
El Mercedes 300 D Turbo llegó al mercado con un brutal golpe sobre la mesa: era el automóvil con motor turbodiésel más rápido del mercado y además, sin perder ni un ápice de las tradicionales características de la marca alemana, como la una suavidad de marcha nunca vista en un diésel que, para colmo, tenía cambio automático.
Han cambiado mucho las cosas desde que el Mercedes W124 dejara el mercado. La firma de la estrella de tres puntas ya no se centra tanto en ofrecer lo máximo sin tener en cuenta los costes. Ahora, dada la enorme competitividad y los radicales cambios que sufre el sector, Mercedes tiene que buscar la forma de rentabilizar sus productos y eso, en ocasiones, obliga a tomar ciertas decisiones que no siempre son acertadas.

Mercedes-Benz Limousine der Baureihe 124
Eso no quiere decir que los alemanes hayan dejado de hacer buenos coches, el caso es que no tienen tanta “sobreingeniería” como la tuvo el Mercedes W124, considerado como el último Mercedes fabricado sin tener en cuenta los costes. Y eso se nota, porque no solo destacaba por fiabilidad y robustez, también tenía versiones como el 300 D Turbo, una variante con motor turbodiésel que se posicionó, como ya hemos comentado, como el diésel más rápido del mercado en su lanzamiento.
Curiosamente, el Mercedes 300D Turbo, apareció en un momento en que se sucedían enormes cambios que lo ponían todo patas arriba, sobre todo en lo que a evolución de la tecnología diésel se refiere. En pocos años, el mercado se llenó de coches con motor turbodiésel cuyas prestaciones asombraron a propios y extraños. Por ejemplo, se presentó el Alfa Romeo 164 TD, que presumía de ser el diésel más rapido y casi antes de salir al mercado, fue superado por el BMW 524 TD y este, vio como el Mercedes 300D Turbo hacía lo propio con él.

Mercedes-Benz Limousine der Baureihe 124
La verdad es que Mercedes siempre prestó cierta atención a los motores diésel, ahí está el W138, el Mercedes 260D fabricado entre 1936 y 1940, un coche realmente pionero que no se quedó en una simple rareza de la época, tuvo una larga descendencia. Así, es normal que cuando se lanzó el 300D Turbo, fueran capaces de marcar las pautas del segmento, aunque fuera solo momentáneamente.
Obviamente, el propulsor del W124 turbodiésel, del primer W124 diésel, poco tiene que hacer frente a los más modernos motores con tecnología de encendido por compresió. Era un seis cilindros en línea con 2.998 centímetros cúbicos, un árbol de levas en culata y dos válvulas por cilindro, cuya alimentación corría a cargo de una bomba de inyección Bosch y de un turbo firmado por Garret. Por supuesto, de geometría fija, delicatessen como la geometría variable llegarían muchos años después.

Mercedes-Benz Typ 300 D Turbo der Baureihe 124
Este motor rendía 143 CV a 4.600 revoluciones y 27,2 mkg a 2.400 revoluciones, que llegaban a las ruedas traseras mediante un cambio automático por convertido de par y cuatro relaciones, cuyo desarrollo final en cuarta era de 43,52 km/h a 1.000 revoluciones. Comparado con los diésel que llegarían después, es un desarrollo incluso corto, aunque en su momento se dijo que estaba perfectamente adaptado a las prestaciones del motor. Motor, por supuesto, diseñado para soportarlo todo: muñequillas y apoyos del cigüeñal templados por inducción, pistones con canales de refrigeración, mucho cubicaje para una potencia que otros rivales podían lograr con motores más pequeños…

Mercedes-Benz Limousine der Baureihe 124
Se podría decir que era la Mercedes más “auténtica” en plena acción, y aun así, lograron que fuera muy veloz para ser un turbodiésel. La velocidad máxima, por ejemplo, era casi 206 km/h según la revista Autopista, mientras que el los 400 metros con salida parada los recorría en 17,71 segundos y los mil metros, en idénticas condiciones, en 31,86 segundos. Pero lo mejor de todo eran los consumos, unas cifras que, al igual que las prestaciones, están lejos de los mejores motores modernos, pero en su momento eran excepcionales.
Por ejemplo, a 90 km/h gastaba 6,9 litros, que subían a 8,40 a 120 km/h. Por encima de esa velocidad, los consumos se iban hasta los 12 litros.
El mayor inconveniente del Mercedes 300 TD era, obviamente, su precio. En España resultaba carísimo: 6.296.220 pesetas en 1987, si tenemos en cuenta el incremento del IPC desde entonces hasta 2024, nos encontramos con un precio de 113.523 euros.
