Ferdinand Pïech fue un tipo muy influyente en la industria, un visionario que marcó el devenir de algunas de las empresas más famosas del mundo, como Porsche, Bugatti, Lamborghini o al propia Volkswagen. Por supuesto, también fue el responsable de algunos desarrollos lanzados al mercado por Audi, como el programa quattro. Sí, fue el señor Ferdinand Pïech quien, después de haber estado en Porsche durante un largo período, recaló en Volkswagen y puso en marcha varias cosas que auparon a la marca hasta niveles nunca vistos. Una de esas cosas fue el mencionado programa quattro, que se puso en marcha en 1972 y que acabó siendo uno de los mayores éxitos de Audi.
El Audi quattro se ofreció desde 1980 hasta 1991 y además de ofrecer uno de los primeros automóviles de producción con tracción a las cuatro ruedas, acumuló una gran cantidad de victorias en competición, haciendo de la firma alemana una de las más conocidas y respetadas del mundo. Unos pilares que poco a poco se fueron explotando con diferentes lanzamientos, a cada cual mejor, que tuvieron en el Audi S2 un primero paso hacia lo vendría después, una Audi Premium, con automóviles a la vanguardia de la técnica (tal como ha rezado su eslogan durante mucho tiempo) y con las capacidades de plantar cara a los fabricantes alemanes más deseados: BMW y Mercedes.
El Audi RS4 «B5» fue presentado en el Salón del Automóvil de Frankfurt de 1999
Sin embargo, el Audi S2, a pesar de sus muchas bondades, no fue un coche que se pueda considerar “de culto”, se le comparó siempre con el quattro, aunque sí que abrió el camino para la creación de uno de los coches más importantes de Audi: el RS2. Este familiar con alma de deportivo también fue, como cabría esperar, instigado por el señor Pïech, quien insistió en una colaboración entre Porsche y Audi, la cual, sería beneficiosa para ambas empresas. Porsche, por aquel momento, no pasaba una de sus mejores épocas y la colaboración con Audi le facilitaría unos ingresos muy necesarios. Por otro lado, Audi no tenía la capacidad para crear un automóvil mucho más deportivo y capaz que el quattro y necesitaba aprovechar la experiencia de terceros.
De esa colaboración nació el Audi RS2, como seguramente todos sabréis, que fabricaba la propia Porsche en sus instalaciones de Rossie-Bau, en Zuffenjausen. Era, básicamente, un Audi 80 Avant con más de 300 CV, tracción total y muchos elementos de Porsche, que fue capaz de poner patasarriba el segmento de los deportivos e incluso la propia industria.
Hubo que esperar cuatro años para ver una evolución del concepto
La producción del Audi RS2 solo alcanzó las 2.891 unidades entre 1994 y 1995, llegando a convertirse, casi desde el primer momento, en un icono para la marca. Hoy en día es objeto de deseo y aunque todavía no ha llegado a superar ciertos límites en cuanto a cotización, que nadie se extrañe si los precios, de golpe, comienzan a subir. El Audi RS2 marcó un momento importante para Audi y hoy, es una pieza de colección.
En aquellos momentos también se le veía como un futuro clásico de colección, no en balde, era capaz de plantar cara a coches como el Ferrari 348 GTB (V8 atmosférico de 300 CV), llevando el maletero hasta los topes y a la familia al completo. No había nada igual, ni siquiera el BMW M5 e34, que en 1992 recibió un motor más potente (340 CV), era capaz de hacerle sombra y eso se debía a su propulsor de cinco cilindros turbo y a su tracción total. Y eso que el M5 e34 no era precisamente lento…
Sin embargo, aunque el RS2 fue un coche espectacular, Audi no volvió a recurrir al mismo concepto hasta cuatro después. El RS2 se dejó de fabricar en 1995, poco antes del cese de producción del Audi 80 dejando paso al Audi A4, uno de los coches que más han hecho por la marca en la época moderna, gracias a una enrome evolución en cuanto a ingeniería, calidad de fabricación y diseño. Desde el primer momento, el Audi “B5” (la primera generación del A4) fue un éxito de ventas y la marca no tardó demasiado en darle un repaso para hacerlo “más fuerte”. Así, solo tres años después de su inicio de comercialización, el A4 recibió un restyling que sirvió para añadir una versión deportiva: el Audi S4 con 265 CV.
Era 1997 y entre otras cosas, Mercedes había puesto en circulación el primer AMG “oficial”, el Mercedes C36 AMG, que era ligeramente más potente que el S4 (280 CV), pero su talante era menos deportivo. Sin embargo, el S4 se ofreció con carrocería sedán y con carrocería familiar, algo que no ofreció nunca el Mercedes. BMW, por el contrario, contaba con su M3, que se ofrecía en versión descapotable, coupé y sedán, siendo bastante más deportivo que estos dos y más potente, anunciando 321 CV desde 1995.
Quizá por eso, no lo sabemos, Audi lanzó en 1999 el Audi RS4, el sucesor de aquel loco familiar con alma de deportivo de mediados de los 90. Y la fórmula empleada era la misma: carrocería familiar, motor turbo y tracción total. No obstante, el resultado fue algo diferente, aunque no menos espectacular.
Partiendo del S4, el RS4 recuperó el espíritu del RS2
El Audi RS4 se presentó durante el Salón de Frankfurt de 1999 y presumía de contar con la colaboración de Cosworth y el trabajo de quattro GmbH para su puesta a punto. Para su creación, se partió de la carrocería de acero prensado del B5 estándar, pero contaba con algunos retoques necesarios para adaptarlo a las nuevas exigencias. Por ejemplo, lucía unos ensanches en los pasos de rueda muy sutiles, pero que, además de aumentar el ancho de vías (51 milímetros más delante y 40 milímetros más detrás respecto al Audi A4), le otorgaban una imagen muy sexy y permitían, a quien sabía dónde mirar, adivinar que no estaba ante un familiar cualquiera.
La parte frontal también contaba con algunos detalles específicos, como el paragolpes con mayores entradas de aire y unas branquias justo delante de las ruedas delanteras, que mejoraban el flujo de aire para la refrigeración y la aerodinámica del conjunto, otorgando también una imagen algo más agresiva.
El diseño era ligeramente más agresivo que lo visto con el Audi RS2, pero al mismo tiempo era un poco más sutil y más elegante, sobre todo por la ausencia de unos pilotos unidos entre sí, una solución de diseño muy noventera, que también tuvo algo de popularidad durante los años 80.b
Sin embargo, donde realmente había cambios importantes, muy importantes de hecho, era bajo el capó. Cosworth partió del mismo motor V6 2.7 biturbo del Audi S4 y desarrolló una nueva versión que iba bastante más allá. Con 2.671 centímetros cúbicos (diámetro de 81 milímetros y carrera de 86,4 milímetros), cinco válvulas por cilindro y dos turbos Borg & Warner K04, anunciaba 380 CV a 7.000 revoluciones y 440 Nm de par (el Ferrari 360 Módena, lanzado por entonces, rendía 400 CV). Habías más cosas en las que Cosworth trabajó, obviamente, como los pitones, las bielas, los cojinetes, los árboles de levas, los colectores de admisión, los cuerpos del acelerador, la inyección… aunque merece la pena destacar la inclusión de un acelerador electrónico “E-Gas drive-by-wire”.
Dicho propulsor se combinaba con la caja de cambios manual de seis relaciones, que a su vez, contaba con un nuevo embrague y un nuevo volante, así como al sistema de tracción total con diferenciales tipo Torsen y un diferencial central ATB con reparto por defecto del 50% sobre cada eje, pero que podía llegar a enviar hasta el 75% a cualquiera de los dos ejes según las necesidades.
La producción fue muy corta, entre mayo del año 2000 y septiembre de 2001, aunque se fabricaron 6.030 unidades, 500 de ellos con volante a la derecha. El Audi A4 se renovó por completo con el lanzamiento de la generación “B6”, pero esta no contó con versión RS. Si la tuvo, por el contrario, el Audi A4 “B7”, que en realidad no era un nuevo modelo, sino una revisión muy profunda del “B6”. Además, ese Audi RS4 “B7” contó con un motor V8 atmosférico y se puso escoger con tres carrocerías: sedán, familiar y descapotable.
Recibe cada semana una selección de nuestros mejores artículos suscribiéndote a nuestra newsletter.