Estimado lector, si ahora no tuvieras la pantalla delante y estuviéramos hablando cara a cara, te pediría que cerraras los ojos y que pensaras en un deportivo exótico y de fabricación europea. Sin prisa, estas cosas necesitan tiempo. Luego te diría que abrieras los ojos y te enseñaría el coche que puedes ver en las imágenes con la total seguridad de que nunca se te habría pasado por la cabeza. Y sin embargo, mira bien las fotos. Es bonito, mucho, muy exótico ya que se ven menos incluso que un Ferrari y además, potente y rápido.
Lo mejor de todo es que conoces la existencia de este coche, la conocemos todos los aficionados a los deportivos y al mundo del motor, es el Lotus Esprit V8, el último de una saga que comenzó en 1976 bajo petición expresa de Colin Chapman y que se encargó de diseñar Giugiaro cuando estaba trabajando en ItalDesign, pero muy pocos se acuerda de él a pesar de que ya es casi un «youngtimer«, se dejó de fabricar en 2004 tras 10.675 unidades desde aquel lejano 1976.
Es un deportivo, además, privilegiado, pues durante su vida comercial fue retocado y evolucionado por diseñadores que hoy día son muy respetados y admirados como Peter Stevens, quien fue el responsable de darle un lavado de cara a finales de los años 80, para después dibujar uno de los más espectaculares y apreciados deportivos, el McLaren F1. Después de Stevens, ya entrados en los años 90, fue nada menos que Julian Thompson quien terminó de perfilar sus líneas y de darle esas curvas que tan bien le sentaron al modelo y que puedes apreciar en las fotos. Thomson, por si no lo sabes, es el actual jefe de diseño de Jaguar y responsable del restyling del genial Jaguar F-Type.
Cuando fue lanzado al mercado era un Lotus en toda la extensión de la palabra, con un ‘pequeño’ motor de dos litros atmosférico de carburadores con 160 CV que tenían que mover únicamente 1.050 kg contenidos en un precioso deportivo de líneas rectas y muy, muy bajito. Un gran contraste con el último Lotus Esprit, que tenía un motor V8 de 3,5 litros biturbo con 355 CV, 400 Nm y un peso de 1.380 kg. Un aumento de peso debido, en parte, al mayor tamaño del motor y a sus nuevas medidas, que llegaban a los 4.360 milímetros de largo y a los 1.883 milímetros de ancho, manteniendo su mínima altura con 1.150 milímetros. Esto es quizá, lo que hace que sea un coche tan bonito, su altura.
El problema que tuvo el modelo fue la ausencia de evolución, sin recibir cambios desde 1999 hasta que dejara de fabricarse. No obstante, sigue siendo un deportivo espectacular y como hemos dicho al comienzo, muy exótico debido a las pocas unidades que se pueden ver, incluso menos que cualquier Ferrari o cualquier Porsche. Es más fácil encontrarse por la calle con un Aston Martin que con un Lotus Esprit V8 y ya no hablemos de las primeras unidades o del Esprit Turbo.
Supone uno de los deportivos más bonitos que se han hecho, con el plus de estar sellado por una de las firmas más famosas y míticas de la Fórmula 1 y del mundo del automóvil: Lotus. Además, el valor en el mercado de las últimas ediciones no es demasiado alto, pudiendo encontrar unidades desde 45.000 euros. Las primeras ediciones, por el contrario, es complicado encontrarlas por menos de 70.000 euros.