Durante este año hemos dedicado una sección de nuestros salones a darle protagonismo a los nuevos modelos que entran en la lista de vehículos históricos al cumplir 30 años. Uno de esos modelos protagonistas ha sido el Citroën Saxo, un modelo que estuvo en producción entre los años 1995 y 2003 y que incluso tuvo, y tiene su parte de protagonismo en el mundo de la competición. Aprovecharemos su entrada al catálogo de clásicos para contar todas sus curiosidades.
HISTORIA
El Citroën Saxo fue presentado oficialmente durante el Salón del Automóvil de Ginebra de 1992. Este prototipo no entraría en producción hasta tres años después. Se creó para rivalizar en el mercado con otros modelos del segmento B como el Ford Fiesta, el Renault Clio, el Opel Corsa, el Volkswagen Polo, el FIAT Punto o incluso su “hermano”, el Peugeot 106, del que compartía muchas cosas.

El modelo contaba con carrocerías de 3 y 5 puertas. Fue fabricado tanto en Francia como en Portugal. A finales de 1999 fue reestilizado, con un diseño más cercano a los turismos contemporáneos de Citroën como el Xsara, el Xantia o el C5. Como curiosidad, en Japón se comercializó bajo el nombre de Citroën Chanson, ya que Honda había registrado legalmente el nombre “Saxo”.
Sus diferencias con el Peugeot 106 radicaba en el diseño del interior y en los paneles de la carrocería. La producción del Saxo finalizó en el año 2003 cuando se tomó la decisión de que se reemplazara por modelos como el Citroën C2 o el Citroën C3, siendo una única generación la que se comercializó durante esos ocho años.

FICHA TÉCNICA
El Citroën Saxo comparte la plataforma y carrocería del Peugeot 106. Sus dimensiones eran de 3.720 mm de largo, por 1.595 mm de ancho, por 1.380 mm de alto, y una distancia entre ejes de 2.385 mm. Estas cifras variaban ligeramente en la versión VTS, que era 15 mm más largo.

El coche, de tracción delantera, estaba equipado con un motor delantero que podía tener varias versiones. Había una de 1.0 litros con 50 CV de potencia máxima. Otra versión ofrecía 1.1 litros de cilindrada y 60 CV de potencia. Había también un 1.6 litros con 90 CV de potencia, aunque se le aumentó la potencia desde el año 2001 para alcanzar la redonda cifra de los 100 CV. Todas las versiones mencionadas eran de gasolina. La única que era con motor Diésel, era de 1,5 litros atmosférico con inyección indirecta y con una potencia de 56 CV.

EL CITROËN SAXO EN COMPETICIÓN
Lo peculiar de este coche es que ha tenido, y sigue teniendo, mucho rodaje en competición. Contó con una versión homologada para rallies en la categoría Kit Car, conocido como Citroën Saxo Kit Car. Este modelo sirvió como base para ser más adelante homologado también en la categoría inferior de rallies conocida como Super 1.600. Para lo simple que puede ser este coche en comparación con otros utilitarios de su época y de años posteriores, lo cierto es que el Saxo es un coche Campeón del Mundo. Obtuvo dos títulos Mundiales de Rally Junior de forma consecutiva en 2001 y 2002. El primero de ellos con el titán Sebastien Loeb al volante, siendo este Saxo, simbólicamente hablando, el preludio de lo que el francés haría en la categoría principal con el Xsara, el C4 y el DS3, y el segundo título fue logrado con el español Dani Solà.

Los rallies no han sido el único territorio en el que el Saxo ha competido, también ha estado en los circuitos. De hecho, como hacen otros modelos de calle como el Renault Clio, o el Mini Cooper, tiene su propia copa monomarca aquí en España, la Copa Saxo. Este torneo fue creado a finales de los años 90. Fue resucitado en 2021 y compite actualmente por algunos de los circuitos más importantes de España como el Circuit de Montmeló, el Ricardo Tormo de Cheste o el Circuito de Jerez.

Como hemos visto, el Saxo es un coche más importante de lo que parece a simple vista. Este nuevo clásico quizás pase muy desapercibido en lo que es el mercado automotriz, pero en el fondo esconde un espíritu competitivo que le hizo ser incluso campeón del mundo en varias ocasiones y de ser incluso un coche con torneo propio.





