Que Renault es un fabricante al que le gusta arriesgar no es nada nuevo. Gracias a esa valentía, han aparecido coches que han marcado un antes y un después. Ahí están, por ejemplo, los utilitarios. Actualmente son como son porque Renault tiró la casa por la ventana y puso en circulación el Renault 5, el modelo que sentó las bases sobre las que iría evolucionando este segmento. No podemos olvidarnos tampoco del Renault Espace, un modelo que hoy está de capa caída por culpa de los SUV, pero en su momento rompió todos los moldes habidos y por haber con su interior modulable.
Por supuesto, esa valentía también le ha costado algún fracaso como el Renault Avantime, que ahora se ha convertido en un modelo que tiene cierto tirón como usado o, también, el Renault Vel Satis, un automóvil totalmente incomprendido pero que puede sorprender a más de uno por su comportamiento, por el tamaño de su habitáculo y por la calidad general, bastante por encima de lo acostumbrado en la marca.
Se podrían mencionar muchos modelos más, tanto éxitos como fracasos, pero en esta ocasión nos vamos a centrar en modelos deportivos, los cuales, siempre han tenido un lugar especial en la firma francesa. Además, la división deportiva de Renault siempre ha contado con unos ingenieros espectacularmente capaces, creando modelos que han levantado pasiones aquí y allá. Cierto es que en ocasiones, como los Renault 11 Turbo o Renault 18 Turbo, por ejemplo, no ahondaron en unas prestaciones muy deportivas y buscaron ofrecer versiones muy rápidas, en lugar de coches muy deportivos, pero tras ellos llegaron modelos de órdago como el Renault Clio Williams, el Renault Mégane RS o nuestro protagonista, el Renault Clio V6.
El Renault Clio V6 montaba un motor de 3 litros proveniente del Laguna, que rendía 233 CV
Mucho se ha contado y mucho más se ha debatido todo lo relacionado con el Renault Clio V6. La verdad es que se trata de un coche superlativo, tanto por prestaciones como por diseño, pero que al mismo tiempo está plagado de detalles poco afortunados y se ve acompañado de reacciones en conducción deportiva poco amigas de pilotos no muy avezados. Al menos así ocurre con las unidades de la primera generación.
Esa primera generación del Renault Clio V6 se dio a conocer con motivo del Salón del Automóvil de París de 1998, saliendo al mercado algún tiempo después, concretamente en el año 2000 (las primeras unidades se entregaron en 2001). Se han cumplido 20 años de aquello, aunque parezca que fue hace “cuatro días” cuando se presentó en sociedad. En primera instancia, el Clio V6 no era más que concept car, un prototipo de salón para llamar la atención y evocar al Renault 5 Turbo usando como punto de partida el Clio Trophy, pero la acogida fue tan buena, que en Renault no perdieron el tiempo y encargaron un estudio de viabilidad a nada menos que Tom Walkinshaw Racing, más conocidos por TWR.
Como cabe esperar, del Renault Clio de segunda generación del que provenía, no queda gran cosa. La carrocería era nueva en casi su totalidad y el apartado técnico era casi a medida. El bastidor tenía un subchasis delantero que tomaba su base de partida del Renault Clio Sport, la primera generación que rendía 172 CV, aunque se modificaba al introducir una travesaño que hacía de refuerzo. La suspensión delantera era de tipo McPherson y la trasera era multibrazo, esquemas totalmente nuevos e inéditos en la gama Clio. La estabilizadora era de competición (del Clio Trophy) y era bastante más ancho, en concreto, 171 milímetros, ampliando las vías 110 y 138 milímetros ya sea delante o detrás respectivamente.
En posición trasera central, justo detrás de los asientos delanteros y ocupando el hueco que usarían los asientos traseros, hay un V6 3.0 atmosférico cuya procedencia era de un más normal Renault Laguna. Sin embargo, recibía algunos cambios para adaptarse a sus nuevas exigencias y contaba con nuevos pistones para mayor compresión, una nueva programación de la gestión electrónica, un límite de giro más alto… así, de los poco más de 190 CV que ofrecía en el Laguna, se pasaba a 233 CV. El cambio manual de seis relaciones era una creación específica para el Clio V6, desarrollada añadiendo una marcha adicional a una transmisión de cinco relaciones y un mecanismo de mando totalmente nuevo.
TWR se encargó de la fabricación de todas las unidades de la primera generación, o como se suele decir entre los aficionados, del Renault Clio V6 Fase 1. El montaje se llevaba a cabo en Suecia a un ritmo de 12 coches al día, hasta llegar a los 1.631 ejemplares.
Entre las cosas que destacaban, para mal, estaba su habitáculo, tomado directamente del Renault Clio Sport de 172 CV, incluyendo las calidades de montaje y de materiales, poco dignas de un coche que superaba los 40.000 euros en 2001. También era un coche espectacularmente exigente de llevar rápido y exigía manos hábiles y sentidos atentos.
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