Aston Martin siempre ha sido reconocida por su clase, por el diseño de sus coches. Pocos fabricantes hay actualmente, que sean capaces de ofrecer una personalidad tan marcada en sus diseños durante años, conjugando como nadie el típico clasicismo británico con la agresividad que requiere un deportivo. Las prestaciones son otra de las características de Aston Martin, aunque siempre han sido prestaciones “elegantes”, la compañía británica no ha sido muy prolífica en deportivos radicales.
El catálogo de Aston Martin siempre ha estado compuesto, en su gran mayoría, por modelos Gran Turismo. Sí, vale, GT de altos vuelos y motores grandes y potentes, pero no eran deportivos, ni siquiera podemos considerar un deportivo al brutal Vantage Le Mans porque, a fin de cuentas, por muy potente que fuera seguía siendo un GT. Quizá el Aston Martin V12 Vantage, por poner un ejemplo, se pueda considerar un deportivo, sobre todo la versión con cambio manual.
Así, nos encontramos analizando la gama de modelos de Aston Martin, repleta de grandes GT, con mucho lujo y mucha potencia, destacando uno especialmente que, curiosamente, es uno de esos grandes olvidados: el Aston Martin One77. Este Gran Turismo fue una oda al exceso, en todos los sentidos, del que poca gente se acuerda. Hay quien lo cataloga como un “hiperdeportivo”, aunque más bien habría que definirlo como “hiperGT”.
El motor más grande de Aston Martin
Hasta la llegada del Valkyrie, Aston Martin siempre ha sido fiel al motor delantero, todos sus coches, sin importar la época, han tenido el motor colocado delante del habitáculo, pero por detrás del eje delantero para lograr un buen reparto de pesos. El Aston Martin Valkyrie será el primer en equipar un motor colocado en posición trasera central, seguido del Aston Martin Valhalla. Incluso cuando lanzó al mercado el coche con el motor más grande que hayan fabricado, seguía siendo un automóvil con configuración clásica.
Sin embargo, hasta la llegada de Ford, Aston Martin empleaba motores de seis y ocho cilindros, habiendo llegado a tener motores de cuatro cilindros en sus primeros años de vida. Fueron los americanos quienes introdujeron el primer motor V12 en la firma británica con el lanzamiento del Aston Martin DB7 V12 Vantage de 1999, seguido del Aston Martin Vanquish, ambos modelos fabricados por Cosworth. Tiempo después, Aston Martin construyó su propia fábrica en Gaydon para motores, tomando el relevo de Cosworth (que, por cierto, todavía se encarga de fundir los bloques de motor y las culatas).
El motor V12 se convirtió en una parte de Aston Martin en muy poco tiempo, que pasaría a dar vida a los Aston Martin DB9, Aston Martin DBS y Aston Martin V12 Vantage. El motor V8 se quedó como “acceso” a la gama de la marca británica con los Aston Martin V8 Vantage. Fue entonces cuando Ford se deshizo de la firma, que pasó a manos de Prodrive (comandado por David Richards), Adeem Investment e Investment Dar de Kuwait, junto al banquero estadounidense John Singers. El Dr. Ulrich Bez fue colocado como director ejecutivo.
Para celebrar el centenario de la marca
Los nuevos propietarios empezaron a trabajar sin perder mucho tiempo, sobre todo pensando en el centenario de la marca, el cual, habría que celebrar por todo lo alto. Lo primero que se propuso fue revivir la marca Lagonda, pero al mismo tiempo se quería crear la máxima expresión del Gran Turismo con motor V12 al estilo Aston Martin. Un vehículo altamente distinguido, muy potente y que representará todo el saber hacer de la marca.
El resultado fue el Aston Martin One77, el Gran Turismo más bestia, lujoso y exclusivo que ha salido de los talleres de Gaydon. Sin embargo, se comenzó con el proyecto en uno de los peores momentos de los últimos años, pues todo comenzó en 2008, en pleno inicio de la crisis económica que nos sacudió durante varios años. Una recesión que no detuvo a los dirigentes de la marca, que decidieron seguir adelante, aunque no era el mejor momento para un coche que costaría más de un millón de euros.
El Aston Martin One77 es el Gran Turismo más bestia, lujoso y exclusivo que ha salido de los talleres de Gaydon
Poco a poco fueron dando a conocer su obra maestra. Primero en el Salón de París de 2008, en donde se llevó una de las maquetas de desarrollo, la cual estaba cubierta por una lona y solo se mostró parte del frontal. Luego se acudió al Salón de Ginebra de 2009, donde se mostró un chasis rodante y una maqueta y poco tiempo después, en abril del mismo año, se presentó un prototipo funcional en Villa d’Este, donde se llevó el premio al mejor Concept Car de la cita. La celebración del centenario de la marca había comenzado y pronto dejaría a todos con la boca abierta, sobre todo cuando se descubrió el motor del Aston Martin One77.
Uno de los coches de Aston Martin más agresivos
El Aston Martin One77 no es un “simple” modelo para celebrar el aniversario de la marca, es todo un compendio de soluciones que convirtieron al gran GT, en uno de los Aston Martin más avanzados. Incluso todavía se puede considerar uno de los más avanzados, porque no se escatimo en nada y por eso repercutió en su precio que, por otro lado, no se tenía intención de contener. Los Aston siempre han sido coches de precio elevado y el modelo especial de aniversario era lo máximo en la marca, el precio estaba acorde: un millón de libras, es decir, más de un millón de euros.
Uno de los componentes fundamentales de cualquier coche, el chasis, fue un trabajo llevado a cabo con la empresa Multimatic, especialista en compuestos de carbono. Se diseñó un monocasco de panal de aluminio envuelto con fibra de carbono, que tenía en el vano motor unas vigas huecas fabricadas con aluminio que se emplearon también como conductos de aire, reduciendo la cantidad de piezas y reduciendo el peso. El propulsor se colocó delante del habitáculo, pero por detrás del eje delantero para equilibrar el reparto de pesos.
El diseño de su carrocería corrió a cargo de Marek Reichman, quien quiso reinterpretar los valores clave de la marca, pero dejando una nueva dimensión a todas sus características y ofrecer una imagen más potente y espectacular. El frontal es largo, muy largo, con la cabina muy retrasada. El capó, lejos de ser una simple plancha de metal, luce diferentes formas que le dan musculatura y se combina con una gran calandra flanqueada por dos entradas de aire y unos faros que siguen las formas curvas de sus guardabarros. No es tan sutil como el resto de coche de Aston Martin, es agresivo, incluso violento.
La salida de aire tras las ruedas delanteras, además de funcional, le daba mayor dramatismo al lateral, que termina en unas caderas muy anchas. Sin embargo, unas de las partes más representativas del Aston Martin One77 es su trasera, con los pilotos formando una única unidad mediante una delgada pieza de plástico, mientras que en su parte inferior hay un espectacular difusor.
Curiosamente, se buscó una aerodinámica neutral. Si se generaba mucha carga aerodinámica, obligaría a colocar unas suspensiones más firmes afectando negativamente al confort y la calidad de rodadura. No es un deportivo puro, es un Gran Turismo de muy altos vuelos, el coche de un “gentleman”.
Fabricación artesanal, motor inédito
El Aston Martin One77 era un coche sumamente especial, mucho más que cualquier Aston Martin. Los paneles de la carrocería, por ejemplo, se fabricaban a mano por artesanos expertos, usando herramientas tradicionales. La piel que recubría el interior se cortaba y se cosía a mano y los metales se pulían de forma artesanal. Era, casi, una obra de arte.
Pero la auténtica locura que escondía este coche estaba bajo el enorme capó. Ahí, habitaba un bloque V12 que se hizo en exclusiva para el One77. Aston Martin, como se ha comentado al inicio, empleó su primer V12 en su época bajo el control de Ford y gracias también a la colaboración de Cosworth, un propulsor de 5,9 litros basado en el V6 Duratec de Ford.
Ese mismo motor fue enviado nuevamente a Cosworth detallando las necesidades y objetivos. Cosworth rompió todos los moldes con este motor. Aumentó la cilindrada hasta los 7,3 litros, pero se eliminó todo exceso de peso por el camino, siendo un 15% más ligero que el motor de 5,9 litros. Las culatas, pistones, bielas, cigüeñal y árboles de levas eran específicos y fabricados con aluminio. Lo único que no pasó por algún tipo de reingeniería fue la cadena de distribución.
Se montó un cárter seco para poder colocar el motor más abajo, se subió la compresión a 10,9:1 y se mantuvo su condición de motor atmosférico. El resultado fueron 750 CV y 750 Nm de par, que llegaban a las ruedas traseras mediante una caja de cambios robotizada de seis relaciones que tenía un eje de transmisión de fibra de carbono que pasaba a través de un tubo de aleación de magnesio.
Finalmente, se fabricaron únicamente 77 unidades y su denominación, “one77”, hace referencia a que se tiene delante “uno de 77”. Se vendieron todas entre 2009 y 2012.
Recibe cada semana una selección de nuestros mejores artículos suscribiéndote a nuestra newsletter.