Seguro que hay muchos aficionados que recuerdan el lanzamiento del Porsche Cayenne, aunque también es posible que haya otros que no recuerden el momento, en cuyo caso, quizá ni siquiera tengan edad para sacarse el carné de conducir. El Porsche Cayenne cumple en 2022 un vigésimo cumpleaños, es decir, el Cayenne lleva con nosotros nada más que 20 años. Ahora ya nos hemos acostumbrado a que las marcas pongan en circulación todo tipo de coches, ¿un SUV en Lamborghini? ¡Claro que sí!.
Allá por 2002, que Porsche lanzará un “todoterreno” (antes se les llamaba así y no SUV) no fue tan bien aceptado, aunque los motivos no eran los mismos que se esgrimen ahora, entonces, simplemente se apelaba al motivo de existencia de la compañía: los coches deportivos. Sin embargo, si no fuera por el Cayenne quizá Porsche no existiría o, quizá, podría haberse transformado en vete tú a saber qué. En 20 años, se han superado el millón de unidades y no parece que vaya acabarse ahí. Es más, el éxito ha sido tan grande, que se atrevieron a lanzar un sedán y otro SUV más. Lo nunca visto en Porsche, aunque tampoco se puede decir que sea realmente una novedad, porque Maserati con su Quattroporte, llevan más de 40 años proponiendo un sedán en el segmento de las altas prestaciones. ¿Sabías que Quattroporte significa cuatro puertas”?
Pero la idea de un Porsche de cuatro plazas y cuatro puertas, viene de lejos. Los ingenieros y diseñadores llevan experimentando con la idea durante varias décadas, aunque al final fue la necesidad la que obligó a lanzar un vehículo que no era un deportivo (aunque no era precisamente lento). El primer cuatro plazas de Porsche tomó forma en la década de los 50, sobre la base del 356, al que llamaron Porsche tipo 530 y nunca llegó a producción. Luego hicieron falta 30 años para que volviera aparecer unas versiones de 4 plazas, una fue en los 80 sobre un 911 y otra poco después, sobre el 928 (se dice que Ferry Porsche los usó como su coche particular).
Sin participación de la marca
Sin embargo, el primer Porsche cuatro puertas que circuló libremente por vías públicas no fue obra de la marca, si no de un importador estadounidense. No, no fue idea del señor Max Hoffman, un personaje que fue hostigador en varios proyectos (entre ellos uno de Porsche), en esta ocasión el responsable se llama William Dick, distribuidor de Porsche en San Antonio, Texas. El motivo de crear un Porsche cuatro puertas es para hacerle un regalo “muy especial” a su esposa.
Dick era un tipo adinerado, el negocio generaba buenos ingresos y le permitía vivir muy cómodamente. En su garaje tenía una colección de coches de las mejores marcas, había un Rolls-Royce, tenía Ferrari y, obviamente, varios Porsche. No obstante, no tenía ningún sedán, así que se propuso añadir uno a su colección, el caso es que no valía uno cualquiera, tenía que ser tan especial como los coches que tenía en posesión además de ser un gran regalo para su esposa (y para su garaje…), así que pensó en un 911 con cuatro puertas.
El primer Porsche cuatro puertas que circuló libremente por vías públicas no fue obra de la marca, si no de un importador estadounidense
El Porsche 911 llevaba casi tres años en el mercado y era uno de los deportivos “de moda”, muchos de los miembros del selecto club de la “jet set” se habían hecho con una unidad porque era rápido, era atractivo y era deportivo, pero en aquellos años, dado que su potencia no llegaba a los niveles actuales, era un coche con un buen equilibrio dinámico si no le buscabas las cosquillas.
Con la idea en mente y el coche elegido, el señor Dick envió al gerente de su concesionario Porsche a Italia, con la misión de visitar a los diferentes carroceros establecidos allí y presentarles su idea. Tan solo una de las empresas se tomó en serio el proyecto y le ofreció al hombre de confianza de Dick algunos bocetos. Con los dibujos en la mano, un contacto en Estados Unidos, sugirió otra opción: Troutman & Barnes, de Culver City, California. Al parecer, tenían las habilidades y los conocimientos suficientes para afrontar un proyecto así, así que Dick se puso en contacto con ellos y presentar la idea.
Un Porsche 911 de 1967 cortado por la mitad y estirado
Hay que mencionar que William Dick contactó en alguna ocasión por Porsche para llevar a cabo este proyecto, pero la marca no se interesó por este trabajo. Por eso tuvo que buscarse la vida de otra forma, logrando un resultado más que digno. El punto de partida fue un Porsche 911 de 1967 a estrenar, el cual, fue desarmado y, sin paliativos, cortado a la mitad. Una vez en dos piezas, se añadió una pieza extra para alargar el chasis y el techo, recurriendo a una curiosa solución para las puertas.
Las puertas son piezas muy caras y tener que diseñar unas puertas específicas para esta creación, no era precisamente una opción. Porque además de diseñarlas, hay que fabricarlas. Pero se optó por otra opción cuyo resultado es más que aceptable: se compraron otras puertas delanteras y se adaptaron para montarse con apertura contraria, tipo suicida. Exactamente, eran puertas de Porsche 911 estándar, pero la puerta colocada en el lado derecho, en realidad, es la puerta izquierda y en el lado izquierdo ocurría lo contrario, se montó la puerta delantera derecha. Solo
Porsche, finalmente, sí participó en el proyecto, pues de la fábrica alemana salió el asiento trasero, pero hasta aquí llegó, pues no hay más presencia de Porsche en este 911 de cuatro puertas. Además, se quitaron las llantas Fuchs y se usaron otras de acero con tapacubos cromados, más elegantes y acordes con la imagen del coche.
El proyecto fue realmente caro, más que un Rolls-Royce y, por si fuera poco, se dice que no fue la única unidad que se fabricó, porque circulan fotos de dos unidades, una verde y otra marrón. La verde, en teoría, es la fabricada para esposa de Willian Dick y la otra no se sabe nada de ella. Realmente, no se sabe nada de ninguno de los dos ejemplares.
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