Más de 4000 dibujos de estilo, 10 modelos a escala, 1 modelo para el túnel del viento, dos modelos a escala 1:1, innumerables ideas, investigaciones y experimentos, 8 prototipos completos y seis años de duro trabajo en equipo, … diseñar el nuevo Pagani Utopía no ha sido especialmente sencillo.
Crear un nuevo modelo de diseño atemporal y tecnología vanguardista nunca lo es. Pero si este vehículo tiene que venir a reemplazar a conceptos como los ya vistos previamente en el Zonda o en el Huayra, la labor se torna aún más especial y complicada. El propio Horacio Pagani así lo reconoce y habla del retorno a la búsqueda desde el primer momento de la máxima sencillez y elegancia en el desarrollo del Utopía, buscando con ello rememorar los principios que le inspiraron a la hora de crear desde la nada el Zonda.
Evidentemente para Pagani crear un nuevo modelo no resulta sencillo. Lleva treinta años, tres décadas diseñando coches, pero únicamente ha llegado a producir tres desde que se mostró al mundo como fabricante con el C8 o Zonda, el modelo que inició su leyenda como constructor. A este le siguió el C9, el Huayra, vehículo que añadía a los logros del primero una aerodinámica activa y el uso profuso del carbono-titanio para aligerar al máximo el peso del conjunto.
¿Qué es lo que ahora suma este nuevo C10 o Utopía? ¿Potencia? ¿Rendimiento? ¿Mejoras estructurales? ¿Aerodinámica? Probablemente un poco de todo eso, pero —según indica el propio Pagani, un objetivo y grandes ambiciones por experimentar de nuevo el resultado de la alquimia del placer y de la ecuación de la belleza que supone crear un automóvil destinado a cautivar a propios y extraños a su paso. A todos cuantos esperan ansiosos una nueva creación que les permita expresar sus sentimientos y deseos como nunca antes pudieron hacerlo. Y si ya antes lo habían conseguido en dos ocasiones, … ¿por qué no intentarlo de nuevo en una tercera?
Para ello Pagani y su equipo de diseñadores e ingenieros centraron sus trabajos en la consecución de la mayor pureza posible en tres grandes objetivos: sencillez, ligereza y placer de conducción. El desarrollo del proyecto C10 abandonaba con ello el seguimiento de cualquier tendencia vigente. Abandonaba de lleno la electrificación, sus pesadas baterías, las complicaciones de la nueva era híbrida. La denominada ley Ferrari italiana, que permite a las grandes marcas de superdeportivos continuar con la producción de vehículos con motores de combustión siempre y cuando se trate de fabricar pequeñas y cortas series de unidades para la venta.
La pureza pasaba igualmente en el apartado mecánico por dotarle de un simple pero igualmente maravilloso motor V12, con transmisión manual o automática pura de 7 relaciones de marcha, nada de complicados y complejos sistemas de cambio de doble embrague, con el fin de proporcionar la experiencia de conducción a su volante más clásica que poder aportar bajo unas nuevas formas, lo más limpias y fluidas posible.
Así las cosas, tal y como comenta el propio Horacio Pagani, lograr diseñar un vehículo bajo todos estos condicionantes en un momento como el actual sólo podía considerarse bajo un único nombre: Utopía.
Según Tomás Moro, el filósofo del siglo XVI, Utopía era el lugar que no existe, el nombre que se le daba a los sueños, a las realidades idealizadas que no son posibles pero que los soñadores anhelan crear. El problema para Pagani es que, según parece, él y su equipo han sido capaces de hacer realidad la suya. ¿Será cierto? Veámoslo.
Utopía, ¿un sueño hecho realidad?
De entrada, y al igual que sucede con los modelos previos del constructor italiano, el Utopía llama la atención por el choque visual estético que su presencia produce. Un impacto visual basado en la sencillez de su diseño, con unas líneas firmes y bien marcadas, de gran limpieza y continuidad, sin rupturas ni aristas que comentar y que conforman unas formas fluidas y curvilíneas desde el frontal hasta la trasera del conjunto. Si, pureza en su más profunda acepción. Con un parabrisas de formas redondeadas en sus bordes, con unas alas y capó plagados de pequeños detalles pese a la suavidad de sus contornos. Las formas alisadas y refinadas del conjunto del Utopía se quedan grabadas de manera inmediata más allá de la retina de quien abre bien los ojos para verlo pasar por primera vez.
No pararse a contemplarlo detenidamente resulta bien difícil. Y más aún creerse que un modelo semejante no precisa de un mayor número de complementos y elementos aerodinámicos para obtener la necesaria eficiencia que un hípercoche precisa para alcanzar sus objetivos dinámicos. Pero si, es cierto. Donde los demás añaden spoilers, alerones, deflectores, splitters y demás recursos, el Utopía alcanza los mismos resultados simplemente gracias a los gráciles trazos de su diseño, con los cuales es capaz de generar la mayor carga aerodinámica y las reducciones de arrastre que precisa para ello.
Pagani ha recurrido a la “ciencia” y conocimientos que tan populares hicieron numerosos modelos de la era de los años 50 del pasado siglo —más allá incluso de la industria del automóvil—, cuando la belleza de sus formas bastaba para crear auténticos objetos que finalmente han pasado a ser de culto por su acertado y limpio diseño. Es el caso por ejemplo de los reconocibles faros aerodinámicos de los scooters Vespa o de numerosos accesorios presentes en las lanchas rápidas de Riva. Pero eso no quita que en el Utopía se prescinda de la innovación o de la más avanzada tecnología para alcanzar objetivos-
Así, las llantas forjadas cuentan con un extractor de aire elaborado en fibra de carbono y con forma de turbina mediante el cual se consigue que el aire caliente existente en torno a los frenos se desplace para ayudar a reducir las turbulencias que se generan bajo la carrocería del coche. Este nuevo dispositivo va montado sobre los discos carbono-cerámicos que junto con unas nuevas pinzas de freno completamente rediseñadas y más ligeras aportan una increíble potencia de frenado al Utopía.
Las enormes llantas, de 21 pulgadas en el eje delantero y 22 en el trasero van montadas por neumáticos Pirelli PZero Corsa en medidas 265/35 delante y 325/30 detrás, cuyo desarrollo ha sido particularmente pensado para su instalación en el Utopía con el fin de aprovechar al máximo posible la potencia del coche y transferir el elevado par motor que genera su propulsor V12 al suelo de la manera más eficiente posible. Ese exagerado tamaño de las ruedas permitió a los diseñadores de Pagani dar rienda suelta a su imaginación y creatividad a la hora de definir las formas de los elementos circundantes en torno a los pasos de rueda y laterales del coche. No hay más que fijarse en la visión cenital del coche para comprobar el excelente aprovechamiento que de ello han realizado los diseñadores para contribuir a canalizar y reconducir los flujos aerodinámicos procedentes del lateral del coche hacia la trasera para proporcionar una mayor carga aerodinámica sobre la zaga del vehículo aprovechando las propias formas de su carrocería.
Los propios espejos retrovisores son igualmente una autentica “locura” en cuanto a su diseño se refiere. Aparecen como suspendidos en el aire gracias al ingenioso nuevo soporte que los ancla sobre los hombros delanteros de la carrocería, de la cual parecen alejarse por completo hasta marcar los límites horizontales de la envergadura del Utopía. Con ello no sólo se facilita una mejor penetración aerodinámica al vehículo, también se facilita un nuevo elemento de diseño que claramente identifica al hípercoche de Pagani respecto de sus rivales.
Esa sensación de “flotabilidad”, de estar determinados objetos como “suspendidos” o “flotando” en el aire junto al coche no es única u exclusiva de los retrovisores. Se percibe igualmente en las ópticas traseras, instaladas en plena salida de las vanos por los que se da escape a las corrientes de aire procedentes de las ruedas traseras, o al conjunto del cuádruple escape —elaborado en titanio y recubierto por material carbono cerámico para facilitar una mayor y más eficiente disipación del calor— habitual de la marca y dispuesto dos a dos en el interior de un círculo abierto a modo de escape de turbina ubicado en la zona central alta de la zaga y anclada mediante un alerón trasero dispuesto en forma de óvalo que une ambos elementos.
Todo ello conforma una trasera inédita que es pura poesía en cuanto a materia de diseño se refiere por la excelente distribución y aprovechamiento de todos los elementos precisos para conformar un conjunto que aporta además de una gran belleza un excelente aprovechamiento aerodinámico al Utopía.
Del frontal poco se puede decir. Quizás, pese a su intrínseca belleza, sea la parte más anodina del coche, en especial por el aparente parecido que pueda ofrecer con otros modelos, en especial de los que compiten en los campeonatos de resistencia y sport prototipos. Aún así, destacar las dobles ópticas de tecnología en integradas en las anchas aletas delanteras que anticipan la presencia de las grandes llantas en el interior de sus pasos de rueda, o la bien resuelta estéticamente gran boca de ventilación que ha de captar el aire y dirigirlo hacia los bajos del coche y el equipo de frenos del eje delantero. Destacar igualmente la ya mencionada “flotabilidad” del diseño de los pilotos correspondientes a las luces de posición delanteras ubicadas en estas bocas de ventilación.
El interior soñado del Utopía
En cuanto al interior del Utopía, es sin duda otro de los sueños realizados por los diseñadores e ingenieros de Pagani. Su diseño es primoroso y se ha cuidado hasta el más mínimo detalle para ofrecer un entorno auténticamente único en el que lo analógico predomina claramente sobre lo digital. Como decíamos al inicio, el Utopía busca claramente distanciarse de las modas o tendencias imperantes.
Tras las puertas de apertura en tijera, lo primero que llama la atención es ese acabado integral en cuero y aluminio que preside todo el interior del coche con un diseño completamente atemporal, ni retro ni moderno en el que lo primero que echamos de menos es sin duda la presencia de pantallas. Apenas cuenta con una digital de tamaño adecuado, ni pequeño ni grande, en el interior de la cúpula de la instrumentación entre los dos grandes relojes del cuentarrevoluciones y el odómetro.
El volante, elaborado a partir de un bloque de aluminio macizo, cuenta con el arco inferior achatado y los laterales forrados en cuero perforado, está elaborado en aluminio y cuenta con dos cortos brazos en cuya zona interior anclados al eje y con un diseño que también les aporta flotabilidad se encuentran dos pequeños mandos ruletas con los que ejecutar las órdenes para los distintos sistemas integrados a bordo. En la zona inferior del mismo, un tercer mando flotante permite elegir al piloto el modo de conducción a seguir.
Tanto el pedalier como la palanca del cambio están elaborados íntegramente en aluminio y su diseño es toda una obra de arte y de aplicación mecánica. La palanca expone todo su sofisticado mecanismo a las claras y sin coberturas de ninguna clase. En la base de la misma, el selector es de los de “rejilla”, claramente a la antigua, lo que obliga a ser extremadamente preciso en los movimientos que se realizan con la misma. Algo que sin duda se incluye para, en lo posible, tratar de proteger el cambio de malos movimientos, imprecisiones y cambios acelerados. Pero no sólo la palanca. Toda la columna y la consola central es claramente evocadora de tiempos pasados en su diseño. Amplia proliferación de mando, botones, relojes e indicadores, en el que solo la presencia del mando MMI y de las luces led ambientales en tonos azul suave y blanco integradas nos traen al momento actual. ¿La duda? Ese gran botón rojo dispuesto justo por delante del pomo de la palanca para activar el arranque o la parada del motor. ¿Habría ido mejor con el conjunto una simple llave? Cuestión de gustos, especialmente cuando no se quiere parecer ni antiguo ni moderno. En fin, las imágenes adjuntas hablan por sí solas. Dediquémonos ahora a lo que de verdad es importante.
Desde los primeros bocetos y cálculos informáticos, y durante los seis años de intenso trabajo, los diseñadores e ingenieros de Pagani han ido perfeccionando el coche. La versión R del Huayra es la que sirvió de base de partida y, a partir de ella, se han perfeccionado numerosos detalles tanto en el túnel del viento como en su bastidor y mecánica. Se han maximizado los componentes aerodinámicos del diseño para proporcionar un manejo seguro y estable a cualquier rango de velocidad, por alta que esta sea. Los principios activos utilizados en la elaboración de estos se han combinado con los que ofrecen las suspensiones de doble horquilla elaboradas mediante el empleo de una nueva aleación de aluminio procedente de la industria aeroespacial y de unos nuevos amortiguadores cuya función se controla electrónicamente para obtener un óptimo comportamiento dinámico.
Al igual que los anteriores modelos de la marca, en el Utopía también se recurre a un monocasco elaborado en carbono para obtener la máxima resistencia y ligereza posible en su construcción. En el caso del nuevo híperdeportivo también se han utilizado para reforzar aún más estas fortalezas nuevos materiales procedentes de distintos tipos de fibras que se tejen de manera especial. Esto permite crear nuevos materiales compuestos como el carbono-titanio, el carbo-triax y otros que han facilitado la labor y el moldeado de determinadas piezas y componentes de la carrocería proporcionando además hasta un 38 por ciento más de rigidez adicional manteniendo la misma densidad y reduciendo el peso de las mismas. El resultado de todo ello es francamente positivo, pues el Utopía a superado con facilidad todos los límites en las más de 50 pruebas de choque y crash-test que se han realizado del modelo desde el inicio de los pre-test durante su desarrollo hasta los homologados para certificar su aprobación final para el uso en carretera.
Como ya hemos mencionado, para impulsarse los técnicos de Pagani recurrieron a su ya conocido motor V12 biturbo de 6.0 litros, un bloque montado transversalmente que procede de la colaboración del constructor italiano con Mercedes Benz, y que ha sido especialmente preparado y adaptado para su ubicación en el Utopía, sobre el cual entrega 864 CV de potencia y un par máximo de 1.100 Nm. Está asociado a una compacta y ligera transmisión firmada por el especialista Xtrac y elaborada mediante engranajes helicoidales de siete relaciones de marcha. No es una transmisión cualquiera, pues una manual convencional semejante no soportaría las fuertes tensiones que su elevada capacidad de par produce, de ahí que Xtrac haya tenido que diseñar una específica empleando anillos sincronizadores especialmente adaptados y un mecanismo capaz de funcionar bajo semejantes requerimientos. La caja se ofrece tanto en versión manual como automática.
Pagani tiene previsto producir una corta serie inicial del Utopía de tan sólo 99 unidades
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