La aerodinámica está cada día más presente en los coches que podemos ver por la calle. Puede que no se note a simple vista, que pocos usuarios sean capaces de reconocer el trabajo que se ha llevado a cabo para mejorar el flujo de aire alrededor de la carrocería, pero es uno de los apartados más importantes cuando se diseña el exterior. Sobre todo ahora con la expansión de los coches híbridos y los eléctricos, automóviles que necesitan una buena aerodinámica para poder explotar al máximo los beneficios de sus motores.
Pero la aerodinámica no es nada nuevo, se lleva experimentando en este apartado desde hace muchas décadas. De hecho, desde poco después de la invención del automóvil se ha experimentado con formas y soluciones muy llamativas para lograr un mejor flujo de aire alrededor del coche, que mejore prestaciones, consumos y también confort durante la conducción.
El A.L.F.A. 40/60 HP Aerodinamica fue diseñado por Ercole Castagna en 1913
En los albores del automóvil, no se tenía muy en cuenta este tipo de cosas. Los coches eran enormes, pesados y ni siquiera se conocía eso de la aerodinámica. Los primeros estudios aerodinámicos se centraban casi siempre en la parte trasera del coche, donde la forma de barca era lo más habitual. Luego se fue pasando a formas de carrocería redondeadas, como el de los años 30 o los “torpedos” de competición.
La idea sobre las formas que debían tener los objetos para ser eficientes al desplazarse por fluidos se vio claramente al estudiar peces y aves, lo mismo ocurre con las gota de agua, cuya forma se la otorga el mismo aire al caer (en gravedad cero todos los elementos tienden a formar esferas y con gravedad, el agua directamente no tiene forma definida). El Rumpler Tropfenwagen (literalmente “coche gota Rumpler”) es, quizá, uno de los primeros intentos en crear un vehículo eficiente aerodinámicamente hablando, cuya forma recuerda más a un barco con ruedas que a un automóvil, aunque Volkswagen logró constatar que su coeficiente aerodinámico era de 0,28 al analizarlo en un túnel de viento.
Sin embargo, antes de la aparición del Tropfenwagen, Castagna creó una carrocería que incluso hoy en día es toda una locura. Hablamos del A.L.F.A. 40/60 HP Aerodinamica. Por entonces la compañía todavía era la “Anonima Lombarda Fabrica Automobili”; Nicola Romeo llegaría algo más tarde y era especialmente famosa por sus coches de carreras. Coches, precisamente, como el A.L.F.A. 40/60 HP Corsa de 1913. Un automóvil con 73 CV de potencia y una velocidad máxima de 137 km/h que usaba el mismo bastidor que el modelo “de calle”. En aquellos años los coches se proyectaban de forma diferente.
El corazón del 40/60 HP era un cuatro cilindros de 6.082 centímetros cúbicos (sí, no nos hemos confundido) con un potencial que llamó la atención del conde Mario Ricotti, quien adquirió un bastidor (en los primeros compases del automóvil, se podía comprar el bastidor solo y carrozar donde mejor nos conviniera) y acudió a Ercole Castagna, hijo de Carlo, fundador de la compañía Castagna & Co., pionera en la industria de los carrozados, para que le diseñara un vehículo amplio, que fuera rápido y fácil de manejar.
Castagna creó un diseño que incluso hoy sorprende. Básicamente se trata de un bastidor de un A.L.F.A. 40/60 HP con una carrocería fabricada con aluminio y con forma de gota o torpedo, que pretendía ofrecer un espacio interior muy amplio, pero al mismo tiempo buscaba mejorar la aerodinámica. Algo debieron hacer bien, porque este automóvil de origen apenas podía superar los 120 km/h, pero el Aerodinamica rozaba los 140 km/h. El problema que tenía el coche era que en verano se convertía en un auténtico cocedero y se hacía muy complicado estar en su interior. Hay que tener en cuenta que por entonces no había aire acondicionado…
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