Hoy queremos recordar uno de los vehículos más influyentes en la historia deportiva de Audi y retroceder en el tiempo con él algo más de 30 años. La marca germana ha sido y será una de las firmas más influyentes del mundo del motorsport y ésta es sólo una de las muchas pruebas de ello.
En los años 80, la irrupción de la tracción ”quattro” en los mundiales de rally supuso todo una revolución, que en el caso de Audi vino acompañada de grandes éxitos. Los alemanes, deseosos de introducir esa nueva tecnología en otros campeonatos y ampliar así sus triunfos, se introdujeron en el continente americano participando en la espectacular subida a Pikes Peak, tratando también de recuperar sus números de ventas en el país. El Audi Quattro S1 dejó a todos boquiabiertos en la conocida como Carrera hacia las nubes y la leyenda continuaba forjándose cuando el Audi 200 Quattro conseguía llevarse a la primera los títulos de fabricantes y pilotos en la Trans-Am de 1988, con Hurley Haywood al volante.
Sin embargo, la marca de los cuatro aros fue vetada en este campeonato tras la temporada de 1988 al introducirse en el reglamento la prohibición de equipar motorizaciones no americanas como excusa para tratar de frenar su superioridad. Ante este varapalo y para no abandonar las competiciones americanas, Audi preparó la participación para el campeonato IMSA con el nuevo Audi 90 Quattro IMSA GTO.
Para ello, los ingenieros tomaron como base el Audi 90, del que únicamente conservó la distancia entre ejes y el techo de acero del vehículo de serie. Todo el chasis de origen se sustituyó por una estructura tubular, con una carrocería sin puertas de 2 metros de ancho y fabricado en Kevlar, dándole un aspecto musculoso y agresivo, para un conjunto de 1205 kg. El motor utilizado fue el del Audi Quattro E1 S2, que venía de cosechar grandes éxitos en el mundial de rallyes, con una cilindrada de 2.2 litros turbo, cinco cilindros y una potencia de 720 cv, pudiendo acelerar de 0-100 km/h en tan solo 3,1 seg., con una velocidad punta de 310 km/h.
Pese a los esfuerzos de la marca, el IMSA GTO no estuvo a punto para comenzar el campeonato y debutó en la tercera prueba, en el circuito de Miami. El primer éxito llegó en la siguiente etapa, con un doblete del piloto Hans-Joachim Stuck. Ese año Audi se hizo con siete de las trece pruebas disputadas, convirtiéndose en segundos en la clasificación de pilotos y constructores.
Gracias a aquel éxito y su afamada azaña, Audi consiguió consolidarse en el mercado de EEUU y regresar a Europa con el Campeonato Alemán de Turismos (DTM).