En ocasiones, dos opciones encontradas pueden dar como resultado, creaciones espectaculares. Así ocurrió con el Abarth 1000 SP, el cual, se puede considerar como uno de los coches más exitosos del mítico escorpión, nacido de dos formas de entender el automóvil deportivo. Dos formas, además, muy diferentes entre sí. Para conocer esta historia, tenemos que viajar, como siempre, hacia atrás en el tiempo, hasta 1958, cuando Abarth y Alfa Romeo firmaron un acuerdo de colaboración, con el que se tenía intención de encargar la fabricación de los Alfa Romeo más deportivos al ingenioso Carlo Abarth.
Aquel acuerdo trajo consigo la llegada del diseñador Mario Colucci a las filas de Abarth, procedente de Alfa. Colucci ideó un deportivo, el Alfa Romeo Abarth 1000, que por desgracia se quedó en un prototipo, pero que escondía soluciones innovadoras, como el chasis tubular “Trellis”, que despertaron el interés de Carlo. Pero no por el chasis en sí, en Abarth se apostaba por otro tipo de estructura, sino por las habilidades del señor Mario Colucci. De hecho, se puede decir que Carlo “robo” personal a Alfa Romeo, al convencer a Colucci de firmar un contrato con ellos como director técnico.
Tanto uno como otro, tenían ideas muy diferentes y en ocasiones, totalmente opuestas. Por ejemplo, Carlo Abarth creía que la mejor solución para sus coches, consistía en un chasis de chapa estampada con el motor en voladizo trasero, mientras que Mario Colucci estaba convencido de que lo mejor era un chasis tubular y el motor en posición central. Ambas soluciones se desarrollaron en paralelo durante muchos años, algo a que también contribuyeron los pilotos de pruebas, que según gustos, apostaban por una solución u otra. No es una mala situación para Abarth, pues sus coches seguían siendo rápidos sin importar cuál de las dos se empleara.
Ideas encontradas
Entre 1960 y 1966, Abarth pasó por toda clase de situaciones, pero tuvo un momento importante, pues Mario Colucci diseñó y desarrolló el primer chasis tubular de Abarth, que se usó como estructura para el Abarth Sport Spider, un automóvil de competición que montó diferentes motores, algunos de ellos fabricados por FIAT y otros, por Simca, con quien Abarth tenía muy buenas relaciones desde hacía bastante tiempo. Sin embargo, el verdadero éxito para Mario llegó en 1966, cuando apareció el SE04, más conocido como Abart 1000 SP (el número hace relación a su cilindrada y las siglas a Sport Prototype). Un coche que estaba pensado para subidas en cuesta y resistencia, dentro del Grupo 4, que obligaba a fabricar 50 unidades, una cifra que se rebajó a la mitad tiempo después.
La creación de este coche fue una fuente de grandes desavenencias entre ambos personajes. Colucci seguía apostando por el chasis tubular y el motor central, mientras que Abarth hacía lo propio por la chapa estampada y el motor en voladizo trasero. Unas preferencias que, en parte, estaban influenciadas por cuestiones económicas, ya que Carlo creía que era la solución más barata y, por tanto, la más rentable para la empresa. Pero por suerte, ambos eran dos caballeros y sentían un fuerte respeto mutuo, algo que sirvió para seguir adelante y sacar el proyecto adelante. Es más, una vez el coche estaba terminado, Carlo no pudo hacer otra cosa que reconocer la valentía y el buen trabajo que Carlo había realizado, empleando soluciones simples y económicas, al tiempo que desarrollaba su propia versión de un coche de competición. Ambos, por tanto, quedaban contentos.
Sobre ese chasis tubular, se montó una carrocería fabricada con poliuretano y fibra de vidrio, con formas simples y aerodinámicas, muy sesenteras, todo sea dicho. Dicha carrocería fue posible, precisamente, al haber optado por un chasis tubular con motor central, que dejaba toda la parte delantera vacía y permitía diseñar un frontal muy afilado. Mientras tanto, la posición del motor influía en las formas de la parte trasera, donde destacan sus curvas y las entradas de aire, necesarias para surtir de aire fresco a los radiadores colocados en los laterales. Por reglamento, el Grupo 4 exigía un enorme parabrisas panorámico.
Éxito inmediato
Bajo esa carrocería, montado detrás del puesto de conducción, un propulsor FIAT, la enésima evolución de Abarth, del motor twin-cam sobre la base del FIAT 600 (nuestro SEAT 600). Tenía 982 centímetros cúbicos y rendía 105 CV a 8.000 revoluciones. Es una potencia especialmente alta para la época, sobre todo teniendo en cuenta que no emplea ningún tipo de sobrealimentación y que, además, era un coche destinado a carreras de resistencia, donde la fiabilidad es clave y un motor tan “apretado”, podría dar problemas. Sirva de ejemplo, que por entonces pocas motos podían presumir cifras semejantes. En 1968, por ejemplo, se lanzó al Honda CB750, cuyo motor rendía 68 CV a 8.500 revoluciones, un año después llegó al MC Agusta 750S, una joya técnica que anunciaba 72 CV a 9.200 revoluciones y por nombrar un ejemplo más, poco después aparecería la Kawasaki Z1 900, con 82 CV a 8.500 revoluciones.
Lo mejor de todo es que el conjunto completo pesaba realmente poco: 480 kilos, logrando que pudiera alcanzar los 220 km/h. Era, a todas luces, un vehículo muy rápido para los estándares de aquellos años. No es de extrañar, que el Abarth 1000 SP ganara pruebas como los 500 kilómetros de Nürburgring, celebrada el 4 de septiembre de 1966, quedando tercero de la general (la carrera la ganó un Abarth OT 1300 pilotado por Ernst Furtmayr). El 1000 SP volvió a ganar, con el piloto italiano Leo Cella, la carrera en cuesta Aosta-Pila, puntuable para el campeonato italiano de montaña.
Abarth, después de estas victorias, comenzó a recibir pedidos de su genial 1000 SP (¿o era en realidad de Mario Colucci?), logrando completar los 50 ejemplares que exigía el Grupo 4. A partir de aquí, los éxitos comenzaron a llegar, destacando la victoria en su clase en los 1.000 kilómetros de Monza.
Se puede entender que, tras estas victorias, ambos caballeros, Carlo Abarth y Mario Colucci, estaban conformes. Carlo hacía de su empresa algo rentable y Mario daba rienda suelta a su imaginación. El caso es que la “pelea” por la mejor solución nunca terminó, ya que poco después se lanzó el Abarth 2000 Sport SE010, con un chasis tubular, pero con el motor en voladizo trasero…
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