Mientras los Alpine de Alonso y Ocón en la F1 no terminan de convencer, desde el atelier de la marca en la factoría Renault de Dieppe no paran de surgir series limitadas y unidades especiales. La última de ellas es esta A110 GT J.Redélé.
La nueva joya de la firma francesa
A mediados del pasado mes de mayo Alpine celebró con una concentración de viejas unidades de la marca, el centenario del nacimiento de su fundador, Jean Rédélé. La marca deportiva del Renault Group aprovechó entonces para dar a conocer la nueva serie limitada de 100 unidades con la que se rinde homenaje a su fundador.
Alpine ha reunido más de 1.100 unidades de modelos de todas las épocas de la marca para conmemorar el centenario del nacimiento de Jean Rédélé. Un evento durante el cual se pudieron contemplar unidades históricas junto con versiones actuales como las recientes A110 Sastruga.
El evento ha sido el lugar idóneo para dar a conocer la nueva serie limitada con la que la marca rinde homenaje a su fundador. Se trata de 100 unidades de venta exclusiva y limitada que, entre otros elementos incluye una placa con la numeración de la unidad en la serie junto a la reproducción de firma de Rédélé.
Elaborada a partir de la versión Gran Turismo (GT) del A 110, las 100 unidades están acabadas exclusivamente con el color Gris Montebello, un tono por el cual Rédélé mostró especial predilección en vida, y con el techo siempre en acabado de pintura negro brillante.
Elegante y distinguida, a imagen del creador de la marca, la nueva serie limitada del A110 tiene una marcada orientación Gran Turismo, tal y como refleja el elevado nivel de equipamiento de gama alta incluido en la misma, aunque sin olvidar ese acentuado carácter deportivo que siempre ha destacado en las realizaciones de Alpine.
Buena parte de esa deportividad se percibe en el calzado que monta el coche, con las llantas Grand Prix de 18 pulgadas, neumáticos deportivos y con el potente equipo de frenado que se percibe a través de su diseño multirradio abierto de diez brazos dobles, en especial los discos de freno elaborados en acero y las grandes pinzas rematadas en color plateado.
Cuando saltamos al interior, los detalles de acabado se han cuidado especialmente. Asientos, guarnecidos de puertas y distintas piezas del salpicadero están acabados en cuero negro de alta calidad con las costuras y remates en el mismo color gris empleado en el acabado exterior. La estética interior marca una acertada simbiosis entre los elementos de color de su acabado exterior y los elementos de estilo de color oscuro introducidos en su acabado interior.
Tanto el diseño, como el motor —la versión de 300 CV de potencia del y al igual que los distintos elementos mecánicos del A110 permanecen completamente invariados con respecto a la versión GT del A110 de la que se ha partido para realizar la serie especial limitada.
La comercialización de las 100 unidades disponibles de esta nueva serie especial del A110 GT dará comienzo mañana mismo, día 1 de junio, a través de la aplicación oficial Alpine que se puede descargar tanto para Android como para Apple de manera completamente gratuita.
Dado el éxito alcanzado por la reedición del A110 y el lanzamiento de sus distintas versiones, hace ya algún tiempo que Alpine decidió incrementar sus volúmenes de producción de las 15 unidades diarias que inicialmente estableció a 20 unidades/día. Un 25 por ciento de incremento con el que poder hacer frente a los elevados pedidos que hay de las distintas versiones del coche desde que se inició su comercialización.
La historia de Rédélé y Alpine
Nacido el 17 de mayo de 1922, Jean Rédélé inició el camino que le llevaría a crear Alpine cuando tras finalizar la Segunda Guerra Mundial y una vez terminados sus estudios en la Escuela de Comercio francesa se dedicó a volver a poner en pie el negocio familiar, un concesionario Renault en la localidad costera francesa de Dieppe, junto al Canal de la Mancha.
Sería su afición a la competición y a los coches deportivos los que llevaría a Jean Rédélé a crear Alpine. Todo empezaría en 1950, cuando preparó especialmente una unidad del 4 CV o 4/4 de Renault para participar en distintos rallyes. Él mismo se encargaría tanto de preparar el coche como de conducirlo hasta que dos años más tarde, en 1952 con un modelo que ya era más un prototipo desarrollado a partir del 4/4 ganaría la serie 730 Sport de la mítica prueba alpina de ls Mille Miglia italiana.
Para entonces, la mecánica y los secretos de la construcción del pequeño modelo de Renault ya no tiene secretos para él. Eso le lleva a comenzar a pensar e idear nuevas bases técnicas para el desarrollo del mismo, adaptando nuevos elementos como, por ejemplo, un nuevo chasis y una carrocería mejor adaptada para cubrir las necesidades de la competición que las que ofrecía el modelo original.
Esta evolución técnica en lo personal, junto con las obligadas necesidades de reducir al máximo posible los costes de producción, uso y reparación de los coches a los que se veía forzado por la evolución de la economía entras el final de la Guerra, le permiten iniciarse en la construcción de un deportivo de pequeño tamaño a precio asequible y con bajos costes de mantenimiento.
No estaba solo en esta aventura. Auxiliado por la mano maestra de Giovanni Micheloti, un avezado diseñador de la época crea una nueva carrocería que el especialista carrocero Allemano haría realidad. Otra colaboración, esta vez con André Georges Claude, le lleva a transformar la transmisión de tres velocidades que montaba el 4/4 por una de nuevo desarrollo de cinco relaciones de marcha, que sería la que a la postre montaría sobre el primer modelo de Alpline.
Un traspiés comercial al año siguiente le impidió avanzar más rápido. A finales de 1953 desarrolla junto con sus colaboradores el The Marquis, un modelo que presentaría a primeros de 1954 en el Salón del Automóvil de Nueva York con la intención de encontrar un a un empresario local que adquiriera la licencia de producción del mismo y lo fabricara para el mercado americano. Para ello invirtió una notable cantidad en piezas que poder “colocar” a los nuevos inversores. Sin embargo, estos no llegaron nunca, lo que le ocasionó un importante revés económico que le forzó a posponer sus proyectos.
Pero una cosa es posponer y otra muy diferente permanecer quieto. En ese tiempo se aplica en la búsqueda de todas las posibles reducciones de peso que fuera capaz de aplicar sobre el pequeño 4/4. Para ello recurre a una inédita combinación en la época: incorpora una carrocería elaborada con resina de poliester y fibra de vidrio. Y también da rienda suelta a sus trabajos sobre el bastidor, que le llevarían a abandonar definitivamente el uso de la plataforma del 4/4 para iniciar el desarrollo de su concepto del bastidor de viga central que sería el que implantaría en los modelos de Alpine.
Así, en 1956 llega el A106, el primer modelo Alpine. La marca recibe su nombre en recuerdo a la aventura de Rédéle para lograr triunfar en la Copa de los Alpes. La A, es el indicativo de pertenencia a la nueva marca y el 106 para reconocer el motor que monta, un bloque de origen Renault que la marca francesa montaba por entonces en sus series 1060.
Aquel A106 era un vehículo de extrema ligereza, con apenas 520 kg de peso. Rapidamente comienza a disponer de versiones, en concreto, dos. Ambas dotadas con el motor 747 del 4/4, con 21 CV de potencia en la variante Normale 1062 y de 38 CV en la más deportiva y orientada a la competición Mille Miles, que alcanzaba los 130 km/h de velocidad punta.
Esta versión deportiva del A 106, que utilizaba todavía la plataforma del 4/4 y su doble sistema de amortiguación, combinado con la transmisión de 5 relaciones de marcha, eran fácilmente reconocibles en sus primeras series de producción por los bordes redondeados de su parabrisas frontal, producto del uso para esta función de la luneta trasera del Renault Fregate.
El coche impacta a los dirigentes de Renault cuando en julio de ese mismo año les presenta el coche. Tanto que estos apoyan su producción y el coche es presentado en el stand de la marca en el Salón de Paris en octubre de ese mismo año. Desde entonces, los lazos entre Renault y Alpine estarían fuertemente atados, más allá incluso de que el propio Rédélé fuera concesionario de la marca del rombo.
Hasta la llegada del A110 en 1961, le seguirían el A108 en 1958 con su versión convertible con el motor Dauphine Gordini (Renault 1080) de 37 CV y las unidades preparadas especialmente por Mignotet que desarrollaban 53 CV. O los Alpine Coupé y Berlinetta de 1959. El A110 daría lugar a los momentos más brillantes de la marca hasta su desaparición a mediados de los años 80 del pasado siglo e incluso a la brillante recuperación de la marca emprendida por la actual cúpula del Renault Group que la ha llevado incluso a participar nuevamente en la Fórmula 1 tomando el relevo al equipo de competición de Renault Sport.
Pero eso ya lo hemos contado en este mismo blog y, en todo caso, es otra historia.
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