Como en el arte o en los negocios, cuando hay pocas unidades de un producto, éste adquiere un valor simbólico y especial como ninguno otro. Es el caso del 935 Strassenversion, del que existe una unidad. Es una joya sobre cuatro ruedas al alcance de un único afortunado.
Los precedentes del Porsche 935 Street
El 935 es uno de los Porsches más especiales de la historia. Un diseño único y agresivo que llegó a las carreras para arrasar. De la mano de Martini plantaron su hegemonía en los circuitos. Los Ford, Bmw, Ferrari… de la época no tenían nada que hacer contra este “devora carreteras”. ¿El más conocido? Moby Dick.
Dejando la competición a un lado, aunque forma parte de su origen, aparece la joya de la corona. Una pieza nunca antes vista que marcó un antes y un después de la marca alemana, el 935 Street o Strassenversion.
La idea de un Porsche 935 para la calle
Mansour Ojjeh, propietario de Techniques d’Avant Garde (TAG), totalmente fascinado por los 935 del Grupo 5 de carreras, decidió transmitirle su deseo a Porsche. Quería adaptar los componentes de un vehículo de carreras a un 911 de calle. “Un 935 para calle, pero con todos los lujos, por supuesto”, comentaba el magnate.
De origen franco-saudí, Ojjeh ya estaba ligado al motor, puesto que su empresa, que estaba hermanada con Porsche, contaba con el 21% de McLaren Group y les cedía motores para la F1. La petición, que se había hecho a la fábrica de Stuttgart, no era fácil. Había que homologar un coche de circuito para la calle. En ese momento nace la división de Porsche Exclusive, creada única y exclusivamente, nunca mejor dicho, para satisfacer los caprichos de aquellos afortunados que se lo podían permitir.
El nacimiento del 935 Street
El proyecto comenzó en 1983 y el donante con el que se empezó el proceso fue un 930 Turbo, aunque se utilizó también componentes del 934. Se montó un motor turbo alimentado de 3,3 litros y 6 cilindros que rendía 380 CV (45 más que el Turbo original). Conseguía hacer el 0-100 en 5 segundos y alcanzaba los 300 km/h de velocidad máxima.
En la factura, de 17 páginas, aparecían un total de 550 modificaciones.El frontal se cambió completamente por el del 935 original. En la parte de atrás no podría faltar el considerable ensanchamiento del eje trasero, el llamativo alerón y la agresiva defensa. A parte, se añadieron unas llantas BBS de aro partido que provenían del 935 de carreras y un equipo de sonido de la marca Clarion, no hay que olvidar que era para conducir por la calle y dichos detalles no podían faltar. El coste total del vehículo nunca se supo, pero hay tasadores que hablan de tres veces el precio de un 911 Turbo en aquella época.
El coche, único en su especie, no deja de ser una obra de arte para la carretera que intentaba imitar a sus “hermanos mayores” de circuito con las entrañas de un 911, que no era “tan llamativo”. La gente de Porsche decidió apostar por un color vino tinto en el exterior, en contraste con un interior de primera calidad en crema. La pintura distaba mucho de los los Grupo 5 de la época, que solían tener decoraciones más llamativas.
Tras su creación, el 935 Street fue trasladado a la Costa Azul. Allí Mansour y su hermano Abdulaziz lo utilizaron para hacer pequeños viajes por la Riviera Francesa. De hecho, el vehículo no tiene más de 20.000 kilómetros. Tras pasar por las manos de John Mecom, que mantuvo el Porsche gran parte de su vida en Texas, y de John Starkey, fue subastado en Bonhams por Ojjeh en 2014. Finalmente se vendió por cerca de 500.000 euros y hoy en día se desconoce la localización del vehículo.
Las consecuencias del Porsche 935 Street, el 930 Turbo Flatnose
Tal fue el impacto de dicha innovación que Porsche sacó una versión del 930 Turbo con el frontal conocido como “flatnose”. Se fabricaron 236 unidades con un 6 cilindros de 3,3 litros que sacaba 300 CV. Un solo árbol de levas por culata y un único turbo, todo ello refrigerado por aire. Montaba una caja manual de 4 velocidades, típica de Porsche en en esa época. También, como no, una de las cosas más características del coche, los faros escamoteables.
Una creación nunca antes vista que dejó huella en los 80 y que marcó un antes y un después en la historia de la marca alemana.
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