El Grupo B de Rallies está rodeado de misticismos, de actos heroicos, de pilotos que estaban más cerca de domadores de bestias, de coches que no eran coches, sino monstruos mecánicos y de peligro, mucho peligro. Una serie de cosas que, sumadas, hacía de la categoría algo fuera de lo común que todavía hoy, más de 30 años después, sigue levantando pasiones. No en balde, nunca ha habido nada similar en los tramos de rallies y por desgracia, nunca lo habrá. Menos todavía con la nueva generación de coches de carreras, todos apuntando hacia la electrificación. El día que todos los coches sean eléctricos, se hará muy extraño ver pasar esas máquinas por los tramos sin casi emitir ningún sonido…
Además, el Grupo B de Rallies no solo contó con máquinas bestiales, también está rodeado por proyectos que no llegaron a cuajar a tiempo y otros, que se perdieron por el camino. Ahí está el genial Ford RS200, que de haber llegado a tiempo podría haber sido el coche a batir, el Ferrari 288 GTO, que tampoco llegó a tiempo, pero habría sido uno de los participantes más exóticos y, ¿quién sabe? quizá uno de los más rápidos. Y no olvidarnos del Porsche 959, uno de los deportivos más sensacionales de los años 80. Creaciones pensadas para batirse el cobre en la categoría del Grupo B, que no llegaron a verse las caras. ¿Os imagináis cómo podría haber sido?
Entre los coches que se perdieron por el camino que llevaba a los locos tramos del Grupo B, hay otra marca que comenzó con un proyecto que no todo el mundo conoce, aunque se ha hablado bastante sobre el tema, sobre todo desde que Internet es algo tan normal en cualquier hogar, como salir a comprar el pan por la mañana. Nos referimos a Alfa Romeo, que inició un proyecto con el objetivo de desembarcar en el Grupo B, pero que nunca llegó a culminarse. De hecho, ni siquiera la propia marca habla demasiado sobre el tema y la única unidad del coche que se conserva, tampoco recibe muchas atenciones. Ni siquiera hay imágenes de la época de su desarrollo.
Motor V6 y propulsión
Fue allá por el año 1982, cuando el famoso Grupo B de Rallies comenzó su andadura, en sustitución del Grupo 4, una categoría cuya normativa era bastante permisiva, buscando llamar la atención de los fabricantes para que los rallies recuperaran parte de su esplendor. el caso es que nadie supo vaticinar lo que estaba por venir, ni tampoco las artimañas y las locas ideas que pondrían en práctica los fabricantes. Las carreras son como las guerras, todo vale e incluso se buscan pequeños resquicios en la normativa para ganar las décimas necesarias para llegar el primero. Algo que, por ejemplo, saben cómo explotar en la Fórmula 1.
El efecto llamada fue notable, porque muchas marcas se pusieron manos a la obra, con la intención de entrar en la categoría: Renault, Lancia, Toyota, Opel, Ford, Peugeot, Audi, Austin, Porsche, Ferrari y también, Alfa Romeo. Todos acabaron creando su particular máquina según la normativa del Grupo B, menos la última, la firma italiana nunca acabó por completar su proyecto y, al parecer, fue culpa del Audi Quattro.
Por entonces, el presidente de Alfa Romeo, Ettore Massacesi, quien llegó a decir en 1981 que la marca no tenía ningún futuro y que “viajaba con los faros apagados”, fue quien espoleó la creación de un coche para poder participar en el Grupo B. La marca venía de dos grandes decepciones en los tramos cronometrados, una especialidad donde la Anonima Lombarda no ha tenido nunca mucha presencia. La realización del proyecto se encargó a la división de competición, Autodelta, que estaba dirigida por Carlo Chiti, que por entonces también estaba involucrada en la Fórmula 1.
Los directivos, todavía no se sabe muy porqué, decidieron cancelar el proyecto, aunque se baraja que podría haber sido motivado por las prestaciones mostradas por el Audi Quattro y su tracción total y por el desarrollo del Peugeot 205 T16
Se estudiaron diferentes alternativas para que sirvieran de base a este nuevo proyecto y barajan tres coches. Por un lado, se probó en primera instancia un Alfa Romeo Alfasud con el motor colocado en posición trasera central, un V6 de 2.5 litros atmosférico, que pilotó Giorgio Francia en la pista de pruebas de Balocco a finales de 1981. No obstante, el Alfasud estaba al final de su vida comercial y el departamento de marketing decidió dirigir el proyecto hacia otro modelo. Así, se pensó en el Alfa Romeo Arna, que estaba a punto de lanzarse al mercado, pero no se tardó mucho en descartar la idea en favor del Alfa Romeo Sprint, pues sus características y su imagen, suponía un punto de partida muy favorable.
Con el coche escogido, había que decidir qué grupo motor-transmisión se emplearía en el proyecto. Se llegó a barajar dos opciones: el V6 con 160 CV y propulsión colocado en posición central trasera, o bien, una más compleja y costosa tracción total, con el V6 colocado igualmente en posición trasera central, pero con turboalimentado, como en el Peugeot 205 T16, cuyo desarrollo comenzó casi a la par que el de Alfa. Por aquellos años, Alfa Romeo no estaba en su mejor momento, siendo controlada por el estado y con una liquidez bastante limitada, así que se optó, lógicamente, por la opción más económica y sencilla: el motor V6 atmosférico colocado en posición trasera central y propulsión.
La tracción total llegó a los rallies para quedarse
No se tardó mucho en comprobar que, quizá, la elección de la propulsión contra la tracción total podría haber sido un error, pues el Audi Quattro tuvo su primera victoria en el Campeonato del Mundo de Rallies en 1982, demostrando que los teutones estaban menos locos de lo que parecía en un primer momento. Así, mientras comienzan las primeras pruebas del Sprint para el Grupo B, la carrocería se diseñó pensando en una posible evolución con tracción total, es decir, se tuvo en cuenta la presencia de un árbol de transmisión y la tracción al eje delantero.
Por entonces, también comienzan a aparecer rumores diversos sobre el coche. Cabe recordar que Internet no era más que un sueño y las revistas impresas dominaban la información mundial, llegando los rumores y las especulaciones con cierto retraso respecto a lo que realmente ocurría. Sin embargo, se habló sobre sobre la posibilidad de usar el coche resultado del proyecto en el Trofeo Sprint Europa, el campeonato de promoción de Alfa Romeo que se celebraba en diferentes pistas del Viejo Continente.
El coche, bajo la denominación de Alfa Romeo Alfasud Sprint 6C, se dio a conocer en el Salón del Automóvil de París de 1982, llamando bastante la atención por su imagen y por los objetivos del proyecto. Lucía una imagen “gorda”, con una carrocería ensanchada, un alerón “cola de pato” de gran tamaño y unas entradas de aire frontales que le otorgaban mucha agresividad. Además, la versión de producción, la que se vendería en los concesionarios hasta copar las 200 unidades mínimas por reglamento, no era un coche lento. En las pruebas llegó a los 215 km/h y la aceleración de 0 a 100 km/h se pudo completar en 7,3 segundos. También se logró un buen comportamiento gracias a una buena distribución de los pesos.
Colocado en posición trasera central, el bloque V6 de 2.492 centímetros cúbicos, rendía 160 CV y contaba con una caja de cambios con cinco relaciones. Las suspensiones eran de tipo McPherson delante y paralelogramo deformable detrás… se hicieron dos prototipos, que se pueden diferenciar, por ejemplo, por el diseño del paragolpes delantero, los retrovisores laterales o las llantas. Pero a partir de aquí todo son rumores y especulaciones. Se dice que la unidad que se mostró en París era, en realidad, una maqueta, es más, se dice que esa maqueta es la única que se llegó a fabricar y que nunca existieron más coches, que solo se cambiaron algunas piezas dando la impresión de haber dos ejemplares. Afirmaciones que se ven reforzadas con la ausencia de imágenes del coche en movimiento.
Los directivos, todavía no se sabe muy porqué, decidieron cancelar el proyecto en este punto. Se baraja que podría haber sido motivado por las prestaciones mostradas por el Audi Quattro y su tracción total y por el desarrollo del Peugeot 205 T16 y otros afirman que no había dinero para seguir evolucionando el coche, cosas, ambas, totalmente factibles incluso posibles. Y no una, sino las dos.
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