El Porsche 911 es un coche mítico, con una legión de seguidores incontable en todo el mundo y presa de su propio éxito. Esto es, básicamente, que no puede cambiar en exceso y está condenado a ser como es, un “todo atrás”, una configuración técnica totalmente superada y arcaica. No obstante, los ingenieros de Porsche deben saber algo que nosotros desconocemos, pues esa configuración casi propia de un dinosaurio no presenta especiales problemas para ser uno de los deportivos más valorados del mundo.
Dicha configuración viene dada porque, cuando el modelo se lanzó al mercado hace más de 50 años, tenía como objetivo reemplazar al Porsche 356, un coche que tomaba como punto de partida el Volkswagen Tipo 1 (por entonces no se llamaba “Beetle”, que es escarabajo en inglés). El Volkswagen, el coche del pueblo alemán encargado y financiado por el partido nazi, diseñado por Ferdinand Porsche como un “todo atrás” refrigerado por aire
Ferry Porsche, el hijo de Ferdinand, tomó el coche de su padre y creó un deportivo que actualmente es un coche de culto con unos precios muy elevados, pero que a su vez tuvo como herencia un modelo que ha sido capaz de superarlo en todo. Y eso, teniendo en cuenta que una enorme cantidad de unidades del Porsche 356 todavía ruedan por el mundo. La fiabilidad siempre fue una de las señas de la firma alemana.
Tras casi 40 años parado, este 911 S Targa pasó por Porsche Classic y lo dejaron como nuevo
Del Porsche 911 también circulan una enorme cantidad de unidades por todo el mundo, no en balde, se ha fabricado durante más de 50 años a lo largo de ocho generaciones vendiendo más de un millón de unidades. sin embargo, eso no le quita mérito al hecho, ni mucho menos, es sorprendente que un coche de su tipo haya podido alcanzar esa cifra de ventas ofreciendo además esa fiabilidad. Además, los usuarios de Porsche no son gente que guarde sus coches en un museo, los compran para usarlos.
Y uno de los mejores ejemplos de la durabilidad de un Porsche nos lo trae la propia marca, o mejor dicho, el departamento responsable de la historia de la marca, Porsche Classic, que ha restaurado uno de los primeros Porsche 911 S Targa salidos de la línea de montaje allá por la década de los 60. Se trata del encargo de un cliente, para el que se han necesitado más de tres años de trabajo.
Quizá el hecho de ser una restauración de tres años pueda parecer que no cuadra mucho con lo que veníamos diciendo, pero la cosa cambia cuando se conoce toda la información. Esta unidad del 911 S Targa de los 60 estuvo abandonada a su suerte entre 1977 y finales de 2016 en un garaje de Long Beach (Estados Unidos), algo que le haría mal a cualquier automóvil. Sobre todo a nivel de gomas, cableado o manguitos.
De hecho, Porsche Classic afirma que una de las cosas más complicadas de esta restauración ha sido la sustitución de abrazaderas, arandelas de goma y bujías, elementos que ha sido muy complicado encontrar y reproducir de nuevo. Pero claro, la marca tiene acceso a un almacén con más de 60.000 repuestos originales, a los planos originales del modelo e incluso a las herramientas y utillajes de aquel momento.
“El material de hoy tiene un grano diferente y es más robusto que el original. Pero a nuestro cliente no le gustó. Por esta razón, para este proyecto especial tuvimos que producir un material visualmente idéntico al original. A pesar de contar con décadas de experiencia, nuestros expertos tuvieron que trabajar gradualmente para lograr el acabado perfecto”, señala Uwe Makrutzki, director de restauración en Porsche Classic
Por otro lado, el cliente, un tipo bastante exigente, obligó a la marca a reproducir el acabado exterior original del techo extraíble porque los materiales actuales no eran de su agrado y quería el 100% de originalidad. Además, también exigió que los paneles del motor, el revestimiento del chasis y el sistema de filtro de aire fueran los empleados en la década de los 60 y no los recubrimientos en polvo actuales. Cosas que ralentizaron mucho la restauración.
El motor, un seis cilindros boxer 2.0 atmosférico con 160 CV, tan solo necesitó de una puesta a punto, lo mismo que la transmisión manual de cinco relaciones.
Para completar la restauración, la carrocería se ha pintado en el color original, llamado rojo Polo. Una tonalidad que se ha visto cubierta de una película protectora, culpable del ligero efecto mate que luce, para protegerla de las inclemencias ya que, como se ha dicho anteriormente, los usuarios de Porsche no guardan sus coches en museos y el propietario de este Porsche 911 S Targa de finales de los 60 tiene intención de usarlo por vías públicas.
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