BMW es, actualmente, una de las compañías más importantes en la industria del automóvil. Un fabricante conocido por la calidad de sus coches y por el talante deportivo de los mismos, así como por sus victorias en competición e incluso por sus motos, siempre con una personalidad muy marcada y particular. Pero no siempre ha sido así, la “Bayerische Motorenwerke” sufrió mucho tras la guerra, como muchas otras empresas alemanas e incluso estuvo a punto de ser adquirida por su máximo rival de aquel momento, Mercedes.
En aquellos años, la falta de liquidez había puesto a BMW contra las cuerdas, sobreviviendo malamente gracias a los BMW 501, BMW 502 y BMW 700. El Isetta era un coche que sirvió para mantener la firma durante algunos años, durante los cuales, la fabricación de motos había bajado notablemente. El “motocoupé”, como lo denominó la propia marca, vendió nada menos que 10.000 unidades en su primer año resultando un éxito comercial, llegando a vender 161.728 unidades del pequeño coche burbuja en ocho años.
El BMW 1500 fue el primer vehículo de la denominada “Neue Klasse”
No obstante, no era suficiente, había que seguir creciendo y Mercedes estaba a las puertas de la compañía esperando la bancarrota, con la intención de quedarse con todo para la fabricación de sus camiones, que tan buen resultado estaban dando. Además, el BMW 507 y su fracaso en ventas, había dejado a la marca en un estado muy delicado. Necesitaban liquidez urgentemente y no llegaba de ningún sitio.
Hasta que apareció uno de los mayores accionistas de la compañía, Herbet Quandt, quien realizó una inversión casi a la desesperada, que sirvió para la creación de un nuevo modelo que salvó a BMW y sentó las bases de lo que actualmente entendemos como un BMW. Aquella generación de coches se llamó la “Neue Klasse”, la “nueva clase” y catapultó a la marca hasta ponerla frente a frente con Mercedes.
Seguramente ya sabéis de qué coche estamos hablando, del BMW 1500. Un sedán diseñado por Giovanni Michelotti y Wilhelm Hofmeister (sí, el creador de la curva Hofmeister, estrenada precisamente con este coche). Era un modelo de líneas simples, con amplios paneles de chapa de formas lisas y elegantes, acompañado de grandes superficies acristaladas. Un conjunto muy equilibrado y reconocible, el cual se considera el primer BMW tal y como lo entendemos actualmente.
Era 1961 y se celebraba el Salón del Automóvil de Frankfurt. BMW se presentó con su “Neue Klasse” arrasando entre la opinión pública. El éxito fue inmediato, logrando en el primer año nada menos que 25.000 pedidos. Las primeras unidades del BMW 1500 salieron hacia sus destinos en septiembre de 1962.
Comparado con cualquier BMW actual, el 1500 se puede tildar de básico y lento, aunque algunas cosas pueden llegar a sorprender. Medía 4,5 metros de longitud, tenía un habitáculo relativamente amplio capaz de acoger a cuatro personas sin apreturas, o a cinco ocupantes algo más justo de espacio. El maletero llegaba a unos más que respetables 600 litros y el depósito de combustible, con 53 litros, permitía autonomías de 500 kilómetros. Bajo el capó, un cuatro cilindros de 1,5 litros con 75 CV, suficientes para alcanzar los 150 km/h.
Otra cosa importante referente al BMW 1500, es el control de calidad. La compañía, viendo el enorme éxito del BMW 1500, tuvo que contratar a más personal rápidamente. Lo más curioso de todo es que aquellos que no tenían formación, tuvieron que aprender directamente en la línea de montaje. Como cabe esperar, muchas unidades salieron con bastantes fallos y a punto estuvo de ser una herida mortal. Para evitar semejante suceso, BMW impuso unos estrictos controles de calidad para la fabricación del BMW 1500.