Cuando el Audi A3 apareció allá por 1996, no había nada similar en el mercado. BMW vendía el Serie 3 Compact, pero no era un compacto al uso y tanto por confirguración como por talante, poco o nada se parecía a lo que, en aquel momento, se ofrecía en el segmento de los coches compactos. El A3 fue, realmente, el primer modelo premium del segmento C, que además, en aquel momento era la parcela de mercado que más ventas acaparaba de toda Europa y con diferencia. De hecho, el segmento de los compactos siempre ha sido el más popular de Europa y el que más ventas ha tenido siempre, hasta que los usuarios se volvieron unos obsesos de los SUV.
Era lógico que, dado el enorme auge que tenía este mercado, Audi viera con buenos ojos ofrecer su particular visión de las cosas. También es cierto que por aquellos años, la firma alemana no era tan elitista ni tan digital, todo era más accesible y también más lógico y coherente. Tan coherente que, aunque era un coche con claras aspiraciones de ser más que un “simple” compacto generalista, tomaba como base la misma plataforma del Volkswagen Golf, la misma que luego llevaría el SEAT León, un coche que, además, también tomaba prestado el salpicadero de la primera generación del Audi A3, aunque es evidente que la calidad no era la misma.
La aparición del Audi A3 también trajo consigo otra serie de cosas más que interesantes. Por ejemplo, y quizá una de las más apetecibles, fueron las versiones deportivas. El segmento de los compactos era uno de los más prolíficos de todos en cuanto a versiones deportivas: Opel Astra GSi, Volkswagen Golf GTi, Peugeot 306 GTi, Citroën ZX 16 válvulas… no eran poco y no eran lentos, pero la llegada del A3 lo cambió todo, porque su versión más deportiva, el Audi S3, rendía en su primera iteración 210 CV. Era el compacto más potente que se ponía en circulación, con un Golf GTi que se conformaba primero con 150 y luego con 180 CV o un 306 GTi con 160 CV.
El Audi S3 tardó en aparecer tres años desde que se presentara el modelo, así que hubo que esperar hasta 1999 para conocer esta iteración del compacto alemán. Cuando se puso en circulación, ciertamente, se colocó entre los mejores de su clase, pero no fue solo por su motor, que también, sino porque era uno de los primeros compactos con tracción total. Además, solo estaba disponible con carrocería de tres puertas, algo impensable hoy día, pues las carrocerías de tres puertas hace tiempo que no se ofrecen por ningún fabricante –casi ninguno, el MINI sigue con su carrocería de tres puertas y el Toyota GR Yaris solo se puede solicitar con tres puertas, por ejemplo–.
Aquel Audi S3, al contrario del actual, estaba animado por un propulsor relativamente sencillo, aunque fue realmente versátil: el inmortal 1.8 20 válvulas turbo, que tenía versiones desde 150 hasta los 240 CV. En el caso del S3 se ofreció, en primera instancia, con 210 CV y posteriormente, con 225 CV. Además, por si fuera poco, tenía un cambio manual de seis relaciones y nunca se ofreció con cambio automático. Se anunciaba un 0 a 100 km/h en 6,6 segundos y una velocidad máxima de 243 km/h en su última variante, cifras que, todavía hoy, se pueden considerar muy interesantes.
También destacaba por otro detalle: era estéticamente muy comedido. Sí, tenía un mayor ancho de vías, así como paragolpes más envolventes y llantas grandes, aunque “solo” con 17 pulgadas de diámetro. Seguro que aquellos que ronden los 40 años recordarán que, a finales de los años 90, unas llantas de 17 pulgadas eran enormes.
Aquella primera generación del Audi A3 nunca contó con versión RS3, el Audi S3 era el más potente de la gama y era, además, uno de los compactos más deseados del momento. Incluso hoy, cuando ha sido superado incluso por coches más pequeños, mantiene ese aura de coche especial, de coche rápido y bien hecho. En aquellos, Audi sí hacía buenos coches…
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