Apareció en 1961, en el mes de septiembre. Se fabricaron 8.135.424 unidades y podemos definirlo, si empleamos jerga actual, como un auténtico SUV, salvo que en realidad no es deportivo y nunca tuvo una versión semejante. Hablamos, por supuesto, el Renault 4, posiblemente, uno de los coches más simples, pero a mismo tiempo más robustos, de cuantos ha fabricado la firma francesa. Un coche que nació con la vocación de ser una herramienta supereconómica, capaz de aguantarlo todo.
El Renault 4, popularmente conocido en España como “4 latas” por su versión 4L, nació gracias a un ingeniero llamado Pierre Dreyfus, presidente en aquellos años de Renault, quien propuso a su equipo un reto: diseñar un vehículo sencillo y versátil, con un precio muy bajo, una gran capacidad de carga y un mantenimiento sencillo y barato. Un rival directo para el Citroën 2CV, pero son soluciones y un diseño más convencionales. El resultado se presentó en el salón de París de 1961 tras cinco años de estudio y desarrollo. De hecho, Renault recorrió miles de kilómetros con unidades de pruebas a lo largo del mundo, para obtener un producto que era más moderno y más potente que su rival y compatriota.
Una de las curiosidades que envuelven la creación del Renault 4, es que la existencia del Citroën 2CV no fue el desencadenante de su desarrollo. Al parecer, Dreyfus leyó en la prensa que había previsiones de un aumento considerable de la tasa de natalidad, lo que obligaría a muchos hogares a cambiar de coche y a buscar soluciones de movilidad económicas, versátiles y fiables. Así, por tanto, le encomendó a su equipo que trabajara precisamente en eso, en un coche versátil, económico y fiable, que finalmente acabó como una versión del 2CV según Renault. Algo que dice mucho del modelo de los chevrones y pone en duda muchas propuestas actuales…
Las ventas del Renault 4 comenzaron al año siguiente de su presentación, en 1962, y no tardó en convertirse en uno de los coches más populares entre los usuarios. Es de esos modelos que se han convertido en icono entre los aficionados –y no tan aficionados– no por sus prestaciones o su diseño, sino por lo que significó y por lo que logró en el mercado. Era un coche para la clase media-baja, al que no le importaba circular por asfalto en perfecto estado o por los caminos más intransitables que, en aquellos años, eran numerosos en todos los pueblos. FASA comenzó a fabricar el Renault 4 en 1963 y lo mantuvo en producción hasta 1989, tras producir unas 800.000 unidades.
A pesar de ser un coche muy sencillo, el Renault 4 contaba con detalles técnicos que le permitían, precisamente, esa versatilidad. La suspensión era independiente en las cuatro ruedas, con barra de torsión transversal en los dos ejes.Tenía un circuito de refrigeración cerrado y hermético, que incorporaba un líquido especial. Las rótulas tenían retenes estancos, lo que eliminó la necesidad de tener que estar lubricando cada cierto tiempo
El motor estaba delante, tenía cuatro cilindros y 747 centímetros cúbicos junto a un cambio de tres relaciones, que enviaba la potencia al eje delantero. En 1962 apareció un motor más grande, con 845 centímetros cúbicos, mientras que en 1967 se adoptó una caja de cambios de cuatro relaciones. También hubo un motor con 782 centímetros cúbicos, pero desapareció de la gama en 1972.
Los Renault 4TL, que se lanzaron al mercado para reemplazar a los R4 Super, montaron un propulsor de 1.108 centímetros cúbicos, procedente del Renault 6, aunque con algo menos de potencia –rendía 38 CV–.
Cuando F.A.S.A. cesó la producción del Renault 4, se continuó con su comercialización hasta 1991, pero eran unidades importadas de Eslovenia, pero en 1992 se anunció el cese de producción del modelo tras 30 años en el mercado con mínimos cambios. Los últimos 1.000 Renault 4 salieron de la planta francesa de Billancourt, una serie especial llamada “Clan”, que lucían la incripción “bye-bye” en el salpicadero. No obstante, la producción del Renault 4 se mantuvo un año más en Eslovenia y hasta 1994 en Marruecos.
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