción de vehículos automóviles dotados con motores de cuatro cilindros y válvulas de diseño propio. Así, durante la I Guerra Mundial, su empresa fue certificada por el Gobierno de los Estados Unidos como centro de experimentación aeronáutica, gracias a lo cual pudieron acceder a un motor 16 cilindros de los que Bugatti utilizaba en sus modelos de la época.
Los Duesenberg destriparon el motor y lo analizaron pieza a pieza muy detalladamente. Su conocimiento autodidacta hizo el resto. Aquella mecánica les sirvió de inspiración para comenzar a desarrollar sus propios motores, los cuales gozaron prácticamente de inmediato de un gran éxito comercial. En 1916 ambos hermanos fundaron Duesenberg Automobile & Motors Company, basándose en los conocimientos adquiridos tras algunos años trabajando en talleres fabricando vehículos deportivos y experimentando distintos desarrollos mecánicos, innovadores para su época.
Como dato curioso, en la factoría de Newark donde tuvieron sus instalaciones, los Duesenberg fueron de los primeros industriales en incorporar mujeres a sus líneas de montaje, donde desempeñaron papeles clave en distintos momentos del proceso de producción inspeccionando el correcto estado de las piezas antes de agregarlas a la línea de ensamblaje.
Finalizada la contienda, en 1919 los Duesenberg se trasladan a Indianápolis, ciudad en la que se instalan y donde construyen su principal obra maestra: el motor Duesenberg de 8 cilindros en línea, gracias al cual los distintos modelos de automóviles en los que sucesivamente lo fueron incorporando comenzaron a obtener importantes victorias en los eventos de competición del automóvil. Tras lograr diferentes éxitos a escala local, Duesenberg se convirtió en la primera firma norteamericana del automóvil en logar la victoria en un GP Europeo, el GP de Francia de 1921, la carrera más importante y de mayor repercusión mundial en aquella época.
Durante la década de los felices años 20 los Duesenberg se convirtieron en los reyes de las carreteras americanas. Sus coches de lujo se vendían a precios desorbitados para la época: 8.500 dólares. Y seguían mostrándose como grandes defensores de las mujeres. Muchos de los carteles de publicidad de sus coches en aquella época mostraban como claims de reclamo algunos como “Ella conduce un Duesenberg” o “Duesenberg, el automóvil más fino del mundo”, con mujeres sentadas al volante del coche.
Sin embargo, todo lo que tenían de genios a nivel mecánico los Duesenberg lo tenían por igual de malos gestores. En 1924 la empresa se encuentra en una difícil situación financiera. En 1921 pusieron sus ojos en el segmento de los vehículos de lujo con el Duesenberg A, un deportivo de 4.2 litros dotado de un innovador sistema de frenado mediante circuito hidráulico que llamó de inmediato la atención por no ser un vehículo de competición sino un vehículo de calle. Aquel modelo fue el primero en incorporar este sistema fuera de los circuitos, lo cual si bien fue un acierto en materia de seguridad, también lo fue en materia de costes financieros, pues junto con otras decisiones el coche no solo no resultó rentable sino que se comió buena parte de sus activos. El resultado fue tan trágico como esperanzador, pues si bien tuvieron que vender su empresa, tuvieron la suerte de que fue Errett Lobban Cord, propietario por aquel entonces de marcas de prestigio como Auburn y Cord y de distintas líneas aéreas.
Cord no solo compró la empresa, sino que también permitió que los hermanos se mantuvieran al frente de la misma para que siguieran desarrollando el talento innato que ambos tenían para la producción de automóviles. Aquella decisión fue premonitoria pues fruto del primer encargo de Cord nació un coche tan mítíco como el Duesenberg J, toda una maravilla tecnológica, de diseño y de concepto en su época y que hoy, a buen seguro, también gozaría de gran predicamento comercial: el Duesenberg J.
Aquel coche lo tenía todo. Disponía de un diseño realmente espectacular, tanto que de inmediato se convirtió en el objeto de deseo de muchos personajes famosos y acaudalados. El Duque de Windsor en Inglaterra, el Rey Alfonso XIII en España (quien precisamente utilizó su coche para trasladarse desde Madrid a Cartagena camino del exilio la noche del 14 al 15 de abril de 1931) o los actores de Hollywood Gary Cooper y Clark Gable que fueron ilustres propietarios de una unidad del J (la misma, puesto que Cooper se la vendió a su amigo Gable). Todos ellos “vestidos” de manera diferente, pues como era costumbre en la época, cada propietario personalizaba y convertía el mismo a su propio gusto y estilo una vez adquirida la plataforma base del vehículo. Dedicarse al mundo del lujo fue precisamente lo que permitió a Duesenberg mantenerse los años siguientes a la crisis de 1929.
La unidad que perteneció a Gary Cooper es una de las pocas que hoy en día se conservan en su estado prácticamente original. Se trata de una versión SJJ del modelo, con el motor de ocho cilindros en línea y sobrealimentada por compresor, pero dotada con dos carburadores, lo que elevaba su potencia por encima de los 400 CV. En su época fue de los automóviles de producción en serie más rápidos que había, alcanzando nada menos que los 225 km/h, una cifra realmente encomiable si tenemos en cuenta que se trataba de 1935. El chasis (J.563) del modelo había sido recortado de manera específica para cumplir con los deseos de su propietario. En 2018, esta unidad salió a subasta y superó los 22 millones de dólares en la puja, lo que le ha convertido en uno de los vehículos americanos más valorados de todos los tiempos, por encima incluso del mítico Shelby Cobra, y el vehículo del período preguerra subastado por el que se ha pagado el mayor precio.
Esta plataforma ya por entonces recurría a materiales como el aluminio para conformar distintas piezas tanto en su carrocería como en su mecánica y otros elementos. Eso sí, todo se articulaba en torno a la auténtica “joya de la corona”, el motor de 6.2 litros de capacidad con ocho cilindros en línea, doble árbol de levas en cabeza y culatas de cuatro válvulas por pistón. Aquel motor proporcionaba la nada despreciable cifra de 265 CV, potencia suficiente para desplazar cómodamente los 2.500 kilos, un peso ciertamente liviano para las dimensiones del coche, alcanzado en buena parte gracias al uso del aluminio y de otros materiales livianos que fueron utilizados en su fabricación para reducir el peso del conjunto a tan sólo 2.500 kg.
Aquella configuración mecánica ya puso en problemas a las producciones de otros fabricantes de gran prestigio, como Hispano Suiza, Mercedes o la propia Rolls Royce, que tuvieron que poner toda la carne en el asador para convencer a los clientes de que sus coches seguían siendo superiores. Cuando parecía que iban a ganar la carrera, los Duesenberg sorprendieron de nuevo con una nueva versión del modelo en 1932, la Supercharged o SJ, a cuya mecánica acoplaron un compresor para conseguir extraer del motor 320 CV.
Todo parecía sonreír a los Duesenberg, pero al final, de la noche a la mañana, todo cambió drásticamente. Pese a haber superado con solvencia la dura crisis de 1929 a base de productos e ingenio, nuevamente las finanzas volvieron a fallarles. La prematura muerte de Frederick en 1932 tras sufrir un grave accidente de automóvil en la Lincoln Highway que le produjo una grave neumonía de la que no pudo recuperarse, y la posterior caída en desgracia de Cord en 1939 dieron la puntilla a la marca. Cord tuvo una serie de problemas. Los primeros, relacionados con la mafia y los gangsters de la época. Los segundos, a consecuencia de los primeros, que obligaron a intervenir a los fiscales de la Hacienda de EE.UU.. Todo ello provocó que Cord se viera obligado a exiliarse a Gran Bretaña. La deserción de Cord sumió nuevamente en problemas económicos a la marca Duesenberg, hasta el punto de que el Gobierno de Roosevelt tuvo que terminar interviniendo la compañía y, posteriormente, en 1937, liquidarla y hacerla desaparecer. En Auburn, (Indiana, EE.UU), permanece abierto un museo donde se recogen algunos de los mejores modelos producidos por las tres marcas que pertenecieron a Cord, y allí se pueden todavía contemplar algunos de los modelos producidos por los Duesenberg. A través de este enlace puedes ver algunas de las joyas que allí se reúnen http://www.automobilemuseum.org/#home.html
Han pasado más de 80 años desde la desaparición de la marca, pero esta sigue teniendo el favor y el fervor de los buenos aficionados a los automóviles. Esto es lo que al menos ha quedado demostrado en el Concours Virtual que organiza la editorial británica Hothouse Media, editora de la revista trimestral Magneto y de la The Concours Year, así como organizadores del prestigioso Concours on Savile Row en Londres (Reino Unido). El Concours Virtual tiene como fin ayudar a los niños de todo el mundo que se han visto afectados por el COVID 19 mediante las ayudas que los aficionados al automóvil en general y a los vehículos clásicos e históricos en particular proporcionan en su página web.
Para desarrollar este Concours Virtual, en el que puedes participar desde tu casa a través de la web www.concoursvirtual.com, se han seleccionado más de 180 de entre los automóviles más bellos del mundo y agrupado en 17 clases diferentes para ser juzgados por algunos de los expertos más destacados del mundo. Cada categoría se irá desvelando en diferentes fechas ya establecidas (consulta la web) y los ganadores serán designados tanto por los votos de los miembros del jurado como por los votos emitidos por los aficionados que visiten la web del concurso. En ella se puede votar tanto por un vagón de vapor sin restaurar de hace 130 años como por algunos de los mejores superdeportivos de los años 60,70 u 80. Pudiendo elegir incluso entre coches tan emblemáticos como el Land Rover que perteneció a Steve McQueen, el Porsche Outlaw de John Oates (cantante de Hall & Oates), algunos de los modelos de Bugatti más valiosos del mundo o este Duesenberg J que en su día perteneció a Gary Cooper y Clark Gable. El ganador final de todo el concurso se dará a conocer el próximo 9 de agosto.
La categoría de vehículos anteriores a la II Guerra Mundial ya cuenta con un vencedor por parte de los jueces del concurso, para quienes el Duesenberg Model J Torpedo Convertible Coupe es el mejor de la categoría de los Supercoches de pre-Guerra. Este modelo en concreto, el J-476, fue uno de las cinco carrocerías de coupé convertible diseñadas sobre el chasis de batalla corta y distancia entre ejes reducida por Walter P. Murphy carrocero de Pasadena muy recordado por ser suyas algunas de las mejores creaciones llevadas a cabo sobre los chasis de los Duesenberg. Los registros indican que Murphy fue el autor de más de 125 carrocerías (aproximadamente el 25 por ciento de los modelos que se llegaron a producir) elaboradas sobre las bases J, JN, SJ y SSJ. El Duesenberg J-476 fue uno de los cinco cuerpos de Coupe Convertible con distancia entre ejes corta construido por Murphy, un vehículo notable en su diseño con el habitual sello convertible Murphy distintivo que desaparece en la carrocería quedando al desnudo la parte superior de aluminio del chasis.
La votación del jurado en la clase de supercoches de preguerra se decantó por el Duesenberg Model J Torpedo Convertible Coupe de 1932 perteneciente al Auburn Cord Duesenberg Automobile Museum en primer lugar, seguido del E.R. Thomas Motor Co. Modelo 35 de 1932 que se expone en el Museo Nacional del Automóvil británico y, en tercero, por el Bentley 8 litros Córcega Tourer de la colección de Stephen Brauer
En cuanto a los votos populares registrados para la categoría en la web del Concours Virtual, los elegidos mayoritariamente fueron el Napier L 49 de 1904 perteneciente a Sirdool Singh, el E.R. Thomas Motor Co Modelo 35 del año 1907 que se expone en el Museo Nacional del Automóvil y el Hispano Suiza H6C del año 1925 de la colección de Fritz Burkard.