Bentley es la quinta marca con más victorias en las 24 horas de Le Mans. La firma británica tiene en su poder seis victorias en la categoría absoluta. La primera fue hace justo 100 años, en 1924, mientras que desde 1927 hasta 1930, se llevó todas y cada una de las victorias. Ya en el Siglo XXI, Bentley lograría una sexta victoria con el icónico Speed 8 que condujeron Rinaldo Capello, Guy Smith y Tom Kristensen, el piloto más laureado de la mítica prueba francesa. En este artículo repasaremos los detalles más importantes de esa primera victoria de Bentley en el Circuit de la Sarthe.
1924, SEGUNDA EDICIÓN DE LAS 24 HORAS DE LE MANS
Las 24 horas de Le Mans fueron creadas por el ACO (Automobile Club de l’Ouest) en el año 1923 como una prueba en la que el ganador se decidía a través de un criterio diferente al que estaban acostumbrados en aquella época. El ganador de la carrera no era el vehículo que tardase menos tiempo en recorrer un número determinado de vueltas a un circuito, o el primero que llegase a un destino concreto, sino que aquí, el ganador era el coche que recorriese una mayor distancia en un período de tiempo determinado. Con la creación de esta prueba, no solo nació una de las pruebas más especiales del automovilismo, sino que también nació un nuevo tipo de carreras, las de Resistencia. En aquella primera edición de 1923 los galos no fallaron en casa y el Chenard & Walcker de René Leonard y André Lagache se llevaron la primera victoria en Le Mans. Para la segunda edición, que tuvo lugar entre los días 14 y 15 de junio de 1924, el éxito de la primera edición hizo que se inscribieran un total de 41 participantes. De todos los fabricantes que se presentaron a participar en la carrera, solo sobreviven dos en la actualidad: uno europea y otro estadounidense, Bentley y Ford respectivamente.
UNA CARRERA DE SUPERVIVENCIA
Las crónicas de la época hablan de esta edición de Le Mans como una carrera que fue extremadamente exigente con los vehículos. En gran medida por el caluroso clima que hubo durante ese fin de semana, a diferencia de la edición anterior que estuvo marcada por la lluvia. Durante las tres primeras horas de carrera el campeón defensor de la carrera, el Chenard & Walcker de René Leonard y André Lagache, tomó la delantera de la prueba. Sin embargo, para la desgracia de ellos, el motor se incendió en la famosa recta de Mulsanne una vez cumplida la tercera hora de carrera. Este problema de fiabilidad nos aseguraba a un nuevo ganador en el Circuit de la Sarthe.
Con el abandono del Chenard & Walcker, el duelo por la victoria se centraría en tres Lorraine-Dietrich, un extinto fabricante francés de automóviles y locomotoras, y el Bentley verde, el único coche con el que la marca británica se inscribió en Le Mans ese fin de semana. Los Lorraine-Dietrich tuvieron problemas a lo largo de la noche. Uno de ellos se salió de la carrera, mientras que otro de ellos sufrió dos pinchazos. Y si esto no era suficiente, el motor le falló al forzar mucho el coche con el propósito de recuperar el tiempo perdido. El Bentley tampoco se libró de los problemas mecánicos, pero en comparación con los Lorraine-Dietrich, fueron problemas menores. A dos horas del final, el Bentley tenía una ventaja significativa comparado con el resto, así que solo tuvo que gestionar dicha ventaja sin cometer riesgos innecesarios para llevarse el gato al agua. Los Lorraine-Dietrich intentaron presionar, pero al final de la carrera no pudieron alcanzar al Bentley, que se llevó la victoria. Los Lorraine-Dietrich terminaron a una vuelta de distancia del ganador. Esta carrera acabó siendo una carnicería, ya que de los 41 participantes, solo cruzaron la bandera de cuadros doce de ellos.
LA PRIMERA VICTORIA EXTRANJERA EN LE MANS
Con la victoria de Bentley, los pilotos John Duff y Frank Clement pasaron a la historia por varios motivos. No solamente ganaron Le Mans por primera vez con un coche extranjero (que no fuera francés), sino que también fue la primera victoria de Bentley en la prueba y, además, John Duff y Frank Clement se convirtieron, respectivamente, en el primer canadiense y en el primer británico en ganar dicha carrera. Con esta victoria una cosa quedaba muy clara, las 24 horas de Le Mans era una carrera que vino para quedarse. Si la primera edición fue un éxito por su novedoso tipo de automovilismo, la victoria de Bentley en la edición de 1924 fue la consolidación como prueba internacional, hasta tal punto que hoy, un siglo después, seguimos disfrutando de ella.
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