¿Conoces ese caudal de recuerdos y emociones que te afloran de golpe cuando al subir al desván o en el altillo del armario descubres una caja y al abrirla te reencuentras con todos aquellos juguetes que tanto te hicieron disfrutar cuando eras niño? Pues algo parecido es lo que experimentan en Bentley cuando abren su particular “caja de juguetes” y sacan al exterior sus joyas del pasado para hacerlas participar en eventos de conducción en vivo.
Es exactamente lo que les sucede a numerosos aficionados a la marca cuando ven desfilar o participar a los viejos modelos de la marca de Crowe en eventos como el recientemente celebrado en Northamptonshire, donde modelos emblemáticos de Bentley han tomado parte en el primer evento de conducción en vivo celebrado desde que se proclamó la pandemia en el Reino Unido. Una ocasión única en la que la marca ha celebrado la completa renovación de su actual gama de producto participando en un desfile benéfico organizado con motivo de la inauguración del hotel local, “The Falcon at Castle Ashby”.
Junto con los recientes GT Mulliner y Bentaya, el fabricante británico juntó modelos de su impresionante flota Heritage , brindando a los invitados al evento un acceso excepcional a una demostración en vivo del porqué de la histórica calidad de la marca. Todo un espectáculo que tuvo en la exposición de cuatro unidades la mejor demostración de lo que ha sido la evolución de los Grand Tourer durante los últimos 80 años.
Entre los modelos que salieron del “garage de los juguetes» de Bentley para esta ocasión estaban el Continental R-Type de 1952, una de las 208 unidades que fueron fabricadas del modelo que, en su día, fue considerado como el modelo coupé cuatro puertas más rápido y caro de su época. También podía contemplarse una unidad de las 11 que se produjeron del Continental R Mulliner Final Series de 2003, el último vehículo de dos puertas que Bentley produjo antes de dar a conocer el fastuoso Continental GT.
También estaba presente una unidad del Continental Supersports de primera generación, esta vez con la última unidad producida en 2012, y que fue matriculada especialmente para poder participar en este evento.
Otra de las joyas de la casa que vieron la luz fue el Continental GT Pikes Peak de 2019, un modelo único y de emblemático recuerdo para el fabricante británico, dado que se trataba de la misma unidad que Rhys Millen condujo magistralmente en el ascenso a la colina durante la competición International Pikes Peak Hill Climb de 2019, cuando batió el récord absoluto de la competición en la categoría de los vehículos de producción en serie registrando un tiempo de 10:18.488.
Bentley aprovechó igualmente para lucir al completo la actual familia del Continental GT, con todas las combinaciones posibles que se producen entre las carrocerías Coupé y Convertible, con las motorizaciones V8 y W12, a las que también se añadió durante el recorrido una de las unidades de la última edición del siempre impresionante Flying Spur W12.
Pero el evento no sólo fue un recuerdo del pasado. El silencio se hizo cuando Bentley hizo un guiño al futuro de la marca bajo los nuevos tiempos de la electrificación mostrando una completa flota de Bentayga Hybrids de primera generación impulsados exclusivamente por la energía eléctrica acumulada en sus baterías. Estos modelos fueron los encargados de trasladar a los invitados al evento a un circuito especialmente diseñado donde pudieron experimentar el potencial del nuevo Bentayga V8 sobre un recorrido off-road en el que vadearon aguas profundas, pendientes pronunciadas, vertiginosos descensos o trazados laterales con el coche dispuesto en hasta 32 grados de inclinación lateral.
Los concurrentes al evento pudieron disfrutar igualmente de una última oportunidad para ponerse al volante de otros modelos de la marca, como el que hasta hace unos meses ha venido siendo el último buque insignia de la marca, el Mulsanne Speed.
El evento, celebrado bajo estrictas medidas de esterilización sanitaria y protocolos antiCOVID, obligó a los asistentes a someterse a pruebas de antígenos previas a su acceso al mismo, en el lugar de realización del mismo y a su salida, así como a someterse a controles de temperatura tanto a la entrada como a la salida del encuentro. Desde su entrada al mismo, los huéspedes e invitados fueron emparejados y colocados en microburbujas que compartieron con los anfitriones cuando estos se unieron al mismo; y, en todo momento, se utilizaron mascarillas faciales, tanto en el interior de las instalaciones como en el exterior de las mismas. Por último, todos los automóviles fueron objeto de esterilización de manera inmediata después de cada uso del mismo.
Vehículos entre los cuales también se encontraban algunas unidades de modelos ya olvidados por muchos aficionados, como por ejemplo un “Blower” de 4.5 litros, unidad que sirvió para homologar el Bentley de 1930; o el Mulliner Bacalar, modelo con el que la marca retornó a la producción de personalizaciones para clientes de las distintas carrocerías que la marca ofrece. También estuvo presente el #7 Bentley Speed 8, unidad con la que la marca logró el triunfo en las 24 Horas de Le Mans de 2003.