Estamos a las puertas de unos de los mayores cambios que ha sufrido jamás el automóvil. Y no lo decimos únicamente por la adopción de la tecnología eléctrica, si no por todo lo que esa tecnología supone en la forma de ver el coche, en lo que influirá en la forma de vida de los usuarios y, sobre todo, por la aparición de “inventos” como la conducción autónoma. Esto último quizá, sea el cambio que acabe definitivamente con los coches lúdicos, aquellos creados por la simple pasión por conducir.
Aunque lo hemos comentado alguna vez, no podemos evitar volver a recalcar que el automóvil es lo que es, gracias a un puñado de locos apasionados por este invento. Hoy día después de casi 100 años de evolución, el coche se ha convertido en algo de lo más normal, una visión común en cualquier lugar del mundo, pero en sus primeros años el automóvil era un aparato realmente escaso, solo al alcance de unos pocos privilegiados.
Los coches se fabricaban a mano, bajo pedido, permitiendo que aquellos apasionados cumplieran sus sueños uno por uno (fabricar coches), casi sin tener en cuenta los costes. El tema de los costes lo domina todo actualmente, marca las pautas de diseño, los modelos que se pondrán a la venta, el equipamiento…Antes, cuando todo era pasión, los costes no eran tan importantes, a no ser, claro está, que fueras Ettore Bugatti y te empeñaras en dar forma a todos los sueños que se te pasarán por la cabeza, creando un coche como el Type 41, que era tan absurdamente caro que nadie podía comprarlo.
Enzo Ferrari fundó su propia empresa para fabricar motores V12, su auténtica pasión
Pero no todas las pasiones pierden el norte, hay ejemplos de pasiones que han tenido finales felices, llegando hasta nuestros días. Una de ellas, que se enfrenta a su final mientras lees esto, es la pasión que tenía Enzo Ferrari por los motores V12. De hecho, fundó su propia empresa para fabricar motores V12, única y exclusivamente motores de 12 cilindros. Vale que luego acabara construyendo otros motores, pero durante décadas, Ferrari solo tenía en catálogo coches con motores V12 y, además, tenían que estar ubicados delante del habitáculo. ¿Por qué crees que el buque Insignia de Ferrari siempre es un gran GT con motor de 12 cilindros delanteros?
Llega el fin de una era
Ahora, motivado por los cambios que está sufriendo la industria, por las normativas de emisiones, vamos a ser testigos del fin de una pequeña pasión: del final del motor V12 de aparición natural fabricado por Ferrari. Un hecho que se ha venido consumando poco a poco, con otros fabricantes retirando sus grandes 12 cilindros del mercado. Incluso Lamborghini dice adiós en 2022 a su V12 atmosférico, que será reemplazado por un doce cilindros híbrido.
El principio del fin está en marcha. En Maranello no aceptan más pedidos de Ferrari F812 Superfast, el buque insignia de la marca, que llegó al mercado en 2017 para reemplazar al genial Ferrari F12 Berlinetta, el último gran GT V12 diseñado por Pininfarina. Todavía estará en producción hasta completar las entregas pendientes y tras eso, quedará en la línea de montaje hasta finalizar las unidades previstas el 812 Competizione que, según informes, será más allá del 2023.
¿Estamos ante el fin de una era? La desaparición del V12 atmosférico de Ferrari supondrá la desaparición de los grandes V12 de aspiración natural y, por ende, se podría considerar como el fin de una era. No sabemos cómo ocupará este hueco en la gama, pero está claro que los propulsores de gran cilindrada atmosféricos tienen los días contados. De hecho, apenas quedan representantes en el mercado, que no hayan recurrido al turbo. Actualmente lo que más suena en Maranello es hibridación, pues ya tienen motores híbridos y, además, si hacemos caso con lo que se dijo con el lanzamiento hace ya un puñado de años del LaFerrari, su sistema híbrido es “modulable” y se podrá extender a otros modelos.
No obstante, la especulación se la vamos a dejar a otros y en su lugar, vamos a recordar los mejores GT V12 que ha tenido la firma italiana en su catálogo. Coches que han sido sueño y envidias de cientos de aficionados desde hace décadas. No en balde desde que el Testarossa dejará de fabricarse (su última evolución fue el 512 M, en los años 90), todos los “grandes Ferrari” han sido Berlinetas en motor de 12 cilindros delantero.
Ferrari 365 GTB/4
Para nuestro primer seleccionado entre los Gran Turismo V12 italianos, tenemos que viajar hacia atrás en el tiempo, un viaje que nos llevará a unos años antes del lanzamiento del Ferrari 512 BB y, por tanto, antes de la llegada del Ferrari Testarossa. Nos vamos a 1968, cuando se presentó el Ferrari 365 GTB/4, el Ferrari Daytona, como lo conoce todo el mundo, aunque nunca fue su designación oficial. Se dio a conocer en el Salón del Automóvil de París como sustituto del 275 GTB4, siendo un claro rival del genial Lamborghini Miura, pero al estilo Ferrari, tradición antes que revolución como era el Miura.
Fue el último Ferrari V12 antes de la llegada de FIAT y ahora, más de 50 años después, es uno de los modelos más emblemáticos de la marca. Estaba diseñado por Fioravanti, que trabaja entonces en Pininfarina, con un largo morro, agresivo y afilado, que daba cobijo a un V12 de 4.4 litros atmosférico (4.390 centímetros cúbicos exactamente) que, alimentado por seis carburadores de doble cuerpo, rendía 352 CV.
Ferrari 550 Maranello
Desde que el “Daytona” fuera retirado de la línea de producción, hasta 1996, Ferrari no volvió a tener un gran GT con motor V12 delantero. Primero fue el Ferrari 365 GT/4 BB, luego el Ferrari 512 BB (por Berlinetta Boxer) y luego las tres generaciones del Ferrari Testarossa (el propio Testarossa, el 512 TR y el F512 M), hasta llegar finalmente al Ferrari 550 Maranello, el regreso de la marca a los Gran Turismo con motor de 12 cilindros delantero. Un coche que se presentó en Nürburgring a la prensa especializada, que llegó pensando que un modelo con motor delantero no podía mejorar las prestaciones de uno con motor central.
Y no solo las mejoró, sino que supuso un enorme paso adelante tanto en diseño, como en ingeniería y aerodinámica (coeficiente Cd de 0,33). Sirva de ejemplo que estableció un nuevo récord de velocidad para un vehículo de producción el 12 de octubre de 1998. Ocurrió en Marysville, Ohio, cubriendo 100 kilómetros (62 millas) a una media de 304,1 km/h, logrando alcanzar una marca de 296,168 km/h. No en balde, estaba animado por un bloque V12 de 5.474 centímetros cúbicos con 485 CV y su bastidor fue puesto a punto por Eddie Irvine y Michael Schumacher.
Ferrari 599 GTB Fiorano
Para reemplazar al 575M Maranello aparecido en 2002 (la evolución del 550 Maranello), la marca puso sobre el asfalto el Ferrari 599 GTB Fiorano en 2006, que supuso un nuevo salto adelante en todos los aspectos. Era mucho más avanzado que el 550 Miura, mucho más potente y por supuesto, era mucho más rápido. El diseño corrió a cargo de Jason Catriota y Fabrizio Valentini, quienes recibieron el encargo de pulir la aerodinámica de su carrocería al máximo, para obtener el mejor apoyo aerodinámico posible. El resultado es un perfil en cuña muy marcado, con una trasera muy elevada respecto al frontal, donde habita un enorme difusor. En el frontal, destacan los abultamientos en la zona de los faros, al igual que la forma de estos, logrando una gran personalidad.
El V12, con 5.999 centímetros cúbicos, era un propulsor que combinaba todo el saber hacer de la marca en competición, con la F1 como principal fuente de inspiración. Su potencia específica alcanzaba los 103 CV/l, una cifra respetable para un atmosférico por aquellos años e incluso ahora, llegando a los 620 CV a 7.600 revoluciones, con el corte de encendido a las 8.400 revoluciones. No se quedó aquí, porque el 599 GTO fue más allá, sumando 50 CV al total y puliendo muchos detalles para dar lugar a una de las berlinettas V12 más radicales y rápidas salidas de Maranello.
Ferrari F12 Berlinetta
Obviamente, el 599 GTB Fiorano tuvo un final, el cual llegó 2012, cuando desde Maranello presentaron el Ferrari F12 Berlinetta. La nueva edición del Gran Turismo V12 de Ferrari era, otra vez más, el más potente que salía de los talleres de Maranello (exceptuando coches como el LaFerrari, obviamente). Pero, además, llevaba la aerodinámica un paso más adelante respecto al Fiorano. Ferrari, con la ayuda de Pininfarina, estaban haciendo magia en este sentido, logrando carrocerías de formas casi obscenas, pero con un comportamiento espectacular. Las berlinettas V8, gracias a su perfil afilado, podían explotar estas características casi hasta límites insospechados, pero un coche con un morro tan largo como los GT V12 de Ferrari eran otro cantar.
Su motor, con 6.262 centímetros cúbicos, volvía a coronarse como el propulsor más potente de la marca en su momento al entregar 740 CV, con una potencia específica de 118 CV/l. Además, el 80% de sus 690 Nm de par, ya estaba disponible a 2.500 revoluciones, algo especialmente destacable en un motor de sus características. Como colofón, el Ferrari F12 tdf con sus 780 CV, servía como canto del cisne del GT italiano.
Ferrari 812 Superfast
La última edición del Gran Turismo V12 de Ferrari, el 81 Superfast, el final de una saga que levanta pasiones y que representa, como hemos comentado al inicio, la más pura esencia de Ferrari. Reemplazando al F12 Berlinetta, es la primera vez que un gran V12 delantero no estaba diseñado por Pininfarina y se nota. No es un coche que se pueda considerar feo, pero no tiene la gracia y el equilibro de los coches del famoso carrocero italiano. Mantenía ciertos volúmenes y formas básicas del F12 y del Fiorano, como el afilado frontal y la zaga muy alta, pero es un producto 100% salido del Centre Stile Ferrari.
Comenzó su vida comercial en el año 2017, aunque no era un coche totalmente nuevo, más bien era una evolución profunda del F12 tdf y el propulsor de 12 cilindros volvía a batir todos los récords con 123 CV/l y una potencia de 800 CV. La traca final es el Ferrari 812 Competizione, con nada menos que 830 CV, capaz de hacer el 0 a 100 km/h en 2,85 segundos.
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