AC Cars siempre será parte de la historia del automóvil y no precisamente por su gama de productos, sino más bien por haber sido una pieza clave en la historia de Carroll Shelby. El americano ya se había granjeado una reputación más que buena, pero no hasta que se asoció con los británicos de AC Cars, cuando su nombre se extendió por todos los rincones del mundo gracias a una sencilla operación: meter un V8 yankee en el vano motor de un ligero y eficaz roadster británico. Así nació el AC Cobra, que luego fue conocido como Shelby Cobra.
Los británicos estaban en una mala situación, aunque es justo reconocer que ya estaba en aprietos cuando Carroll comenzó con las negociaciones. Los éxitos de la compañía se habían reducido notablemente y necesitaban algo especial para disparar las ventas. Ese “algo” fue el Cobra, que sirvió para que la compañía británica viera la oportunidad de hacer algo más por su cueta y riesgo, para ampliar su exiguo catálogo. Con esa idea contactaron con Pietro Frua, a quien encargaron el diseño de una nueva carrocería de tipo GT que vestiría el chasis modificado del Cobra.
No fueron muchos cambios los que se realizaron al chasis, simplemente se alargó 15 centímetros con la idea de ampliar el espacio interior. Los motores se tomaron también del Cobra, incluido el V8 427 con 390 CV, la caja de cambios manual y los ejes. Se añadió una caja automática en opción para aquellos que buscaban el máximo lujo.
Frua, por su parte, desarrolló una carrocería de tipo “shooting brake”, aunque antes hubo un diseño interno, un descapotable llamado MA-200, que fue rechazado por los directivos de AC Cars. Hay que decir que antes de encargar el trabajo a Frua, contactaron con Bertone, aunque gustó más la propuesta del primero, que, además, permitió que se completara el primer prototipo tan solo seis meses después. Frua también mostró en primera instancia un descapotable, que fue presentado en el salón de Londres de 1966, para un año después, transformarse en coupé “fastback”, casi un “shooting brake”, que se dio a conocer en el salón de Ginebra de 1967. No faltó quien criticó ambos diseños, pues se parecían mucho a otros trabajos anteriores de Frua, como el Maserati Mistral o el Monteverdi 375 High Speed.
Las primeras unidades se comenzaron a entregar finales de 1966, los cuales, obviamente, era exclusivamente descapotables. El coupé se comenzó a fabricar, aproximadamente, un año y medio después, pues al parecer, la fabricación era bastante compleja, lo que también provocó que los precios de ventas fueran más altos de lo esperado. Los chasis salína de la planta de AC Cars en Thames Ditton vía ferrocarril hasta Italia, donde Frua les colocaba la carrocería y los enviaba de nuevo a Reino Unido para el ensamblaje final.
El AC 428 se fabricó hasta 1973, pues la crisis del petróleo acabó por reducir las ventas hasta cifras testimoniales. Hasta ese momento se habían fabricado entre 49 y 51 unidades del coupé y unos 30 descapotables. También hay registros sobre tres unidades con carrocería especial. De todos ellos, 61 coches fueron con volante fueron con volante a la derecha y, por lo tanto, son los más raros de encontrar en el mercado.
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