Zagato es uno de los grandes nombres del automovilismo italiano y mundial, ligado permanentemente a los sellos más renombrados y exclusivos del mundo. Una compañía especializada en diseño industrial, fabricación y creación de automóviles, fundada en 1919 por Ugo Zagato y que tras pasar por tres generaciones de la familia Zagato, ha cumplido más de 100 años. Un siglo de magia automovilística, en dura pugna con nombres como Pininfarina, Bertone o Giugiaro (y quien piense que Giugiaro no está al nivel de Zagato, poco sabe de coches).
Carrozzeria Zagato ha destacado por algunas ideas pioneras, como el empleo y la construcción de carrocerías de automóviles con técnicas derivadas de la aeronáutica, así como el empleo de materiales ligeros y resistentes. Sin embargo, no siempre ha tenido ese peculiar estilo de ver los coches tan característico, Zagato ha creado grandes diseños, pero no todos han tenido esa peculiar doble joroba en el techo, por ejemplo, valga por ejemplo que el Alfa Romeo 6C 1500 de 1929 es obra de Zagato, como también lo es el sensacional Maserati A6 G/54 2000 de 1954 o el Lancia Aprilia Sport de 1938, aunque este ya luce bastantes rasgos de lo que conocemos como “diseño Zagato”.
Es posible que el Lancia Aprilia Sport de 1938 no te suene de nada y algo de razón hay en ello, pues solo se fabricó una unidad, que se había diseñado buscando la máxima eficiencia aerodinámica, pero acabó destruido por culpa de la Segunda Guerra Mundial. La unidad que existe actualmente, es una réplica que la propia Lancia fabricó usando los planos originales. Es un automóvil que merece un artículo aparte por su belleza, pero que no resulta tan peculiar y extraño como el Bristol 406 Zagato.
El Bristol 406, fue un gran paso adelante marcado por el importante momento de la historia europea
Como ocurrió en muchas ocasiones tras la Segunda Guerra Mundial, la Bristol Airplane Company, la célebre compañía responsable de la fabricación de los bombarderos Blenheim, abrió una división automovilística para reconducir su enorme plantilla de trabajo. Era una empresa con 70.000 personas contratadas para la fabricación de material bélico, pero el fin de la guerra les puso contra las cuerdas, como bien ocurrió con otras empresas similares. Fue una recomendación del gobierno británico, que apostaba por dirigir algunos esfuerzos hacia el sector de los automóviles.
Todos los modelos de Bristol, en sus inicios, se basaba en el BMW 328 de antes de la guerra, un modelo que se hizo famoso por sus buenas prestaciones y por su diseño deportivo, pero que fue diseñado y fabricado en los años 30. Cuando Bristol empezó a trabajar en sus coches, el 328 tenía muchos años, pero en realidad, no había otra cosa y muchos fabricantes tuvieron que seguir el mismo camino. No con el BMW 328, obviamente, pero sí con vehículos anteriores a la guerra. Sus dos primeros modelos, el Bristol 400 y el 401, eran casi una versión del modelo alemán, incluso los posteriores Bristol 404 y 405 seguían teniendo como base el BMW 328. Es más, el motor del 328, un seis cilindros en línea, el la base de los propulsores Bristol hasta la década de los 60.
Sin embargo, todo cambió con el Bristol 406, un modelo con el que se dejaron atrás muchas cosas como el chasis de madera de fresno. Había dos equipos de diseño trabajando en el nuevo proyecto, que tenía que suponer un gran paso adelante respecto a los anteriores Bristol 404 y Bristol 405. Por un lado estaba el importador suizo de la marca, Hubert Pattey, quien encargó la creación de la carrocería al especialista Beutler, mientras que por otro lado, estaban los empleados de la propia Bristol: Dennis Sevier y Dudley Hobbs. El trabajo de Beutler se mostró en el Salón de París de 1957, pero no convenció a los directivos de la compañía, quienes se decantaron por el diseño de sus propios empleados.
Contaba con un chasis fabricado con acero y una carrocería de aluminio, que era fabricada por la compañía británica Jones Brothers of London y representa un momento de la firma especialmente particular. En 1959 la Bristol Aircraft Company se fusionó con Bristol Aero Engines (misma compañía, pero otra división que trabajaba por separado y que incluía Bristol Cars) y con Armstrong Siddeley, dando lugar a la compañía Bristol Siddeley Engines (BSE). No obstante, George White (uno de los más importantes gerentes de Bristol Cars) y Anthony “Tony” Crook (del concesionario de Bristol en Londres) compraron los derechos de Bristol Cars separando la división de coches del resto.
De esta forma, el Bristol 406 fue el único modelo de BSE, el último modelo de bajo el control de Bristol Aircraft y el primero de la era Tony Crook. Un coche con un peso histórico importante para la marca británica, quizá por eso, Tony Crooks contactó con Zagato para hacerle una nueva y muy especial carrocería al modelo 406.
250 kilos más ligera, pero nunca apareció en el catálogo oficial
El señor Anthony Crook acabó por destaparse como un fanático respecto a las capacidades de sus coches, como selectivo a la hora de vender uno de ellos. Algo similar a lo que hace actualmente Ferrari, que cuida extremadamente las capacidades de sus coches y además, también quien los compra. Crook logró una base especialmente exclusiva de clientes a lo largo de Europa, con nombres como Peter Sellers, Bono o Sir Richard Branson. Y todos y cada uno de sus coches eran distintos, muy lujosos y también relativamente rápidos.
Cuando habló con Zagato, quería crear un coche que fuera totalmente reconocible con un simple golpe de vista, pero sin menoscabar las prestaciones y la conducción. Sin embargo, Anthony tenía las ideas muy claras y puso sobre la mesa algunas condiciones que debían cumplirse: carrocería de dos puertas y diseñado para aquellos que deseaban un automóvil más rápido que el 406 estándar, sin dejar de mantener la fiabilidad, la flexibilidad y, quizás en detrimento del estilo, suficiente espacio trasero.
El resultado es… singular. Zagato creó una carrocería 250 kilos más ligera que la original, pero también era más corta entre ejes (280 milímetros). Las formas, según mires el coche, recuerdan a otros modelos de Zagato. El frontal, por ejemplo, recuerda a diseños de Zagato para Lancia, la trasera, los los pequeños pilotos separados dos a dos, recuerda a los Aston Martin de Zagato, pero el perfil es muy extraño. Parece poco equilibrado, con un largo morro y una cabina diseñada para cuatro (o cinco) ocupantes, pero retrasada respecto al eje delantero. Y no debemos dejar pasar por alto el abultamiento de las aletas traseras a mitad de la ventanilla.
Hay ciertos detalles que delatan su condición de ser un Zagato, como el techo de doble burbuja (aunque muy sutil), el mencionado frontal y por supuesto, el logo del carrocero, pero son rasgos que pasan un poco desapercibidos, ocultos en un resultado global llamativo, elegante, pero peculiar por sus formas.
La unidad de las fotos es uno de los cuatro Bristol 406 Zagato de cinco plazas, exhibido en el Salón del Automóvil de Earls Court en 1959. Posteriormente, Anthony Crook lo vendió a un conocido miembro del “Bristol Owners Club” y fue subastado por Bonhams hace muchos años, allá por 2014 (cambió de dueño por más de 140.000 euros).
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