Mirar la gama de Aston Martin de las últimas décadas es encontrarse con una miríada de modelos denominados con dos letras: DB. Dos letras que llegaron a la compañía británica en 1947, de la mano de David Brown, uno de los personajes más importantes para Aston Martin de cuantos han pasado por su dilatada historia. Un fabricante de tractores, que se puso a los mandos de la mítica firma británica abriendo camino a una de sus mejores épocas.
David Brown logró hacer otorgar a Aston Martin la imagen que tiene actualmente, fue quien decidió comprar Lagonda y gracias a su empeño, Aston Martin comenzó a forjarse una leyenda en las 24 Horas de Le Mans. De hecho, el primer modelo bajo el control de David Brown se desarrolló en la mítica prueba francesa, empleando un chasis que logró hacerse con la victoria en las 24 Horas de Spa de 1948, el Aston Martin 2 Litros Sport, conocido posteriormente como Aston Martin DB1.
Al año siguiente, aprovechando toda la experiencia que se había obtenido con el 2 Litros, los ingenieros de Aston Martin desarrollaron un nuevo chasis que pusieron a prueba en las 24 Horas de Le Mans de ese mismo año, 1949. Para ello, pusieron dos unidades del mismo chasis con distintos motores (uno con motor de 2,6 litros y la segunda unidad equipada con el motor de 1.971 centímetros cúbicos del 2 Litros).
Fue una prueba con final catastrófico, pues una de las unidades que darían lugar al Aston Martin DB2, acabó estrellándose entre las curvas Arnage y Maison Blanche, falleciendo el piloto, Maréchal. La segunda unidad, equipada con el 2,6 litros, apenas pudo participar pues abandonó en la sexta vuelta por avería en la bomba de agua.
Walter Owen Bentley se encargó del motor
En ocasiones, la historia del motor junta diferentes personajes que, por sus ideas, invenciones y creaciones, marcaron un antes y un después en los libros de historia. Así pasó, por ejemplo, con Karl Benz y Gottlieb Daimler en los albores del automóvil, con el propio Daimler y Wilhelm Maybach o, como en esta ocasión que nos ocupa, el señor Walter Owen Bentley y David Brown.
Walter Owen Bentley, como bien deja claro su apellido, fue el fundador de Bentley Motors, la misma Bentley que estuvo desde 1931 bajo el control de Rolls-Royce y que ahora gestiona Volkswagen. Bentley dejó su compañía en 1935, cuando se tomó la decisión, desde Rolls-Royce, de cerrar la división de competición de Bentley Motors. Tras abandonar la empresa que llevaba su nombre, recaló en Lagonda ese mismo año, haciendo que la compañía ganara las 24 Horas de Le Mans con el Lagonda MG45 Rapide, equipado con un motor V12 de 4.480 centímetros cúbicos y 180 CV.
Cuando David Brown compró Lagonda, en realidad estaba comprando los servicios del señor W. O. Bentley, pues era uno de los mejores ingenieros de su época con mucha diferencia. Y fue Walter quien supervisó el diseño del motor que usaría el Aston Martin DB2 de producción, que sería obra de Williw Watson, un seis cilindros en línea con doble árbol de levas en cabeza, 2.580 centímetros cúbicos y 105 CV a 5.000 revoluciones.
Una de las características más clásicas de Aston Martin DB2 es su calandra, con una forma muy determinada
Nos encontramos hablando de un motor diseñado y desarrollado en la década de los 50 que incluso tuvo una versión “Vantage”, que llegaba a los 125 CV. Acoplado a un cambio manual de cuatro relaciones, el sprint desde parado se completaba en 11,2 segundos y la velocidad máxima se cifraba en 188 km/h.
Para controlar las elevadas prestaciones (para la época), contaba con un bastidor equipado con un eje delantero de ruedas tiradas con barra estabilizadora y un eje Panhard trasero, al tiempo que los frenos eran de tambor en las cuatro ruedas.
Carrocería de aluminio
Una de las características más clásicas de Aston Martin es su calandra, con una forma muy determinada que ha estado representando el frontal de los coches de la marca desde hace décadas. Tantas décadas como tiene el Aston Martin DB2, sin ir más lejos. La carrocería, fabricada completamente con aluminio, fue obra de Frank Feeley, que dibujó dos tipos: coupé y Drophead Coupé (descapotable).
Básicamente, el Aston Martin DB2 se caracterizaba por una carrocería de morro largo y cabina retrasada, de formas redondeadas y sencillas. Un coupé en su esencia más pura y auténtica, que sentó las bases de muchos coches que vendrían después. También contó con carrocerías de empresas externas, como la berlinetta de Gionanni Savonuzzi, el Supersonic de Ghia o, por poner otro ejemplo, el Head Coupe de Mulliner.
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