En la historia del automóvil, hay multitud de fabricantes cuya vida ha resultado muy corta, ya sea por unos motivos o por otros. En ocasiones, su desaparición es por motivos obvios, otras por el devenir de las cosas y en ocasiones, por no saber adaptarse a las circunstancias. Algunas de esas marcas no ofrecían nada especial, así que su desaparición no encierra mayores pérdidas, otras ofrecían grandes posibilidades, pero nunca pudieron llegar a explotarlas, pero hay algunas que, quizá por su visión del automóvil, por su exclusividad por su excesiva personalidad, si suponen una enorme pérdida.
Entre este último grupo podemos destacar a marcas como Voisin, un fabricante de automóviles sumamente especiales que estuvo en activo desde 1919 hasta 1939. Sus coches nunca fueron convencionales, eran muy caros e incluso eran complejos de conducir, pero resultaban realmente fuera de lo normal y logró vender nada menos que 11.000 vehículos a lo largo de su corta historia. Sí, es cierto que se trata de una cifra ridícula hoy día, incluso Lamborghini la supera fácilmente a pesar de tener coches muy exclusivos (principalmente gracias al Lamborghini Urus), pero en aquellos años la fabricación era completamente artesanal y los coches eran algo casi exclusivo de la clase más pudiente.
Voisin fue un fabricante de automóviles de alta gama que estuvo 20 años en activo
Gabriel Voisin tenía una visión muy particular del automóvil, aunque en realidad tenía formación como arquitecto y su primera compañía, Avions Voisin, fundada junto a su hermano, estaba enfocada a la industria aeronáutica. Quizá por eso sus coches fueron tan especiales, la influencia aeronáutica es una constante en cualquier Voisin. De hecho, gracias a los aviones, Gabriel fundó “Automobiles Voisin” al finalizar la Primera Guerra Mundial. Además, una de sus mayores preocupaciones cuando desarrollaba sus coches era la seguridad de los pasajeros, un interés generado por el fallecimiento de su hermano en un accidente de tráfico años antes.
Otro de los apartados donde Voisin destacaba especialmente, eran el uso de materiales ligeros como el aluminio, una herencia de la aviación y una rareza en plenos años 20 y 30. También se centró mucho en la aerodinámica y fue un fiel defensor de los motores Knight. Estos motores tienen un funcionamiento extremadamente particular, pues carecen de válvulas y en su lugar, unas camisas móviles se encargan del flujo de gases, abriendo y cerrando unas lumbreras como en los motores “2 tiempos” según las necesidades. El motor Knight era famoso por su silencia de funcionamiento, aunque también por sus necesidades de lubricación y los excesos de humo que a veces generaban.
La evolución de la marca hacia un estilo súper característico se puede apreciar con la simple observación de sus coches, desde el Voisin C1 hasta los Voisin C28 y C29. Los Voisin C30 eran más normales y los C31, curiosamente, son versiones del Biscuter, pero con una carrocería diferente cuatro y seis cilindros con cilindradas curiosamente reducidas para las modas imperantes. Además, Voisin no vendía bastidores como si hacían los rivales directos como Rolls-Royce o Hispano Suiza, Gabriel diseñaba y fabricaba sus coches íntegramente, desde el chasis hasta la carrocería, exceptuando los motores de patente Knight.
No obstante, los coches más representativos de su particular estilo comenzaron a aparecer a finales de los años 20, cuando la marca comenzó a usar motores más grandes de hasta 12 cilindros. Justo cuando la economía mundial sufría una de sus crisis, poniendo contra las cuerdas a muchas empresas y haciendo que Gabriel Viosin tirara la toalla en la fabricación de automóviles.
Fue en aquellos años durante los que aparecieron coches como el Voisin C20 Mylord, cuyo diseño resultaba tremedamente llamativo en su época y que hoy, comparado con sus rivales, destaca de igual manera. Fue obra del diseñador Noel Noel, quien se inspiró en una tendencia de diseño que su amigo y arquitecto, Charles-Edouard Jeanneret-Gris (conocido como Le Corbusier), empleaba en sus edificios. Tenía un propulsor V12 de 4,8 litros tipo Knight acoplado a un cambio manual cuyo sistema de mando quedaba expuesto en el habitáculo por temas artísticos.
Uno de los coches más famosos de la compañía es el Voisin C25 Aerodyne, cuya carrocería de formas redondeadas en la parte trasera y su increíble techo corredizo fueron la comidilla de todo el Salón del Automóvil de París de 1933. Representaba la visión particular de Gabriel sobre la moda Art Decó y destaca frente al resto de automóviles presentes, sin importar la marca. Sumamente especial también fue el Voisin C26, que era una versión de tipo “sedán de representación” con un diseño igualmente muy personal, anunciado en el mismo Salón de París pero que no tuvo mucho éxito…
Lo mismo ocurrió con el Voisin C27, cuya versión más famosa y llamativa es el Aérosport de 1934. También contó con una carrocería descapotable diseñada por Figoni de una belleza incuestionable. No podemos dejar pasar tampoco el Voisin C28 Aerosport, el primer automóvil de la historia que tenía los guardabarros integrados en la carrocería (se le llamó “pontón” a ese tipo de diseño) que resultó tan innovadora en los años 30 como irresistible en pleno Siglo XXI. Además de su espectacular diseño, contaba con frenos hidráulicos Lockheed a las cuatro ruedas, algo fuera de lo común en su momento y un cambio manual de cuatro relaciones más sobremarcha con preselector. Un automóvil que era tan espectacularmente caro de fabricar que escandalizó a los fanáticos y posibles clientes.
Tras la Segunda Guerra Mundial, tras haber sido retenido por el ejército alemán y obligado a ofrecer servicios de asesoría, Gabriel Voisin se vio fuera de lugar en un mundo devastado, donde sus creaciones e ideas no tenían lugar. Los coches de lujo no tenían clientes, así que desarrolló un nuevo automóvil muy económico: el Biscuter. Sí, este artefacto, cuyo éxito radicó en España y poco más, fue obra de Gabriel Voisin, quien en 1960 se encontraba en bancarrota total. Logró recuperarse, pero sin los éxitos de antaño.
A los 85 años fue nombrado Comandante de La Legión de Honor, una de las condecoraciones más altas de Francia, aunque tampoco le sirvió de mucho pues apenas le permitió vivir con humildad hasta su fallecimiento en 1973 a los 93 años.
Recibe cada semana una selección de nuestros mejores artículos suscribiéndote a nuestra newsletter.