Salta a la vista que el Mosler Consulier GTP no es el coche más bonito del mundo, de hecho, su estética siempre ha sido motivo de controversia y toda clase de comentarios, pero en ocasiones, la estética no lo es todo y el Mosler Consulier GTP es una clara muestra de ello. Valga decir, a modo de adelanto, que acabaron prohibiendo su participación en diferentes campeonatos porque ganaba demasiadas veces. Podríamos decir que el dicho “no juzgues un libro por su portada” le va como anillo al dedo.
El Mosler Consulier GTP apareció por primera vez en 1985 y llegó con muchas innovaciones que, hoy día, emplean todos los coches de altas prestaciones. Nació de la mente de Warren Mosler, un académico estadounidense más conocido, fuera de los círculos académicos, por ser el fundador de Consuler Industries en 1984, la cual, luego se escindió en Mosler Automotive. Como muchos imaginarán, el objetivo de la empresa era la fabricación de automóviles y el Consulier GTP fue su primera creación.
Mosler no es una persona cualquiera. Se graduó en economía en la Universidad de Connecticut a comienzos de la década de los 70 y comenzó a trabajar en banca antes de fundar un fondo de cobertura en 1982. Aquella compañía le reportó grandes beneficios, lo suficiente para poder dedicarse a su pasión: los automóviles tecnológicamente avanzados. No obstante, en la década de los 90, Mosler seguiría con su carrera en economía y actualmente tiene un doctorado honoris causa de la Universidad Franklin de Suiza, fue profesor invitado de la Universidad de Bérgamo y en el año 2010 escribió el libro Siete fraudes mortales e inocentes de política económica. Es los círculos económicos es muy conocido por la llamada Ley Mosler, que establece que «[…] ninguna crisis financiera [es] tan profunda que un ajuste fiscal suficientemente grande no pueda abordarla».
Es evidente que sabe de economía y fabricar un automóvil no acabaría con sus finanzas maltrechas, así que se adentró en la aventura de la automoción y además, lo hizo a lo grande. El Mosler Consulier GTP está considerado como el primer automóvil de producción con un chasis monocasco de material compuesto, sobre el que descansa una carrocería fabricada con fibra de carbono, kevlar, fibra de vidrio y espuma closed-cell –una espuma que tiene pequeñas bolsas de gas, encerradas dentro de paredes de polímero–.
Durante una entrevista en 1989 para el programa Motorweek, Mosler explicó que quería construir un automóvil de alto rendimiento con un peso en vacío de solo 2.000 libras –unos 908 kilos–, unas declaraciones interesantes, porque en aquel momento, el peso medio de cualquier automóvil de su tipo estaba en unos 1.300 kilos. Ese bajísimo peso le haría competitivo frente a cualquier otro coche, pero estaría acompañado de otra serie de cosas que lo harían realmente rápido, como unas suspensiones muy elaboradas, un motor central para lograr un buen reparto de pesos, una buena aerodinámica y potentes frenos.
Ese motor en posición central era un sencillo cuatro en línea de 2,2 litros turbo de Chrysler, el cual, rendía 175 CV. Mosler afirmó en aquella entrevista para Motorweek, que era importante usar motores que ya habían sido registrados y homologados para su uso en modelos de producción, y aunque 175 CV puedan parecer pocos, con solo poco más de 950 kilos –finalmente, las versiones que se vendieron par calle rondaban los 998 kilos–, el coche era muy rápido. Más adelante se adoptó una segunda versión del motor, que era capaz de rendir 190 CV, aunque hay quien dice que las últimas unidades fabricadas contaba con un motor que alcanzaba los 204 CV.
No se sabe con certeza cuántas unidades se fabricaron del Mosler Consulier GTP, aunque se estima que son unos 83 ejemplares. Su denominación original era Consulier GTP, pero cuando la empresa pasó a llamarse Mosler Automovite, se modificó el nombre comercial del coche. Tras él, llegaron los Mosler Intruder y Mosler Raptor, aunque el más conocido por los fanáticos de los coches de altas prestaciones es el Mosler MT900, gracias, entre otras cosas, a su presencia en competición y a las sagas más modernas de videojuegos de carreras como Gran Turismo.
La unidad de las fotos estaba a la venta a través de Bring a Trailer y se vendió en 2023 por 30.750 dólares. Un precio bastante bajo para un coche que fue prohibido en diferentes competiciones. Por ejemplo, antes de que prohibieran su participación, dominó durante seis años las carreras IMSA, luego dominaría la denominada Longest Day of Nelson 24-Hour Race y para terminar, también se le prohibió participar en la serie One Lap of America de la revista Car and Driver por tener demasiado éxito.
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