El Daimler Super V8 representaba lo más excelso de la cultura británica del lujo automovilístico –sin contar a Rolls-Royce o Bentley, claro–. Un coche soberbio, con un diseño que desprendía clase y estilo puramente inglés, pero con la modernidad que pedían los tiempos y los rivales. Eran los años 90 y Jaguar, bajo el control de Ford, había desarrollado un reemplazo para el XJ40 con unos objetivos claros: Jaguar tenía que evolucionar técnica, tecnológica y estéticamente, al tiempo que se aumentaba la calidad, la rentabilidad y la fiabilidad.
Así surgió la serie X300, el Jaguar XJ de los años 90, el cual, llegó a ser considerado como el coche más bello del mundo. Y el Daimler Super V8 era uno de los miembros de la serie X300 aparecido en 1997, como una versión donde el lujo y la exclusividad era los pilares básicos. Se articulaba sobre la plataforma con batalla larga del Jaguar XJ X300, su interior estaba repleto del cuero mejor tratado y de una calidad suprema, al tiempo que la puesta a punto del chasis estaba enfocada en el confort y en el refinamiento.
Para conocer lo que ofrecía el Daimler Super 8, hay que conocer los secretos del Jaguar XJ X300, el que fuera, como se ha comentado antes, el reemplazo del XJ40 y luego del X308. Se presentó en 1994 y no era un coche completamente nuevo, Ford habia salvado a la empresa y les había proporcionado liquidez, pero el presupuesto era limitado para crear un coche desde cero. El Jaguar XJ X300 era una evolución, profunda, sí, pero una evolución, del Jaguar XJ40.
El diseño, si conoces la fisonomía del XJ40, dejaba ver claramente sus orígenes, pero los diseñadores fueron capaces de otorgarle un clasicismo elegante y de enorme personalidad, sin que por ello resultara un coche anticuado o excesivamente clásico. El X300 era un coche esbelto, muy largo y realmente bajo, lo que potenciaba todavía más esa sensación de ser un coche muy largo. Además, el equilibrio en los volúmenes y en los trazos era indiscutible; se lograba una presencia que pocos automóviles ofrecen y que el Daimler Super V8 aprovechaba para la ocasión.
La Daimler Motor Company era una firma histórica fundada en 1896 por Harry John Lawson, la cual, fue adquirida por Jaguar en 1960, luego pasó a manos de BMC en 1966, en 1968 formó parte de la British Leyland y en 1984 volvió a estar bajo el amparo de Jaguar y, desde entonces, fabricó las versiones más excelsas de la firma británica.
El Daimler Super V8 apareció en 1997 como parte de la nueva serie XJ308, el reemplazo del X300, el cual, se comercializó entre 1994 y 1997, y estrenada un nuevo bloque V8 de aluminio combinado con la caja de cambios ZF de cinco relaciones que tan buenos resultados ofreció en aquellos años. El motor se fabricó en dos versiones, una con 3.2 litros y otra con 4.0 litros, que daban lugar al Daimler V8 y al Daimler Super V8. El más potente, el 4.0, tenía sobrealimentación por compresor y rendía 322 CV –aunque luego pasó a 363 CV– y se podía pedir únicamente con la carrocería de batalla larga, mientras que el Daimler V8 se podía configurar con la carrocería corta.
La batalla del Daimler Super V8 se hasta los 2.995 milímetros, 120 milímetros adicionales con respecto al Daimler V8, y pesaba nada menos que 1.800 kilos. Puede parecer un coche pesado, y en su momento lo era, pero comparado con cualquier automóvil similar más moderno, es todo un peso pluma. Es más, incluso coches más pequeños rondan el mismo peso…
Se dice que los motores V8 de la serie XJ308 fueron una enorme fuente de problemas. Por lo visto, los cilindros estaban recubiertos de nikasil y provocaron todo tipo de averías, algunas totalmente catastróficas. No obstante, algunos apartados como la calidad de los materiales y algunos detalles de acabado, eran mejores que los que se podían encontrar en el X300, aunque no mucho, todo sea dicho. Se cambió el diseño, se aumentó el equipamiento y se revisaron algunos pequeños detalles estéticos.
Los Daimler Super V8 eran las versiones más lujosas y equipadas de los Jaguar XJ X308, pero sin su talante deportivo, que se cambió por uno más confortable y refinada. Se hacía especial hincapié en el lujo, tanto por acabados como por tonalidades y materiales.
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