En 1988 una “Road Movie”, Rain Man, ganó cuatro de los principales Oscar de la Academia de Hollywood contando la historia del viaje de los hermanos Babbit, interpretados por Dustin Hoffman y Tom Cruise, quienes en sus desplazamientos utilizaban un Buick Roadmaster descapotable del año 1949, un modelo que llamó poderosamente la atención de cuantos vieron la película por su gran belleza y empaque. Aquel modelo se transformó rápidamente un modelo icónico dentro de la cinematográfica cultura norteamericana. Barry Levinson, director de la película, utilizó dos unidades del mismo durante el rodaje
Pocas cosas hay tan representativas del estilo de vida norteamericano como los viajes por carretera cruzando el país. Es la aspiración de muchos. Tanto por la famosa Ruta 66 como por cualquiera otra que permita cruzar de costa a costa un continente variado y hermoso contemplando los muy distintos tipos de sociedades y estilos vitales que componen el mosaico del país de las barras y estrellas. Y si para ello se utiliza bien una motocicleta, bien un clásico vehículo norteamericano, mejor que mejor.
Los hermanos Babbit contaron para ello con el Buick Roadmaster Convertible del año 1949 que su padre les acababa de dejar en herencia. Un vehículo que Raymond, el autista hermano mayor interpretado por Dustin Hoffman, reconoce de inmediato nada más verlo, recitando todas sus principales especificaciones delante de su joven hermano Charlie, interpretado por Tom Cruise: “1949, Buick Roadmaster, ocho en línea, ocho Fireball. Sólo 8.950 unidades fabricadas”.
Aquel convertible marcó un importante cambio en la trayectoria de Buick. Sería el primero de sus modelos en incorporar la transmisión Dynaflow, una caja de cambios automática de tan solo dos relaciones de cambio que marcó una época en la compañía gracias a la gran suavidad de marcha que aportaba. El Roadmaster también fue el modelo que iniciaba una importante transición estética en la compañía.
El Buick Roadmaster de 1949 fue el primero en incorporar la transmisión Dynaflow, una caja de cambios automática de tan solo dos relaciones
Con una longitud y una batalla reducida frente a la de modelos precedentes, la edición del año 49 del Roadmaster fue la primera en ir reduciendo su tamaño con respecto a sus predecesores en la gama, proceso que fue acercando los modelos de la marca a unas proporciones mucho más modernas y actuales, así como acercando la altura de los maleteros a las de las denominadas “polveras”, los ampulosos pasos de rueda de los años 40 que cubrían las ruedas para evitar el levantamiento de polvo al circular.
Los frontales de la época, llenos de formas y abultamientos de todo tipo también comenzaban por entonces a cambiar, haciéndose más horizontales. El Buick Roadmaster del 49 no es precisamente un ejemplo de esta tendencia, pero sí que mostraba un frontal más plano que su predecesor, aunque mantenía buena parte de sus abultadas formas.
Otra de las nuevas características que el modelo incorporaba era su característico parabrisas en dos piezas en un mayor tamaño, un elemento ciertamente llamativo que ayudó a mejorar notablemente la visibilidad durante la conducción con respecto a la que ofrecía la anterior versión del Roadmaster. Y ya que hablamos de elementos característicos, también llamaba la atención la incorporación de un cuarto “ventisport”, denominación bajo la cual se conoce a los orificios redondos abiertos en la zona superior de las aletas laterales delanteras entre los pasos de rueda y las puertas de conductor y acompañante.
Inicialmente abiertos para mejorar la respiración de la poderosa mecánica ocho cilindros instalada en el vano motor del Roadmaster, Ned Nickles, diseñador jefe de Buick, los llevó más allá al introducir en ellos unas luces de color ámbar que simulaban la explosión de los pistones de los motores de aviación durante la II Guerra Mundial, recordatorio que igualmente trataba de expresar el diseño del frontal del coche tanto por la amplia longitud del morro (necesaria para dar cabida al motor ocho cilindros) como por el parabrisas partido.
Y hablando de la mecánica, el alargado capó delantero del Roadmaster ocultaba un motor Fireball de ocho cilindros en línea y 5.2 litros de capacidad y un único carburador y que entregaba unos llamativos por entonces 150 CV de potencia acoplado a la ya comentada transmisión Dynafllow, mecánica que no sólo estuvo presente en esta variante Cabriolet, sino en los cinco tipos de carrocería en las que el modelo estuvo disponible en su momento: sedán de cuatro puertas, Club Coupé, Coupé Riviera, esta Convertible de la que hablamos y la Woody Wagon o Familiar, en la que se incluían las tan características inserciones de madera en los laterales y el portón trasero tan habituales en los break o SW de la época.
Un dato curioso es que, por entonces, los rivales de Buick ya comenzaban a incorporar unos motores más modernos e innovadores, también de ocho cilindros, pero dispuestos en V, lo que permitía “acortar” el tamaño de los modelos de su segmento en cuanto a longitud se refieres.
El Roadmaster Cabriolet se mantuvo en el mercado hasta 1954, cuando Buick lanzó una nueva generación del modelo, esta vez ya con el que se convertiría durante varias décadas en el clásico parabrisas frontal curvo de la marca en lugar del parabrisas partido de la versión de 1949 que nos ocupa. Al igual que perdió la barra central del mismo, también perdió la denominación Roadmaster, que posteriormente fue recuperada entre 1991 y 1996, en un modelo que igualmente fue el buque insignia de la marca americana, al igual que lo fueron los Roadmaster producidos entre 1936 y 1958, momento en los cuales fueron reemplazados sucesivamente por los modelos Super, Century y Regal al introducir la marca tres nuevos modelos en su gama: Electra, Invicta y LeSabre.
Volviendo de nuevo a la unidad del Roadmaster que nos ocupa, Dustin Hoffman adquirió una de las dos unidades utilizadas del modelo durante el rodaje. La otra ha sido mostrada apenas un año antes del inicio de la pandemia tras la restauración de la que fue objeto por parte de su propietario, Wayne Carini, un conocido restaurador de coches y presentador de la serie de televisión “Persiguiendo Autos Clásicos” (Chasing Classic Cars) en la televisión norteamericana. Un coche que para él tiene, además, un valor especial, pues con él hace numerosos eventos para concienciar socialmente sobre el autismo, enfermedad que al igual que el protagonista de “Rain Man” también padece una de sus hijas.
La unidad que Bonhams ha sacado a subasta es la adquirida en su día por Dustin Hoffman, para quien “el Buick ha estado almacenado demasiado tiempo” en los garajes de su colección particular, y ha llegado el momento en el cual el Roadmaster “debe conducirse, disfrutarse y apreciarse”. El pasado 27 de enero se celebró la subasta en Scottsdale, (una pequeña localidad cerca de Phoenix, Arizona, EE.UU.) donde el coche fue adquirido por un coleccionista particular norteamericano que pago por él la suma de 335.000 dólares (unos 295.300 euros).
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