Cuando pensamos en Toyota, lo primero que nos viene a la mente son los coches híbridos. La marca ha logrado hacer de la tecnología híbrida su estandarte después de más de 20 años de trabajo. Empezó a desarrollar la hibridación en la década de los 90, poniendo en circulación el primer automóvil con dos motores (uno gasolina y otro eléctrico) en 1997. Era el Toyota Prius, que rompió todos los moldes y abrió el camino a lo que tenemos actualmente en las carreteras con el sello de la marca.
No obstante, la marca cuenta con un pasado repleto de automóviles deportivos y de una marcada pasión por los coches. Quizá cueste un poco pensar en pasión, cuando se tiene entremedias la tecnología híbrida, pero Toyota ha tenido siempre modelos de talante más deportivo como los Celica, el Supra y por supuesto, el mítico Toyota 2000GT. Es más, este modelo es el más legendario de la marca, puesto en circulación en la década de los 60 sorprendiendo a más de uno.
Es cierto que se hicieron muy pocas unidades, concretamente 351 ejemplares a lo largo de tres años (62 unidades con el volante a la izquierda) y actualmente, está considerado por muchos como el primer superdeportivo japonés. También fue uno de los mejores deportivos de su tiempo, tanto por prestaciones como por conducción, confirmadas y reforzadas por una serie de logros que se completaron antes de su puesta en producción como tres récords mundiales y 13 récords en su clase en recorridos de alta velocidad en Yatabe, cerca de Tokio.
Bajo el largo capó se haya un bloque de seis cilindros en línea de 2.0 litros, dos árboles de leva en cabeza, bujías en el centro de la cámara de combustión que eran hemisféricas y que rendía 150 CV. Una potencia escasa hoy día para un deportivo, pero sirva de ejemplo que el Porsche 911 tenía 130 CV en sus versiones menos potentes y todo un 911 2.7 RS de la década de los 70 “sólo” ofrecía 210 CV.
Aquel motor se tomó prestado del Toyota Crown de aquel entonces y se recurrió a Yamaha para adaptarlo a las nuevas exigencias. La compañía japonesa, más famosa por sus motos o por sus instrumentos de música que por su consultora de ingeniería, fue capaz de lograr que el Toyota 2000GT alcanzara los 220 km/h y que completara el sprint (0 a 100 Km/h) en 8,6 segundos. Espectacular en aquellos años y bastante respetable hoy día, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de un coche que roza los 60 años de edad.
Lo más curioso es que el proyecto lo inició la propia Yamaha y no Toyota. Por aquellos años, Toyota ya tenía fama de fabricar coches “sosos”, duros y robustos, máquinas muy duraderas, pero faltos de chispa. Cuando Yamaha acudió con el proyecto vieron el momento perfecto para borrar de un plumazo esa idea de la cabeza de los usuarios, aprovechando que Nissan había rechazado el proyecto.
El coche, se mire por donde se mire, es tan bello como cualquier otro deportivo de la década de los 60, quizá una de las mejores épocas en cuanto a diseño de coches. Es una obra de arte, pero los fabricantes de coches son empresas que viven de vender coches y estuvo muy cerca su cancelación. Algunos directivos vieron complicado justificar su fabricación por lo caro que resultaba todo el proyecto y por las pocas unidades que se fabricarían, pero al final ganó la pasión a la razón.
No cabe duda de que el Toyota 2000GT es uno de esos coches de culto, un modelo que a todos los aficionados, o a casi todos, les gustaría conducir. Pero, ¿está justificada su disparatada valoración actual? RM Sotheby ‘s ha subastado una unidad por 912.000 dólares, unos 778.223 euros. Y no es el único que ha tenido un precio tan elevado, aunque si resulta uno de los más caros jamás subastados.