Se dice que los coches ya no son como antes y, en el fondo, es una frase que está llena de razón. Por un lado, que no sean como antes es todo un lujo, pues contamos con los vehículos más seguros que se han fabricado jamás, pero por otro lado, no podemos despojarnos de esa sensación de que falta algo. A los coches de hoy les falta algo. Unos dicen que alma, otros que les falta personalidad, otros directamente los tildan de lavadoras… seguramente sea algo que se ha dicho siempre, ¿verdad? Nunca se está contento con lo que se tiene.
Pero claro, cuando echas la mirada atrás y ves lo que marcas como FIAT ofrecían antes y lo comparas con los coches actuales, llegas realmente a pensar que los coches ya no son como antes, pero para mal. ¿Os podríais imaginar un coupé de la firma italiana con un motor de origen Ferrari como el Dino de la década de los 60? Evidentemente no, y menos todavía siendo una petición de la propia Ferrari para poder homologar un motor para competición.
El FIAT Dino montaba un motor V6 Ferrari de 2 litros de cilindrada
A lo largo de la historia del automóvil, muchos de los coches más deseados y recordados han surgido de la necesidad de homologar una versión para las carreras, una versión para competición que requería de la creación de un número determinado de unidades “de serie” que, en ocasiones como la que nos ocupa, era imposible alcanzar sin contar con ayuda externa. Por eso, en la década de los 60, Ferrari pidió a FIAT un pequeño favor. La firma del Cavallino necesitaba construir un total de 500 motores y entregarlos a los clientes, para que la FIA aceptara dicho propulsor en la Fórmula 2. Hay quien dice que FIAT insistió en hacerse cargo del proyecto para que no hubiera problemas con la homologación.
El resultado lo conocemos todos, pero no por ello es menos bello o interesante. En el Salón del Automóvil de Turín de 1966, se daba a conocer el FIAT Dino, un coupé de líneas sensuales, muy sesenteras, diseñado por Bertone en su formato coupé y por Pininfarina en su carrocería spider que apareció poco después. Era un coche con un marcado perfil “fastback”, mucha superficie acristalada y una elegancia discretamente deportiva, que encandiló a todos los que lo vieron, que pasaron a enamorarse cuando supieron que bajo el capó había un bloque V6 de origen Ferrari.
Imaginaos ahora un FIAT Coupé como este Dino, con un bloque V6 como el Alfa Quadrifoglio, que lo fabrica Ferrari, comercializado en la actualidad. Es imposible, sobre todo tras la creación de Stellantis y su nueva estrategia comercial, que se centra en los pequeños coches utilitarios y urbanos, que tan bien se le dan a la marca (y que siempre han sido su especialidad…).
Pero regresemos a 1966. El FIAT Dino contaba con un V6 diseñado por Franco Rocchi, fabricado todo en aluminio y con distribución por cadena. Tenía 1.987 centímetros cúbicos (diámetro por carrera de 86 milímetros por 57 milímetros), cuya potencia específica era de 80,52 CV por cada litro de cilindrada. Esto significa que rendía 160 CV junto a 197 Nm de par, algo que no estaba nada mal y además, se acompañaba del mágico grito de los propulsores Ferrari. Cabe destacar que aunque el diseño es de Ferrari, el montaje se subcontrata a FIAT para poder alcanzar la tirada mínima para la Fórmula 2. Poco después, en 1969, el FIAT Dino pasó a usar un V6 de 2.418 centímetros cúbicos y bloque de fundición, con 180 CV.
No vayamos a confundirnos, el FIAT Dino no era un deportivo, era un Gran Turismo con chasis monocasco, grupo motor delantero (incluida la caja de cambios de cinco relaciones) y propulsión, que hacía uso de un eje trasero rígido con ballestas. Era relativamente grande, con una longitud de 4,51 metros y una anchura de 1,70 metros (más largo, por ejemplo, que un compacto actual, que por lo general no superan los 4,40 metros), alcanzando un peso de poco más de 1.200 kilos. Sin embargo, es un coche que se disfrutaba con todos los sentidos y permitía, si tenías menos, conducir muy, muy rápido.
Si quieres uno hoy día, es mejor que tengas unas cuentas saneadas. Sus precios son muy elevados, por lo general, siempre por encima de los 50.000 euros, aunque es posible encontrar unidades que pueden llegar a bajar de los 35.000 euros. Curiosamente, las primeras versiones, las de 160 CV, son las más baratas; quizá sea por tener menos motor.
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