Para muchos de los amantes de los vehículos clásicos del mundo, las actuales normas anti-contaminación y la forma en las que éstas pueden ir evolucionando en los distintos territorios se está convirtiendo en un serio problema a la hora, no ya de mantener sus colecciones en perfecto estado, sino también de poder disfrutar de la conducción de estos vehículos en carreteras abiertas.
Los motores de combustión con los que cuentan tanto los vehículos clásicos como los históricos son altamente contaminantes en comparación con los estándares que se exigen hoy día a los modelos más modernos para poder circular libremente por calles y carreteras. Y aunque se están estableciendo en según qué territorios algunas excepciones a las reglas ya vigentes para que estos vehículos herederos de la historia de la automoción puedan seguir siendo utilizados por sus propietarios y disfrutados visualmente por todos, no deja de ser menos cierto que cada vez resulta más complicado poder sacar a pasear uno de estos veteranos.
Para luchar contra esta “discriminación” en el uso de vehículos que todavía son plenamente capaces de desplazarse con seguridad y poder garantizar su movilidad, cada vez es más frecuente encontrarse con un mayor número de empresas que se dedican a “electrificar” modelos clásicos e históricos. Una de estas empresas es Lunaz, creada hace poco más de un año y sobre la cual ya recae el honor de haber sido la primera en presentar el primer Rolls-Royce Clásico del mundo, aunque su método es mucho más complejo y va más allá de la simple electrificación de la mecánica disponible en el vehículo mediante el simple recurso fácil de dotarle de un pequeño apoyo eléctrico para superar las normativas.
“Es el momento adecuado para un Rolls-Royce eléctrico. Estamos respondiendo a la necesidad de unir un hermoso diseño clásico con la usabilidad, fiabilidad y sostenibilidad que aporta disponer de un tren motriz eléctrico. Más que nunca estamos satisfaciendo la demanda de expresiones de aire limpio en los autos más hermosos y lujosos de la historia. Estamos orgullosos de hacer que un Rolls Royce clásico sea también un modelo relevante para las nuevas generaciones de aficionados al automóvil”.
Pese a su juventud, Lunaz ha sido de las empresas pioneras en la electrificación de modelos clásicos e históricos de marcas como Jaguar o Bentley, lo que le ha convertido en uno de los principales transformadores especializados en esta actividad. La marca ha centrado el eje de su actividad en la restauración y la electrificación de los coches clásicos e históricos más importantes. Ubicada en Silverstone (Inglaterra), la ciudad con mayor tecnología del automóvil por metro cuadrado, Lunaz ha desarrollado y patentado una solución de tren motriz eléctrico altamente flexible para poder ser aplicado con plena satisfacción en cuanto al resultado en una amplia gama de modelos clásicos e históricos. La empresa trabaja tanto por encargo como a título propio, vendiendo ella misma los modelos que recupera y restaura por su parte.
El fundador de Lunaz es David Lorenz, quien tuvo la idea mientras esperaba una reparación para su coche al costado de una carretera. Fue entonces cuando la visión original de Lunaz tomó forma por completo en cuanto a la necesidad existente en el mercado de preservar los coches más famosos de la historia y permitir su uso en el futuro. “Quería que un automóvil como un Jaguar de 1953 pudiera ser mi coche de diario. Que fuera dinámico de nuevo y poder utilizarlo sin problemas. Pensaba igualmente en mi hija, Luna, y lo triste que sería que no pudiera tener acceso en el futuro a poder conducir un automóvil como el Mercedes Benz 190 SL; sería una tragedia. Por eso decidí crear Lunaz”, comenta Lorenz, quien precisamente decidió el nombre de la compañía como homenaje a su hija. “Lunaz ofrece una solución perfecta para cuantos se sienten atraídos por la belleza y la pasión por los vehículos clásicos, pero que se ven forzados a rechazarlos porque la actual situación no se alinea con sus actuales sensibilidades ni con los requisitos que acorde a su estilo de vida ellos exigen de un coche».
Pero Lorenz no hizo el camino solo, sino que acorde a su idea buscó rodearse de ingenieros y técnicos de primea calidad y renombrado prestigio internacional. Junto con él, uno de los fundadores de Lunaz fue Jon Hilton, actual director general y director técnico de la empresa. Hilton empezó muchos años atrás a experimentar con la ingeniería de los trenes de potencia en Rolls Royce PLC, donde intentó incluso alcanzar un récord mundial de velocidad con helicópteros dotados con estas mecánicas. En su campo, Hilton goza de un reconocido prestigio, en buena parte alcanzado por su prolongada labor como Director Técnico en el equipo Renault de Fórmula 1, donde entre otros logros desarrolló el propulsor que equipaba a los monoplazas de Fernando Alonso los años que este fue Campeón del Mundo de F1. Su interés por los nuevos sistemas de propulsión alternativos le hizo volcarse en la creación de nuevos sistemas para su aplicación en el deporte, como por ejemplo el de recuperación de la energía cinética (KERS), en cuyo desarrollo también tuvo un especial protagonismo. Igualmente, también fue suya la primera propuesta híbrida que participó en las 24 horas de Le Mans, cuando obraba como director técnico en Hope Polevision Racing.
Para Hilton, “la solución que propone Lunaz permite recuperar los autos que hoy se ven amenazados y darles un nuevo propósito. Estos vehículos serán fieles al original y a su atractiva estética, a la vez que ofrecerán un rendimiento incomparable sin esfuerzo en su utilización diaria. Dar vida nuevamente a estos clásicos representa una acción de ingeniería vital en el sentido más puro”.
Desde sus inicios a principios de 2018, la compañía ha contratado a los mejores talentos de ingeniería, diseño y fabricación. Su equipo ha sido seleccionado cuidadosamente para satisfacer todos los requisitos identificados con la exigente clientela de Lunaz, hasta el punto de que la mayoría de ellos cuenta con una amplia experiencia en la producción y creación de modelos de marcas de tanto prestigio como Aston Martin, Ferrari, Ford, Fórmula 1, Jaguar, Renault, Volkswagen, McLaren o Rolls-Royce.
Pero volvamos a su última creación, la electrificación de un Rolls Royce Phantom V de 1961, modelo sobre el cual ha desarrollado una completa labor de ingeniería, pues junto con una completa labor de restauración del mismo desde prácticamente cero hasta devolver a la unidad su aspecto tal cual salió de fábrica, los ingenieros de Lunaz han incorporado sobre el mismo una unidad de potencia eléctrica patentada por Luaz. Pero la restauración del vehículo más bastante más allá.
Los ingenieros de Lunaz han realizado una completa restauración del coche, a partir tanto de las piezas originales, como creando nuevamente aquellas que le faltaban bien de manera artesanal, bien mediante el uso de la impresión digital 3D a partir de los planos originales del diseño de Rolls Royce. Todos los automóviles de Lunaz siguen un proceso inicial muy semejante. El proceso de restauración y conversión supone en la práctica una nueva labor de ingeniería prácticamente desde cero sobre cada unidad que se reconstruye.
Todo comienza con una inspección exhaustiva y a fondo del coche, el cual se pesa en cada esquina del mismo para tener una idea clara del reparto de pesos original y su distribución, gramo a gramo, pues posteriormente el coche se desarma y cada pieza se pesa también por separado. Con esta información, los ingenieros ya pueden tomar decisiones en cuanto a la configuración del chasis, la disposición y montaje del tren motriz y las suspensiones. A continuación se retira el motor de combustión interna y los sistemas asociados y se pasa a preparar el chasis original para que este pueda adoptar sin problemas los nuevos elementos necesarios para la electrificación.
Todas las piezas de la carrocería se decapan de pintura hasta dejarlas nuevamente con el metal al desnudo. Entonces, se escanean una a una en 3D, se pesan nuevamente y se restauran por completo eliminando posibles fallos e imperfecciones antes de comenzar de nuevo con el proceso de reconversión e ingeniería durante el cual, además, se las adapta para acoger los nuevos sistemas que vayan a ser introducidos a bordo y de los que el coche carecía en 1961. Gracias al escaneo de las piezas en 3D, los ingenieros pueden crear modelos CAD detallados a partir de los cuales garantizar la máxima perfección técnica en cada paso del proceso de reconstrucción de cada unidad.
En esta fase de la producción del modelo también se le ofrece a cada cliente la posibilidad de proyectar sus propias ideas y deseos en cuanto a diseño e incorporación de nuevas tecnologías, tanto de hardware como de software se refiere, siempre bajo la atenta supervisión y consejos de la directora de diseño de Lunaz, Jen Holloway. “Mi enfoque del diseño está definido por la filosofía de Sir Henry Royce de que ‘las pequeñas cosas hacen la perfección y la perfección no es poca cosa’. Junto a nuestros clientes trabajamos para crear expresiones relevantes de los coches más significativos de la historia. Me enorgullece dar un nuevo propósito a algunos de los objetos más hermosos jamás creados”, comenta Holloway. En Lunaz, la labor de Jen y de su equipo consiste primero en comprender la visión estética que cada cliente tiene para a continuación dar forma al nuevo enfoque y crear un tratamiento de diseño único y exclusivo que exprese a la perfección sobre el coche los gustos del cliente.
Y es que, para David Lorenz, el fundador de Lunaz, “no existe ningún automóvil en el mundo igual a un Phantom en presencia, estilo y significado. Por eso, estamos orgullosos de poder promover, a través de la electrificación, el legado del ‘mejor automóvil del mundo’, permitiendo que la propiedad de un Rolls-Royce vuelva a ser una opción ciertamente relevante para una nueva generación de conductores”.
Exteriormente, los Phantom electrificados presentan un acabado contemporáneo en pintura bitono, con el color Minland Grey en la parte superior y el Cinereous Grey en la inferior. Para romper entre ambos tonos, se incluye la característica línea pintada a mano del modelo, inspirada en algún elemento clásico de época seleccionado por el anterior propietario del vehículo, lo que favorece aún más la exclusividad de cada unidad producida. Como ejemplo, una de las unidades en producción ha tomado un teléfono de baquelita rosa dispuesto para los ocupantes de las plazas traseras. Este elemento pervive en el modelo actual, pero, como es lógico, incorpora la moderna tecnología de los teléfonos móviles que además ha sido cifrada para ofrecer una mayor privacidad.
Tanto estas plazas como las delanteras están tapizadas con los cueros más finos y de mayor calidad. Se trata de cueros de origen sostenible terminados en color Argent Grey que han sido elaborados por el equipo de especialistas en interiores de Lunaz. En lugar de contar con los tradicionales ribetes de los asientos de la marca, los especialistas de Lunaz han optado por añadirles un doble ribete de apariencia muy sutil que encaja a la perfección con el fino rayado de la tapicería.
Igualmente, cada unidad cuenta con un completo conjunto de actualizaciones en materia de modernas tecnologías, software y hardware. Gracias a ello, los conductores y los pasajeros se beneficiarán de contar con un sistema de información y entretenimiento a bordo de última generación totalmente integrado y que cuenta incluso hasta con navegación por satélite. La música, se escucha en cada asiento del coche sin las características pausas provocadas por las instrucciones del sistema de navegación.
Dos pantallas están integradas detrás de las mesas de picnic de la división de privacidad, lo que permite a los ocupantes de atrás ver películas y espejos de pantallas desde dispositivos móviles. Un servicio de bar ocupa el centro de la unidad y ha sido construido a medida para adaptarse perfectamente a la marca de tequila favorita del propietario. Se invitará a todos los clientes de Lunaz a especificar las dimensiones de la bebida que elijan.
El Rolls-Royce Phantom de Lunaz de 1961 está construido en una configuración de ocho asientos con un banco delantero para tres ocupantes, un banco trasero para otros tres y dos asientos ocasionales. Los ocupantes de todas ellos se beneficiarán del compromiso de Lunaz de especificar solo los mejores materiales. Por ejemplo, las alfombrillas traseras se han hecho a medida con lana de alpaca, un material que es más raro que la cachemira, más suave que la lana de cordero y que se considera altamente sostenible. En cuanto a la climatización, cada pasajero puede dictar la configuración del aire acondicionado acorde a sus preferencias personales.
La instrumentación se mantiene fiel al espíritu del diseño de la década de 1960; eso sí, como es lógico cuenta con la delicada integración de un medidor de tanto para el control de la carga acumulada en la batería como del rango de autonomía aún disponible con la misma. Para cargar el coche los Phantom han sido dotados tanto con sistema para la recarga en el hogar como para recargas rápidas fuera de él. Los cargadores y convertidores de CC están integrados en el diseño exterior del vehículo aprovechando el tapón de llenado de combustible del coche
Como todos los clásicos electrificados de Lunaz, la asignación de producción será estrictamente limitada y los clientes de todo el mundo ya han asegurado espacios de construcción. Para esta primera entrega de unidades de Rolls Royce, la producción se va a limitar estrictamente a 30 unidades, las cuales ya están siendo encargadas o adquiridas por clientes de algunas de las instituciones más famosas o influyentes del mundo, algunos de los cuales ya cuentan en sus colecciones con unidades que han pasado por los bancos de trabajo de Lunaz.
El éxito alcanzado por el Phantom ha animado a Lunaz a ampliar su oferta de trabajos sobre otros modelos de la marca británica, razón por la cual se ha decidido a probar suerte también con los Silver Clouds I y III, con una mayor variedad en cuanto a unidades y, sobre todo, estilos de carrocería, pues habrá tanto versiones limusina de cuatro puertas, como coupé dos puertas o coupé de techo abatible. Una demanda que ya está provocando que, en plena pandemia, Lunaz esté duplicando su fuerza laboral en su sede técnica en Silverstone.
Los Rolls Royce Phantom que produce Lunaz se venden en el mercado a partir de aproximadamente 555.000 euros, mientras que los Silver Cloud serán algo más asequibles, pues se venderán a partir de casi 390.000 euros (impuestos locales aparte en ambos casos) .