El Audi A8 6.0 W12 representaba el máximo exponente de la firma alemana a finales de los 90 y comienzos del Siglo XXI. Era la joya de la corona, un coche soberbio, con una calidad de fabricación sobresaliente y unas prestaciones de auténtico órdago. No había nada similar al A8 con motor W12, su puesta en escena fue un auténtico puñetazo sobre la mesa.
Allá por inicios del Siglo XXI, Audi se encontraba en una inmejorable posición. Había demostrado que podía ofrecer coches de una calidad que nada debían envidiar a Mercedes o BMW. De hecho, fue capaz de poner a sus principales rivales contra las cuerdas con algunos desarrollos que sorprendieron a todos, pero además, fueron capaces de aprovechar esa sorpresa e imponer mucho más su poderío.
Primero, adelantó a todos con la fabración con aluminio, el famoso Audi Spaceframe que estrenó el Audi A8 –el D2, la primera generación del modelo con esa denominación–, luego llegaron los motores turbodiésel y para rematar, desarrollaron uno de los motores más impresionantes de su tiempo: el W12, o dicho de otro modo, un doce cilindros colocados en W. ¿Cómo podía ser eso? Sencillo y al mismo tiempo muy complejo, tenía cuatro bancadas de tres cilindros muy juntas entre sí, lo que permitía que fuera un motor muy compacto. Sin embargo, las tres bancadas complicabas la distribución, la admisión y el escape… En realidad eran dos motores VR6 unidos, lo que a su vez, permitía usar solo dos culatas.
Sus 12 cilindros deplazaban 5.996 centímetros cúbicos –era un motor de carrera larga, 84 por 90,2 milímetros para diámetro y carrera–, tenía cuatro árboles de levas, cuatro válvulas por cilindro e inyección electrónica, para rendir 420 CV a 6.000 revoluciones y 56,1 mkg entre 3.500 revoluciones y 4.750 revoluciones. El poderío del motor era incuestionalbe, pues era capaz de mover los 1.960 kilos que pesaba el conjunto hasta los 100 kilómetros desde parado en 5,8 segundos.
Comparado con cualquier coche equivalente y lanzado 20 años después, el Audi A8 6.0 W12 es un coche llamativamente ligero, y eso que no es precisamente pequeño –medía 5,16 metros de largo, 1,88 metros de ancho y 1,44 metros de alto, mientras que la batalla era de tres metros–, pero su fabricación con aluminio y que, obviamente, su equipamiento tecnológico es mucho menor, permitían que fuera bastante más ligero que cualquier modelo similar comercializado en 2024. Sin embargo, aunque ligero para su categoría, los consumos se mantienen muy altos, con 14,6 litros de media cada 100 kilómetros o un disparate de 22,9 litros en circulación urbana…
De todas formas, quien se compraba un Audi A8 6.0 W12 no pensaba en esas nimiedades, se comparaba el coche porque era casi una limusina. Solo se vendía con la versión de batalla larga, lo que repercutía en unas plazas traseras enormes, que para colmo iban equipadas con todo tipo de comodidades. Era un coche pensado para su propietario viajara detrás, mientras que un afortunado chófer se encargaba de dirigir el buque; ¿quién querría ser llevado, en lugar de conducir semejante automóvil?
Obviamente, para gustos los colores, como se suele decir. Además, es evidente que no es un coche para circular a velocidades elevadas en carreteras con muchas curvas, es un vehículo para viajar por autopista a velocidades que serían espeluznantes para la Dirección General de Tráfico. No obstante, las pruebas de la época dejaban algunas cosas al descubierto. Por ejemplo, aunque era una auténtica maravilla automovilística, todavía no podía medirse con coches como el Mercedes Clase S en cuanto a refinamiento de suspensiones o finura de chasis. Audi había llegado al segmento premium, entonces denominado simplemente de alta gama o representación, hacía poco tiempo, su experiencia era limitada, aunque sus capacidades y su ambición podía mover montañas.
El Audi A8 6.0 W12 no tenía el caché de un Mercedes Clase S, incluso se quedaba un poco por debajo del BMW Serie 7 –en W220 y el e38, dos de las mejores generaciones de los respectivos modelos–, pero su presencia en el mercado era un claro aviso a sus rivales: si os dormís en los laureles o pasamos por encima sin miramientos. Hoy día, el A8 6.0 W12 es una buena opción como coche de lujo y, por supuesto, como futuro clásico. Y es ahora cuando hay que comprar una unidad, antes de que suban los precios…