Por lo general, se suele decir que el Audi A3 de primera generación, aquel que se lanzó en el ya lejano 1996, fue el primer compacto que un fabricante premium ponía en circulación. Y técnicamente así es, el Audi A3 fue el primer compacto firmado por una marca premium, pero si abrimos un poco el espectro y no somos tan técnicos, en realidad, ya había un compacto premium con anterioridad: el BMW Serie 3 Compact.
Normalmente, no se suele considerar un compacto como tal, pues se trata, básicamente, de una versión recortada y con solo tres puertas del BMW Serie 3, algo que parece fuera de toda lógica cuando, en el fondo, un compacto es justamente eso. Además, el Serie 3 Compact, en su primera generación –el e36–, tenía medidas de compacto: 4.310 milímetros de largo, 1.698 milímetros de ancho y 1.378 milímetros de alto, mientras que la batalla era de 2.700 milímetros. El A3 era incluso más corto, con 4.152 milímetros de largo, al tiempo que la batalla también era más corta, con 2.513 milímetros.
El caso es, claramente, que ya había un compacto premium cuando se lanzó al mercado el A3, y para rematar, era un compacto mucho más deportivo, con un motor delantero muy retrasado con respecto al eje y propulsión, no en balde, en realidad, el Compact era un Serie 3 Coupé recortado. Incluso contaba con una versión que hoy día es todo un caramelo: el BMW 323 ti, que apareció por primera vez en 1997, tres años después del lanzamiento del Serie 3 Compact e36.
Cabe decir que, para muchos, el Serie 3 Compact es un coche poco agraciado, pues al perder el tercer volumen del coupé, pierde a su vez equilibro en sus proporciones. Sin embargo, hay otros que piensan justo lo contrario y destacan su fuerte personalidad y su imagen deportiva. Básicamente, podemos decir que se trata de un coche que nunca dejó indiferente a nadie, pero que ofrecía lo mejor de un BMW, por el menor precio en aquel momento. Eso es, el Compact era el BMW más “barato” de su momento, cuyo hueco en el mercado lo ocupó el Serie 1 años después.
El 323 ti era la versión más prestacional del Compact e36 y, por tanto, también era la más cara. Se criticó en su momento que no había casi distinción con el resto de versiones más modestas, incluso con el paquete ///M. Solo resaltaban las llantas, que con 16 pulgadas, eran enormes para finales de los 90. Y lo mismo ocurría con el interior, apenas había distinción, aunque como siempre, la calidad de realización y la calidad de los materiales estaban muy por encima de la media, al igual que la postura de conducción o el tacto general. No ocurría lo mismo con el equipamiento. En aquellos años, los premium siempre salían de fábrica con un equipamiento bastante escueto, que, por lo general, siempre era superado por los generalistas. Una situación que era motivada, básicamente, por evitar lanzar los modelos a precios demasiado altos. El mercado era muy diferente, los fabricantes premium podían gastar mucho dinero en desarrollo y en emplear los mejores materiales, para luego comercializar sus coches con menos equipamiento y así, contener el precio, sin que eso supusiera un problema. Actualmente, no se pueden permitir el lujo de no equipar sus coches al máximo y eso, como cabría esperar, se nota en otros apartados…
Volviendo al BMW 323 ti Compact, hay que destacar algunas cosas. En su momento se decía que era una respuesta de BMW al lanzamiento del Volkswagen Golf VR6, que había subido el listón hasta cotas nunca vistas entre los compactos con su motor V6 de 175 CV. De hecho, se había metido en terreno, precisamente, de BMW, quien lanzó el 323 ti para “controlar” al impertinente generalista. Y para ello, nada mejor que hacer lo que mejor se les da: equipar al modelo con un seis cilindros en línea.
Si hay una marca con especial habilidad para los motores de seis cilindros en línea, esa, sin duda, es BMW. Los alemanes ya tenían un motor perfecto para la ocasión, aunque su empleo haría que el Serie 3 Compact entrara en terreno del Coupé, así que optaron por una versión de dicho motor con menos cubicaje. Se tomó el seis cilindros del 328 –rendía 192 CV– y se creó una versión de 2,5 litros que erogaba 170 CV y 245 Nm de par, gracias, entre otras cosas, al sistema VANOS y su culata multiválvulas –cuatro por cilindro, 24 válvulas en total–.
Con 1.255 kilos y una relación peso-potencia de 7,4 kilos por caballo, las prestaciones eran buenas, pero no brillantes. Completaba el 0 a 100 km/h en 7,8 segundos, los 400 metros con salida para en 15,9 segundos y los 1.000 metros también con salida parada en 28,5 segundos, mientras que la velocidad máxima se cifraba en 230 km/h. Obviamente, todo ello suponía que el chasis, en general, era más firme que en cualquier otra versión.
Para cualquier aficionado y amante de los coches, el BMW 323 ti Compact es una versión especialmente interesante, pero como ha ocurrido en otras ocasiones, los compradores reales no buscaban nada más que conducir un BMW sin que importara en exceso que motor tuviera –esto llevó a BMW a convertir el Serie 1 a tracción delantera… – y las versiones más vendidas del Serie 3 Compact fueron los 316i y 318i, las más baratas de la gama, mientras que del 323 ti se vendieron muy pocas unidades, menos de las esperadas.